Guerra y colonización como promociones inmobiliarias
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El padre del actual inquilino de La Casa Blanca era promotor inmobiliario y su hijo intentó seguir sus pasos con escasa fortuna. Sin embargo, desde la presidencia estadounidense puede tener mayor éxito en esa misma empresa. Parecía una broma de mal gusto aquel vídeo donde Trump y Netanyahu reposaban al sol tomándose unas copas en un recinto turístico para millonarios. Incluso se veía una estatua dorada del primero, emulando a los deificados emperadores romanos. Pero por desgracia ese anuncio lleva trazas de hacerse realidad. O al menos eso es lo que aseveran los máximos responsables del gobierno israelí, quienes aseguran que los actuales habitantes de Gaza quieren abandonar ese territorio “voluntariamente” para vivir mejor allende la tierra prometida.
El ejército israelí tiene la cortesía de anunciar unos minutos antes que van a bombardear ciertos edificios y zonas, como si con ello la gente pudiera ponerse a salvo en medio de los escombros donde antes tenían sus hogares. Hospitales, colegios y campos de refugiados tampoco brindan un refugio seguro, porque algunos miembros de Hamas pueden haberse infiltrado en ellos y la población civil es un simple daño colateral, escudos humanos los llaman. Mueren incluso en las colas que hacen para intentar abastecerse de alimentos.
Ahora ya se reconoce sin tapujos que ha llegado el momento de repartir las parcelas inmobiliarias con los norteamericanos. Una vez limpiada la zona de palestinos, podrá construirse un enclave de lujo para turistas multimillonarios, esa elite cuyas fortunas van esquilmando los recursos del planeta, universalizando unas condiciones miserables para el resto de la humanidad, convertida en un mero medio instrumental de sus caprichos.
Esta operación se podría repetir por doquier mediante conflictos bélicos a lo Putin, colonizaciones al estilo Netanyahu y eventuales anexiones de territorios como pretende hacer Trump con Groenlandia. Junto a los recursos que almacena esta gran isla danesa, se dan unas temperaturas ideales para colocar esas nubes que almacenen los macro datos y requieren unas temperaturas de refrigeración constante.
Lo malo es que todo esto recuerda otras épocas con un desenlace siniestro. Hitler quería espacio vital para los alemanes conquistando Rusia y eliminando al pueblo judío de Europa, haciéndoles responsables de todos los desastres habidos y por haber. Una vez identificado un chivo expiatorio basta con sacrificarle para mejorar las expectativas vitales del pueblo elegido, cuya supremacía convierte al resto en algo inferior y despreciable, que no merece ser tratado como seres humanos. La historia suele repetirse con otras caras que interpretan idénticos papeles. Convendría tomar nota de que podemos intervenir y dar un giro de guion para no repetir finales desastrosos. No sé si he logrado explicarme.
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Comentario del blog:
Muchas gracias, querido hermano Roberto R. Aramayo y Nueva Tribuna, por esta crónica impecable del mismo pifostio repetido ad infinitum, e incluso convertido en herencia inmobiliaria como una perpetua asignatura pendiente de la involución pseudohumana, porque este tiberio demoledor, siglo tras siglo, de humano no tiene nada.
Es lo que tiene aplicar directamente de milenio en milenio, la inteligencia(¿?) neonata y en pañales, al animalismo primario, devastador, más viejo que los dinosaurios o los zigurats, sin un previo y paralelo desarrollo de la conciencia tanto en el plano individual como en el colectivo. Algo que nuestra especie a pesar de miles de años en las mismas, aún no ha conseguido descubrir y mucho menos, eliminar de su curriculum mortis considerado por las inteligencias paleolíticas como su mejor herramienta para disfuncionar y hacer papilla todo lo que necesita para evolucionar como energía sana y vital, mientras sólo sabe y potencia volcarse en valorar como un tesoro todo lo que la destroza. Ahí estamos atascados como un fregadero o un retrete universal...Y teledirigidos por la creme de la creme, del mismo atascadero...¿Cómo viendo lo que hay y lo que nunca podrá haber en este plan, las democracias pueden votar a neandertales y cromañones, a Atilas y Hitleres pasados por el judaísmo más obtuso, cerril, cruel y suicida, que se pueda imaginar, eso sí, mezclado con la verdadera humanidad israelí, que también es víctima de los Netayanhus y de su secta genocida, apoyada incondicionalmente por el trumpantojo del pastón USA y sus algoritmos terminators, repartidos por el mundo mundial?
En fin, esperemos que el nuevo cielo y la nueva tierra que, sin duda, ya están dando pasos, además de los pies de la materia, utilicen la experiencia energética en las alas del alma y de la Supraconsciencia. Es urgente e hipernecesario que nuestra especie y el Planeta demos de una vez y para siempre el salto evolutivo.
Para animar el camino quiero añadir al panorama una magnífica noticia, que esta mañana nos deja elDiario.es, para decir adiós a un ser humano como Pablo Osés. Una vida dedicada al Bien Común y al compromiso con lo mejor de la Humanidad. El artículo lo ha escrito su sobrino, que ha heredado la misma conciencia y compromiso vital de su tío. Siempre se dejan huellas y semillas por el camino. Nada fundamental y sanamente alimenticio pasa por este mundo sin dejar una conexión transformadora, para quienes buscan lo imprescindible y lo fundamental para TOD@S, y no sólo para sí mismos.
Yo misma lo viví plenamente con mis abuelos maternos. Dos ángeles salvavidas y salvaconciencias en plena guerra civil y en plena dictadura posterior, dos maravillosos ángeles de la guarda en medio del infierno españolazo. Ellos pudieron y lo consiguieron. Salvaron vidas, compartían lo que tenían con todas las víctimas que encontraban...su casa era la casa-taller de todos y de todas. Podría escribir un libro sobre ese noúmeno repartido en tantos fenómenos...y me quedaría cortísima. He preferido utilizar la energía vital y la inspiración infinita para trabajar en el mismo cultivo que ellos dos.
Es fundamental que descubramos desde la infancia que nada puede destruir el Amor Infinito en el que TODO SER HUMANO está integrado, y aunque nos vayamos del Planeta -que es la casa de tod@s- cuando sea, la energía de ese Amor no hay quien la destruya; tiene la capacidad espiritualmente genética de hacer milagros y dar la vuelta a las peores tortillas.
Que este adiós del sobrino al tío, os llene de luz, de esperanza, de entusisamo y gratitud. Un abrazo, querida familia sin fonteras!
Adiós a Pablo Osés, líder del histórico movimiento 0,7: una “vida bella” marcada por la lucha contra la pobreza
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Ha fallecido Pablo Osés Azcona (1932-2025) tras 93 años de una vida plena que, en cierto modo, representa la memoria de nuestro tiempo. Tal vez los mayores de 40 años le recuerden como uno de los líderes del movimiento por el 0,7%, que en 1993 y 1994 llenaron portadas de medios de comunicación con sus huelgas de hambre y de miles de tiendas de campaña las plazas y avenidas de decenas de ciudades en toda España, reclamando que se cumpliera con el acuerdo internacional de dedicar esa cantidad de la riqueza de los países del Norte para el desarrollo de los países empobrecidos.
En estos días se cumplen 31 años del inicio de aquellas acampadas que aún hoy, son recordadas por toda una generación que, de una manera u otra, reconoce en ellas el despertar de sus conciencias a la solidaridad internacional y a la justicia global. Hasta hace pocas semanas, aún me solía preguntar si España había llegado a esa cifra y se lamentaba de la ceguera y la irresponsabilidad de los sucesivos gobiernos. Tras el lamento, invariablemente se preguntaba: “¿cómo podemos hacer para que lo entiendan?”.
El movimiento por el 0,7% para los países empobrecidos fue con seguridad su momento de mayor proyección pública, que contribuyó a la expansión y la consolidación de una política pública de cooperación que se extendió por multitud de municipios en todas las regiones como respuesta a una movilización social sin precedentes en la materia. En 1994, su huelga de hambre junto a otros compañeros, así como una acampada en el Paseo de la Castellana, encendieron la chispa para la expansión de las movilizaciones que exigían a las autoridades el compromiso de destinar el 0,7% del Producto Interior Bruto (PIB) a Ayuda Oficial al Desarrollo. Dos décadas después, la cifra invertida no alcanza el 0,3%.
Para él, que nunca le interesó su proyección pública, aquello fue otro episodio de una vida jalonada por el compromiso con quienes menos tenían. En una ocasión, hace algo más de un decenio, me habló de una frase que a menudo rumiaba como proyecto vital: “Mon plus beau grain de blè j'ai semé dans le sable” (“Mi grano de trigo más hermoso lo sembré en la arena”).
Él supo como nadie arriesgar lo mejor de sí mismo en lugar de procurar conservarlo, sabía que la siembra era un requisito y una obligación moral, aún y cuando la cosecha estuviera llena de incertidumbres y riesgos. Pasó la vida sembrando sin cálculo, con la esperanza de que llegara el fruto y la floración. Muchos de los frutos pueden encontrarse hoy en puestos de alta responsabilidad política, empresarial y académica.
De los primeros sembrados, durante los 23 años que vivió como estudiante y sacerdote jesuita, los últimos como profesor y director de la escuela de ingenieros del ICAI, deja gran cantidad de amigos que le apreciaban y reconocían. Con muchos compartió luego el asociacionismo vecinal en Vallecas cuando en 1974 decidió, como tantos, colgar los hábitos y abandonar algunos privilegios, pasando a trabajar como electricista en los túneles para la ampliación de la línea 1 del metro de Madrid y a residir en las infraviviendas de aquellas Palomeras contra el Plan General.
Era el final de la dictadura que agonizaba ante la emergencia de movimientos populares y vecinales demandando derechos. En aquella comuna vallecana conoció a Luisa, el amor de su vida, y tuvieron a Gonzalo. Hace unos meses celebraron sus 50 años de convivencia, de amor y de complicidad comprometida.
Fue líder vecinal y cabeza de cartel por Madrid en las primeras elecciones democráticas de 1977 por la candidatura de unidad popular (CUP) y poco después gerente de OREVASA, la empresa mixta conformada por las 11 asociaciones de vecinos de Vallecas y organismos públicos con competencias en urbanismo y vivienda para realizar una de las mayores transformaciones urbanas realizadas en la época, que logró proporcionar vivienda digna a las 12.000 familias que habitaban un barrio en condiciones de inhumanas de abandono. Esta remodelación fue premio internacional de Naciones Unidas.
Mientras se remodelaba aquel barrio por completo, cayó en sus manos el Informe Bruntland, que establecía la concepción del desarrollo sostenible y en el que parecían poder convivir dos de sus obsesiones fundamentales: la conservación de los ecosistemas y la justicia social planetaria. Él sabía que, en el fondo, eran una y la misma cosa. Por eso, pocos años después, el lema del movimiento 0,7% sería: “Por solidaridad, por justicia y por supervivencia”. “Supervivencia de todo el planeta, no sólo de los pobres”, solía aclarar él inmediatamente.
Para él, también fue un paso natural caminar desde las problemáticas locales de Vallecas hasta los desafíos globales como el cambio climático, la sostenibilidad y la solidaridad internacional. Tenía de manera natural esa comprensión del mundo que ahora llamamos con algo de pompa la mirada local-global.
Tal vez lo comprendió desde muy pronto, cuando un golpe de estado militar le sacó de su infancia y le convirtió en un niño exiliado en Francia cuando en septiembre de 1936 las tropas nacionales tomaran su Donosti natal. Allí creció bilingüe y comenzó a destacar por su facilidad para los estudios, hasta que su familia regresó a España teniendo él 12 años, de nuevo huyendo de una guerra que ahora era mundial.
Tras su vida sacerdotal, la remodelación de Vallecas y la movilización por la solidaridad internacional llegó su jubilación y la de Luisa, con quien pasó los últimos 24 años de su vida en Fuengirola, desde donde escribió y vio publicadas más de 400 cartas al director de diversos periódicos. Fue su manera de continuar luchando por un mundo más justo. La mayoría de ellas demandaban valentía a la clase política para enfrentar la crisis ambiental y social que aún hoy nos asola. Otras buscaban palabras para reconciliarse con Dios y algunas otras dialogaban con su propia muerte en voz alta. En ellas reconocía haber tenido “una vida buena y bella”. Aunque su permanente búsqueda para comprender y cambiar las cosas no se detenía.
Encuentro entre nuestra irregular, pero vasta correspondencia un texto que le identifica bien:
Está claro que la humanidad va como pollo sin cabeza. Toda la vida buscando dinero para acabar con el hambre y ahora aun buscando más dinero para parar el cambio climático y este dinero imprescindible lo están desperdiciando unos cuantos locos borrachos de petróleo en un Dubai imposible.
Esta descerebrada humanidad está enterrando, no sembrando, en la arena el dinero que estamos robando a los pobres.
¿Quién ha planificado este disparate? Es para creer en Satán.
Pablo Osés Azcona era el mellizo de mi madre, mi tío. Además, fue el sacerdote que me bautizó. También quien me prestó su Vespa querida a cambio de nada. Quien me regalaba libros sobre crisis, hambrunas, clima y desigualdades antes de que se hablara de ello. Él fue quien me llamó en 1997 y me explicó qué era un correo electrónico y cómo conseguir uno. De él aprendí algunas cosas sencillas, como que la inteligencia, sin generosidad y tolerancia, es un arma de destrucción masiva.
Él era juguetón y provocador, aunque a menudo no se le entendiera así. Sabía que sólo desafiando al poder se le podía distraer lo suficiente para lograr cambios imposibles. Le gustaba provocar el pensamiento de la gente y lo hacía realizando afirmaciones que querían sonar escandalosas. Él sabía que la mayoría se indignaba quedándose con el escándalo y no comprendían la provocación, así evitaban pensarse mejor las cosas. Entonces él se encogía de hombros y quedaba pensando la próxima provocación esperando a que alguien jugara con él a pensar lo imposible.

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