El otoño empieza el curso,
aceptemos su hermosura,
su milagrosa belleza,
su llegada y su camino
lleno de vida y sorpresas
que invitan en cada paso
a ver luz del destino
que alumbra la oscuridad
de ese sueño agotador, contagioso
mortecino,
que impide emprender la marcha
en la nueva dirección...
Nueva tierra y nuevo cielo
nos regalan el billete
para el viaje al Infinito;
que no se cierren las puertas
de la vida y la esperanza
y no perdamos las llaves
de la Gracia y del Amor,
entre la mugre y el lodo,
mientras volvemos a Casa...
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