No estaría nada mal que las cadenas de información radiotelevisivas estatales invitasen a la ciudadanía a escribirles propuestas para solucionar los problemas y conflictos que vamos conociendo mediante las noticias diarias.Y una vez leídas y meditadas esas propuestas, cada tarde, tras los debates informativos basados en la actualidad, como se está haciendo actualmente, se abriese paso a la parte más sana y constructiva de la información pública compartida: mediante la aplicación sanadora y mejoradora para ayudar al Estado y al mundo entero también, a mejorar el panorama social y político, consiguiendo que sea más justo, creativo, equilibrado, inteligente, integrativo, sano y feliz. Eso sería y es la verdadera POLÍTICA. La politeia -como decían en la antigua Grecia y la ciudadanía ejercida como tal y no torpemente conducida como un rebaño de borregos, de cabras o de vacas en el corral más inmundo-, y ejerciendo material y energéticamente su responsabilidad civil y sobre todo, HUMANA mucho más que animal.
Hemos llegado a un punto evolutivo en el que ya es imposible hacer sostenible la vida sin frenar la inercia del desguace resultante. El propio Planeta Tierra se ha convertido en el profético Laberinto de Creta. Con el agravante de que el monstruo devorador es la misma especie humana que lo lleva creando, sosteniendo y agrandando miles de años. Es imposible deshacerse del monstruo si ese esperpento es la propia deshumanidad que lo crea y lo mantiene pseudovivito y coleando ,y en paralelo, tantas veces hasta "superorgullosa" de su disparatada y alucinógena "creatividad"(¿?).
Para empezar, sería fundamental aprender a distinguir entre todo lo que escuchamos, vemos y leemos, qué ayuda a estar mejor, anima y alimenta lo mejor de nosotr@ mism@s y, por el contrario, qué desmoraliza, irrita, enfada, agota, deprime y tantas veces, hasta enferma y mata.
Todo ser humano guarda en el fondo de sí un tesoro energético, que una vez descubierto y puesto en marcha no tiene vuelta atrás, siempre, siempre, para bien, pues esa energía es luz inagotable hasta en la noche más oscura, es conocimiento intuitivo natural, siempre siempre siempre para bien comunitario y no sólo para un@ mism@, pues sólo lo que ayuda a la familia humana sin fronteras y al entorno que se nos ha dado para nacer, crecer y vivir, puede ayudar de verdad a cada celulita individual. A cada ser humano, que sólo así podrá descubrir que también es divino. Ese camino no lo podemos descubrir ni disfrutar en plan ego pelotero, sin compartirlo con el resto de la Familia Humana. Sólo así funciona de verdad y estamos a salvo de lo peor de nosotr@s mism@s.
Por todas estas razones que sólo nos puede demostrar la experiencia y no sólo las teorías leídas, oídas, contagiadas e imitadas, aunque sea con las mejores intenciones, es tan necesario como urgente que la realidad/noticia que recibimos la aprovechemos sanamente para generar las soluciones mejores, más acertadas y reconfortantes tanto para quienes las reciben como al mismo tiempo las comparten. Porque dar es recibir. Y eso no se comprende ni se asume, si no se vive y se realiza en vivo y en directo. En la constante sinfonía del despertar.
Ojalá los medios de comunicación informativos se paren de cuando en cuando y miren dentro de sí mismos para descubrir lo que tod@s, igual que ell@s, necesitamos, con el mismo interés vocacional con el que se fijan en todo lo más doloroso y horrible que sucede alrededor. Qué buenas consecuencias tendrían las peores noticias, si nos ayudasen a mirarlas con otros ojos nuevos, encontrando y desarrollando entre tod@s la capacidad de generar soluciones nuevas para los eternos problemas del desastre contagioso, y para colmo de los colmos, asumido como "lo más normal"...
¿De qué nos sirve el cotilleo constante sobre cualquier barbaridad si no somos conscientes de lo que podemos hacer para que la basura se transforme en abono y la mala leche agria en el mejor de los yogures, PARA TOD@S IGUAL, sin "elegid@s" ni "privilegiad@s"? El Amor Infinito no tiene preferencias, sólo ayuda con más potencia e intensidad a quien más lo necesita.
Es muy triste que quienes se llaman creyentes, beatos y devotos religiosísimos y derechosísimos, rechacen a los extranjeros sólo cuando son pobres y que sólo les acojan con los bolsillos abiertos y encantados, si son millonarios. Con esa escasez de conciencia y esa ausencia de alma, es imposible que algo cambie para bien en este mundo por mucho que se proteste y se grite. Por eso es tan urgente que la luz de la verdadera humanidad siempre esté encendida...Y ¿Qué mejor interruptor que utilizar las noticias peores para que el compartir y el amar las convierta en vacunas mediante los medios de comunicación evolutiva y revolucionaria de verdad?
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