sábado, 16 de febrero de 2019

Pedro Sánchez o el antihéroe sofista


Más de 300 iniciativas caducarán con las elecciones anticipadas

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¿Qué era un sofista en la antigua Grecia, que es de donde hemos heredado ese concepto? Ahora lo llamaríamos charlatanería con ínfulas que  mezclado con la demagogia y aplicado en la praxis a la gestión política provoca efectos secundarios degradantes muy graves, demoledores, para la política misma y para el mismo pueblo que es su esencia, si se deja embaucar por el susodicho sofismo.
El término "sofística" indica que es un derivado negativo de la "sofía", sabiduría. El filos-sofos, es el amigo, el alumno eterno de la sabiduría, que jamás irá de sobrao, porque suele, al menos, intentar conocerse así mismo y ver sus propias goteras antes que las de los demás para tratar de arreglarlas honestamente,  y que sobre todo tiene la disposición  moral e intelectual de preguntarse todo, de no aceptar pre-juicios ni soluciones amañadas en conserva que su conciencia y su imperativo categórico no puedan aceptar como un bien común además de su bien particular, pero el sofista es el que usa los términos lingüísticos, los conceptos y los razonamientos, exclusivamente para servir y promover intereses que sobre todo le benefician a él y a su entorno, ya sea, económico, político, ideológico para inocularle con la verborrea y las falsas promesas, contenidos que nada tienen que ver con la esencia de los significados reales y que incluso a veces son antitéticos respecto a la saludable gestión de los asuntos colectivos. 

Particularmente en España la política institucional de partidos y la sofística son hermanas siamesas. La 'sofía', que en su origen quiere decir más o menos, 'talento para vivir con inteligencia' prácticamente se ha reducido a nombre de  reina emérita y los filósofos se han quedado abandonados en las estanterías de lo cotidiano como esos libros antiguos cuyo lenguaje no se entiende ni falta que hace en un tiempo donde los únicos que "piensan" son los móviles, las tablets y los especuladores de Silicon Valley que se forran cuanto más bajo apunte  el coeficiente intelectual de los consumidores de sus productos, por eso ahí están los que piensan y lo dicen, llenos de polvo y muchas veces invadidos por insectos xilófagos, que se comen el papel como las polillas la ropa. En ese panorama es superlógico que la sofística y los sofistas hagan el agosto y los otros once meses restantes. 

El sofista es el especulador político, diseñado por el sistema reptiliano-rupestre para cargarse la política desde dentro de su propio ambiente, el creador de burbujas conceptuales y especulativas, pero no solo con las palabras, que solo son instrumentos, sino especialmente con el motor de arranque de cualquier iniciativa que dé glamour y éxitos varios, que es el poder con que se mueven, y necesitan para actuar y manipular, forrarse y trepar. Para actuar de ese modo, que se convierte en su supervivencia, incluso como castas, necesitan carecer de valores y principios, tanto sobre su propio ser como sobre el SER en general. Y por supuesto no tener la menor  experiencia personal en el terreno de la ética privada ni en el de la moral política, jurídica, social y económica. Al contrario, ellos solo se interesan por el estar, porque se les vea, por aparentar lo que sea necesario con tal de sacar la tajada deseable, el tener, el fardar como los putos amos, el ganar, el sobresalir y destacar, el famoseo, la banalidad exultante del vacío con pretensiones de ser algo más que la nada real en que flotan sin más raíz que una ambición insaciable, sin límites. Patológica como una adicción. Porque es una adicción que crea dependencia, está demostrado. Sólo eso puede explicar que no sean capaces de volver a sus vidas normales cuando dejan de mandar y figurar. No salen del bucle nunca más. Quedan atrapados como moscas de lujo en el tarro giratorio de la miel política e institucional. Esa es la profesión de sofista. La que se apoya en cualquier argumento sin reparar en la índole moral, para establecer lo que le interesa a él y a sus negocios, que son también su empresa, su partido, su cátedra, su ministerio, su presidencia de lo que sea o su arzobispado...y sobre todo su ego brutal y salvaje, a cuyo honor y gloria sacrifican cualquier cosa, hasta ellos mismos. Casos como el de Rita Barberá, Blesa, Cifuentes o la presidenta de la Diputación de León, son verdaderas muestras de las aberraciones del sofismo como sistema. Está claro que no todos llegan hasta ahí, pero también queda claro la barbaridad en la que llega a finiquitar el sofismo como modus operandi. 

 En el caso de Pedro Sánchez, da la impresión de que el sofismo desbaratador que ha ejercido estos meses no solo sea cosa suya sino más bien de que tanto palo de ciego le haya sobrevenido a partir de una asesoría de sofistas en su entorno en la que ha delegado su propio discernimiento, del que como buen Piscis, no se fía a la hora de las decisiones más cañeras. Y hace muy bien en consultar. Lo que ha hecho fatal es no saber de qué va la conciencia o la no conciencia de los consejeros y ni seguramente de qué va su propia conciencia personal, en el caso de que esté disponible y no sea otra modalidad de máster "espiritual" en  la URJC nutrido y vitaminado con su propia ceguera. Personajes que no ven diferencias entre conseguir un buen fin con medios a la altura moral de los fines y/o  convertir en finalidad los medios más torpes y deplorables para conseguir unos fines que al realizarse se habrán degrado absolutamente por la toxicidad  de los medios, que es la dinámica seguida durante el breve reinado del avatar ya de ideología e inclinaciones políticas impredecibles como cada vez menos solventes y fidedignas. 

La 'virtud' mejor vendida por Sánchez y su camarilla asesora de sofistas ad hoc, ha sido la obstinación y la fijación por salirse con la suya, la exaltación de ego más que el análisis y razones de la finalidad más alta: la regeneración política; un sobeteo que ha culminado en un libro de autobombo en el que el protagonista relata, al parecer, su odisea de morder el polvo para llegar la cumbre del poderío...
Pero el sofismo, que es tan aprovechado y miserable como poco lúcido, precisamente por las eternas prisas del oportunismo, es como las malas modistas: deja los más vistosos y molones trajes de gala hilvanados, sin coser de verdad y sin, mucho menos, sobrehilar los bordes, y claro, cuando la alcayata saliente de la realidad se ha enganchado con un hilillo colgante del traje presidencial, nuestro avatar psoecialista se nos ha quedado en purititos cueros...como el emperador en el cuento de los hermanos Grimm. Y todo ello tras el descalabro muy parecido con el sofismo de Podemos. 

Sería imposible una exhibición tan impúdica y repulsiva de la derechona más salvaje, hortera cognitiva y trifachita sin un previo hostión de la izquierda parlamentaria cargada hasta las trancas de sofismo insustancial y más perdido y torpe que un camello del Sahara en una tienda de Swarovsky o viceversa. Podemos y Psoe, la han pifiado en Andalucía y están que se salen para pifiarla en el nivel del estado central.

No vale emprenderla con Catalalunya para echar balones fuera. Lo de Catalunya nunca habría sucedido sin   el bombazo desastroso a cargo del gobierno españolón presidido por Rajoy y apoyado por la estrafalaria  e inexplicable "lealtad" del Psoe en sus cada vez más torpes y políticamente letales decisiones. Pero se hubieran arreglado muchas cosas tras la oportunidad de oro de la moción de censura si en vez de unos sofistas, el gobierno lo hubiesen gestionado personas maduras, éticas, prudentes y por ello,  sabias. Tenemos un Julio Anguita, un Alberto Garzón y un Carlos Sánchez Mato, un Maíllo, una Teresa Rodríquez, un Xavi Doménech, un Miquel Iceta, un Joan Ribó, una Mónica Oltra, un Baldoví, un Pérez Tapias, un Patxi López, un Odón Elorza, una Rosa Pérez Garijo, un Roberto Jaramillo...que no nos los merecemos, para qué nos vamos a engañar, sin embargo algo sucede en la política roja y gualda con el pollo con ínfulas en medio, para que personas tan válidas y con recursos cognitivos y valores éticos como conducta previa, se queden en la cuneta, tengan que marcharse a casa y que las marionetas del tinglado, los fantoches del guiñol cuyo titiritero es el Ibex35, sean las que deban tomar decisiones graves y definitivas, si no saben qué hacer y en los momentos más cruciales solo cuentan con más sofistas alrededor como consejeros que les bendicen, animan e "iluminan" decretos y decisiones, de las que depende la supervivencia de la democracia, la vida de los refugiados, junto a los DDHH fundamentales y la dignidad de las nacionalidades ibéricas en este caso que nos afecta directamente y hasta con la comicidad de un ridículo colosal:pasar de ser la estrella de la civilización valorada por la UE, Merkel y Macron, como lo más humano, moral y esperanzador del momento a estrellarse contra sus propias decisiones ponerse a la altura cortoplacista y sucia de sus propios rivales, que al parecer ya son más coleguitas que otra cosa... a los que les ha cedido la responsabilidad y el poder de salirse con la suya, una vez más, sin que la mayoría de españoles lo quiera, una mayoría que seguramente y si no sucede un milagro, acabará por ser mayoría en abstención y en asco, lo que equivale a  dejar a sabiendas, que los bárbaros obtengan sin esfuerzo alguno, la mayoría absoluta, aunque no lo sea, gracias al insuperable pucherazo estatal del sistema d'Hontd y de las leyes sin promulgar que el Psoe se ha dejado en el tintero con las prisas para que no puedan votar los españoles que han tenido que emigrar para sobrevivir al caos de su querida y abominable "patria".
Tenemos que volver a la calle YA. Antes de que las campañas electorales comiencen a rebuznar sus mentiras mediáticas e invasivas como las plantas tóxicas, a dúo, en el eterno ping-pong de sus indecencias. Y que espabilen los decentes que quedan en IU, Compromís, Equo, En Común, Mareas, Bildu, andaluces hasta la peineta, castellanos hasta el molino de viento, gallegos hasta el Obradoiro, valencianos hasta el Micalet, extremeños hasta el Teatro de Mérida, aragoneses hasta el Ebro, de catalanes y vascos ya está todo dicho...poco hay que añadir, salvo más cariño y hermandad solidaria, cooperativa y federal. En el apoyo mutuo del amor y desde la conciencia colectiva que no falla ni manipula.
Un abrazo y nada de cabreo paralizante, ni venganzas idiotas ni miedo enfermizo. A estas alturas de la historia ya no es posible estar peor, solo nos queda mejorar saliendo del engaño y paralizando la caída a los abismos de un neonazismo social camuflado, eso, sí, de democracia amordazada, mucha legalidad ilegítima y orden a palos, mientras nos esquilman con todo su estado de desecho por delante.


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