Esta canción es magistral. Su autor se inspiró en las barbaridades de la mafia, y el remedio que aplica es pensar en lo que hacemos o no. El estribillo lo repite: "piensa, simplemente, piensa, antes de hablar y de juzgar, piensa, que tú puedes decidir, párate un momento, un momento más, con la cabeza entre las manos, y piensa" .
La vida nos va mostrando una realidad brutal: las mafias no son solo cosa de Sicilia, lo estamos comprobando cada día, por ejemplo, las guerras -como lasdeUcrania, Siria, o Palestina, siempre nacen de un contingente mafioso "cultural", que se opone a todo lo que no se puede controlar ni dirigir como dictadores y mangoneantes del mundo mundial; cada grupo enemigo está dispuesto a matar en nombre de sus propios intereses, ya sean nacionalistas, económicos, políticos, raciales, comerciales, territoriales, imperialistas o revolucionarios en pro de sus "derechos" para matar y con la liquidación de sus deberes humanos, como lo es el respeto a la vida y a los derechos del prójimo, que siendo diferente, valen tanto y son tan necesarios como los propios. ¿Es un derecho humano que para salvar nuestras formas de entender la política y la sociedad, haya que matar a nuestro hermanos de especie?
¿Qué hemos hecho con nuestra inteligencia y nuestras mejores cualidades humanas, intelectivas y psicoemocionales para terminar a bombazos genocidas y verlo como lo más "normal"? ¿Vale la pena la vida humana que odia y destroza, tanto como para matar a sus semejantes si no comparten los mismos criterios culturales, políticos, religiosos o territoriales? ¿Alguien se ha molestado en preguntar a los ucranianos y a los rusos si están de acuerdo con matarse mutuamente solo por la posesión de un territorio que cuando se mueran va a seguir ahí igualmente, en las desconocidas manos e intereses de quién sabe quién? La geografía no se cambia como una tienda de campaña o una base militar, sigue ahí por los siglos de los siglos, independientemente de quienes sean sus amos pasajeros que la conviertan en envases múltiples del mismo contenido y le pongan pegatinas variadas con la ilusión de poseerlas for ever and ever.
El patriotismo capaz de matar, arrasar, destruir e intoxicar la historia para reafirmarse en lo suyo, es, además de un disparate, una enorme estupidez de milenio en milenio. Porque la verdadera patria es la humanidad y su verdadero impulso vital, una vez superados los instintos meramente animales y básicos, es la conciencia y su plenitud creciente. Y esa conciencia es el resultado de una evolución profunda y al mismo tiempo, pedagógica. Tan necesaria como respirar.
Sentir es una cualidad humana, tan necesaria como pensar. Si pensamos y no sentimos somos robots y si sentimos y no pensamos, somos solo animales sin alma incapaces de desarrollar la conciencia, que de lo individual pasa a intregrarse e integrarnos colectivamente, no tanto por lo teórico de los contenidos heredados en lo conceptual y rutinario, privado y colectivo, como por las conductas y tendencias materializadas en el convivir que nos ayudan a crecer y a despertar o nos impiden evolucionar si solo responden a mecanismos externos, egoístas e irreflexivos que nos convierten en rebaño de intereses manipuladores mientras nos deshacen como familia humana que lleva milenios sin descubrir quienes somos y por qué estamos aquí, más allá de lo que nos han contado necesitamos la experiencia personal de cada un@ de nosotr@s. Unas realidades que nadie nos va a poder demostrar si individualmente no despertamos y salimos de la caverna para no volver a entrar en ella. O sea, pensa, pensate, pensiemo. Como nos invita Frabrizio Moro en esta preciosa e imprescindible canción, que debería ser el himno de Rusia y el de Ucrania, como el de la UE y el de los USA, obviamente...Ains!!!!!
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