¿Pueden convivir la homeopatía y la medicina convencional?
Es posible que este vaya a ser uno de los post más controvertidos que haya escrito y lo hago con total convicción y humildad. Y lo hago porque creo que vivimos un momento excepcional en la historia de la humanidad, un tiempo en el que todo sale a la luz y en el que reflexionar y compartir desde un corazón compasivo y una mente abierta, libre de prejuicios, es una de las mayores contribuciones que podemos aportar para construir esa sociedad que tantos anhelamos.
Todo lo que voy a compartir es algo que resuena dentro de mí desde una profunda convicción, apoyada en la observación, la reflexión y la experiencia. La idea es someterlo a vuestro discernimiento, esperando que entre todos podamos acercarnos a esa medicina que sea capaz de cuidar de la mejor manera de todos los seres que habitamos esta Tierra.
Definamos “convivir”
Según el Diccionario de la lengua española, esta palabra tiene dos acepciones:
- Vivir en compañía de otro u otros.
- Coexistir en armonía.
Pero en este artículo quiero ir un poco más allá y reflexionar sobre si la Homeopatía y la medicina convencional podrían llegar a “complementarse”. El Diccionario de la lengua española define este término como la acción de dar o servir de complemento a algo. Pero lo que me parece más significativo, que define mejor el sentido de esta palabra, son sus sinónimos: completar, añadir, agregar, aumentar, perfeccionar, suplementar.
¿Conviven en la actualidad la homeopatía y la medicina convencional?
Si nos ajustamos a la primera definición del término, vivir en compañía, yo diría que sí. Es decir, aún existe la Homeopatía entre nosotros. No ha desaparecido, así que debemos admitir que convive con la medicina convencional. Ahora bien, si atendemos a la segunda acepción, coexistir en armonía, yo ya diría que ni tan siquiera convivimos. Sobre lo de complementarse, ya entraremos más adelante.
Es también cierto que la realidad de la Homeopatía, en según qué países, puede ser radicalmente distinta. Nada tiene que ver el trato que recibe desde los estamentos administrativos y universitarios en países como México, Colombia o la India, con el que recibe en Europa en general y en España muy en particular, en donde la campaña puesta en marcha desde hace más de una década de acoso y derribo contra la Homeopatía es, desde mi punto de vista, injustificable e incalificable.
No es mi intención entrar ahora en este tema del maltrato a la Homeopatía y la campaña orquestada y coordinada a nivel mundial, a través de estos grupos de pseudoescépticos, pero sí me gustaría invitaros a leer este post que ya escribía en el 2018 y en el que expresaba abiertamente cuál era mi visión del panorama en ese momento.
En la misma línea, otros post publicados en nuestro blog (aquí, aquí, aquí o aquí, solo por nombrar algunos) son igualmente reveladores del ataque sin cuartel, sin ciencia y sin ética que ha sufrido y sigue sufriendo la Homeopatía.
Y sobre lo de complementarse ¿Qué podemos decir?
Complementar, completar, añadir, agregar, aumentar, perfeccionar, suplementar.
¿Actualmente la Homeopatía y la medicina convencional se completan y se perfeccionan mutuamente? A todas luces, no.
Y la pregunta clave sería: ¿Podrían llegar a hacerlo?
Yo pienso, sinceramente, que sí, a condición de que se diera una circunstancia en la que me gustaría entrar a continuación. Pero antes creo indispensable plantear la situación yendo de lo general a lo particular. Y me explico.
Paradigma de la Homeopatía vs. Paradigma de la medicina convencional
Creo que para poder reflexionar sobre la posibilidad de que la Homeopatía y la medicina convencional no solo convivan sino que se complementen, es fundamental, antes que nada, comprender cuál es la visión que tienen de la salud y del ser humano cada una de ellas. Para ello permitidme que me apoye en algunos aspectos que nos puedan ayudar a comprender la naturaleza de ambas.
Vamos pues a desarrollar este asunto, insistiendo de nuevo en que no son más que reflexiones que comparto y pongo al criterio de vuestro discernimiento.
Medicina convencional
Una medicina fragmentada.
Este aspecto de la medicina convencional me lo explicó de una forma muy gráfica una mujer, justo antes de salir de la consulta. Ya nos habíamos despedido y estaba a punto de salir, cuando se giró de nuevo hacia mí y me dijo: “Me han mirado el estómago, el hígado, los intestinos, pero nunca nadie me había mirado a mí”. Queda poco que decir.
La medicina convencional tiende a olvidar que somos una realidad compleja en la que las partes influyen en el todo y el todo en las partes. Y olvida también que la esencia del Universo es la energía, que lo sutil gobierna lo grosero, que los seres humanos somos seres emocionales y espirituales por encima de todo. Si esto no se entiende y no se tiene presente es imposible ayudar a sanar a las personas, pues no podemos recomponer lo que no entendemos.
Así, la medicina convencional se ha convertido en un buen “taller de reparaciones” cuando nos rompemos, pero ha perdido la capacidad de generar salud, de hacer de la vida una experiencia saludable.
Una medicina demasiado autoritaria.
Me resulta muy triste ver como a muchas personas, la mayoría en mi medio, les da miedo contar a sus médicos de la sanidad pública que están siguiendo un tratamiento homeopático. Creen, la mayoría de las veces apoyado en una experiencia ya vivida, que su médico va a criticar su decisión y que. incluso, puede llegar a repercutir en la calidad de su atención en un futuro.
Cuantas veces le he oído decir a mi gran amigo y coautor de este blog, el Dr José Ignacio Torres, que una consulta es una reunión de expertos: el médico, al que se le supone experto en medicina, y el paciente que es el verdadero experto en su cuerpo y en su persona. Y esto último parece que la medicina convencional lo olvida o lo obvia con demasiada frecuencia.
Así, el médico se convierte para el paciente en una autoridad a la que hay que obedecer, pues acaba mostrándose como el dueño y señor de la salud y de las decisiones de las personas que acuden a su consulta a pedirle consejo, cuidado, comprensión y alivio.
Yo pregunto: ¿Cómo es posible que un médico se sienta con derecho a reñir a una persona porque haya tomado una decisión sobre su salud y su vida?
El Dr José Ignacio Torres ya hablaba de ello hace tiempo en un pots suyo titulado La homeopatía en la toma de decisiones compartidas:
La toma de decisiones compartidas (TDC) es un proceso colaborativo que lleva a pacientes y profesionales de la salud a la toma de decisiones de forma conjunta considerando la mejor evidencia científica disponible y los valores y preferencias del paciente.
En el año 2003 la Declaración de Barcelona de las Asociaciones de Pacientes propone un decálogo, siendo los primeros cuatro puntos la información de calidad contrastada respetando la pluralidad de las fuentes, las decisiones centradas en el paciente, el respeto a los valores y autonomía de los pacientes informados y una relación médico-paciente basada en el respeto y la confianza mutua.
Y en relación a estos asuntos os invito a leer este otro post del Dr Torres, El paciente como texto, en el que deja claro aspectos fundamentales en la relación entre los médicos y las personas que acuden a consultarnos.
Una medicina institucionalizada.
La medicina convencional es la medicina del sistema. Es digamos, la medicina oficial. Sé que puede parecer una afirmación muy simplista pero yo lo vivo de esa manera; creo que el sistema tiene su ideología y que ésta impregna toda la realidad y se traslada a su educación, sus relaciones entre la administración y las personas, sus relaciones profesionales y laborales, su sistema de producción, sus medios de comunicación y, como no, su medicina.
Y si, imaginemos, que este sistema no estuviera pensado para velar por la felicidad de las personas, el desarrollo de todas sus potencialidades y promover una vida en paz y armonía entre nosotros y con la Madre Tierra y todos los seres que la habitan, ¿por qué su medicina iba a estar enfocada en promover la salud? Lo digo de otra manera; si la medicina velara por la salud de las personas debiera estar cuestionando permanentemente la forma de vivir a la que nos conduce este sistema y exigiendo a nuestros dirigentes cambios profundos en cosas tan básicas como la calidad de los alimentos que nos ofrecen o el estilo de vida al que nos abocan.
Por cierto, solo como un comentario, me parece muy significativo como hemos normalizado el llamar a los políticos, que elegimos y pagamos, dirigentes, gobernantes o señorías. En realidad, yo lo que pido a los políticos es que creen las condiciones para que cada uno de nosotros nos dirijamos y gobernemos como consideremos oportuno, desde la libertad y el respeto por todos. Pero este es otro tema sobre el que charlar, preferentemente con un cafecito de por medio.
Homeopatía
Una medicina holística.
El concepto holístico hace referencia a la visión global o integral de un sistema, fenómeno o concepto, en la que sus partes se consideran interdependientes, no aisladas, entendiendo que el todo es más que la suma de sus partes. De hecho, su raíz griega holos significa “todo”, “por entero”, “totalidad”.
La Homeopatía contempla al ser humano como un ser biopsicosocial, es decir, una realidad física, mental, emocional y espiritual, en interacción constante con su medio. Por eso los médicos homeópatas necesitamos pasar tanto tiempo con nuestros pacientes y hacerles tantas preguntas y, sobre todo, escucharles con tanta atención, porque el propio método homeopático te “obliga” a conocer con la mayor profundidad posible la realidad de cada persona que acude a nuestras consultas.
Una medicina al servicio de la persona.
Después de que nos hemos presentado y saludado, a mí me gusta comenzar la consulta médica con una pregunta: Y cuéntame: ¿En qué puedo ayudarte?
Mi papel como médico es el de acompañar a mis pacientes haciéndoles saber, en todo momento, que su salud y su vida son suyas y que yo nunca juzgaré sus decisiones. Yo les daré mi opinión profesional con el objetivo de que, entre ambos, lleguemos a una estrategia de tratamiento que nos permita mejorar su salud, en la medida de lo posible. Para mí hay algo que es fundamental en el papel de un médico con sus pacientes y es que siempre te sientan a su lado, nunca frente a ellos, nunca enfrentados.
Por supuesto que un médico que no conozca la Homeopatía puede hacer una medicina holística que respete profundamente la soberanía y la dignidad de cada persona; muchos lo hacen. Lo que yo digo es que el propio método homeopático, la forma que tiene la Homeopatía de interpretar la realidad, casi te obliga, como decía antes, a ocupar esa posición junto a tu paciente de una forma natural.
Una medicina no alineada.
La relación de la Homeopatía con la “oficialidad” nunca ha sido fácil ni sencilla, como es natural por todo lo que ya hemos expuesto.
La Homeopatía entiende la salud como ese bien que puede hacer posible a la persona desarrollarse en toda su potencialidad. El Dr Hahnemann decía:
“En el estado de salud, la fuerza vital que dinámicamente anima el cuerpo material gobierna con poder ilimitado y conserva todas las partes del organismo en admirable y armoniosa operación vital, tanto con respecto a las sensaciones como a las funciones, de modo que el espíritu dotado de razón que reside en nosotros pueda emplear libremente estos instrumentos vivos y sanos para los más altos fines de nuestra existencia”.
Y los más altos fines de nuestra existencia no creo que tengan nada que ver con los que nuestros “dirigentes” tienen pensado para toda la humanidad.
¿Pueden la Homeopatía y la medicina convencional convivir y complementarse?
Yo creo que, rotundamente, sí. Pero con una condición: que todos los métodos, medicamentos y tecnología médica se usasen bajo el criterio médico y clínico de la Homeopatía.
Lo digo de otra manera: ¿Os imagináis que todos los médicos vieran a sus pacientes e interpretaran su realidad con “los ojos de la Homeopatía? Y, a partir de ahí, cada médico decidiría que tratamiento sería el más adecuado para cada persona, pudiendo utilizar toda la riqueza terapéutica que le ofreciese la medicina en cada momento. Es decir, toda la medicina al servicio de la globalidad de cada persona y utilizando como tratamientos de primera intención esos, como la Homeopatía, que ayudasen a recuperar la salud sin dañar, estimulando los mecanismos de reequilibrio y autosanación del propio organismo. Esta sí que sería una medicina mejor. Esta sí creo que sería la medicina de la que Hipócrates, al que reconocemos como padre de la medicina occidental, estaría orgulloso.
Imaginaos que todos los pacientes que necesitasen una cirugía o que decidieran someterse a un tratamiento de quimioterapia pudieran gozar del acompañamiento de los medicamentos homeopáticos para optimizar todo el proceso. Insisto, está sí que sería una medicina mejor.
Yo siempre digo que el mejor medicamento es el que necesita cada persona en ese momento concreto en el que acude a nosotros. Y no siempre tiene que ser un medicamento homeopático, pero la forma de decidir qué tratamiento o medicamento necesita esa persona sí debe estar conectada con una visión global, respetuosa, independiente y libre de la salud y de la vida.
Reflexiones finales
Insisto; todo lo escrito en este post solo tiene la intención de invitaros a la reflexión. No espero que todo el mundo lo comparta, tan solo lo dejo ahí al criterio de vuestro discernimiento.
La medicina convencional a la que tiene acceso la mayoría de las personas no está consiguiendo mejorar su salud. Cada vez hay más cáncer, alergias, enfermedades autoinmunes, ansiedad, depresiones, enfermedades neurodegenerativas, por no citar todos los problemas asociados a la gran cantidad de medicamentos que se consumen. La cosa es que cada vez estamos más medicados y más enfermos. Parece que tendremos que dar la razón a Aldous Huxley cuando decía que “La medicina ha avanzado tanto que ya nadie está sano”.
Yo creo que dejar nuestra salud en manos de la medicina y de los médicos es un error. Y cuando digo de los médicos, digo de todos los médicos, incluso de los que usamos la Homeopatía.
Solo viviremos en salud cuando seamos capaces de vivir en coherencia con nuestra verdadera naturaleza, nuestra naturaleza profunda, esa que está conectada con nuestra Esencia, con nuestro Ser.
El Amor con todos sus atributos, como son la alegría, la compasión, el altruismo, la empatía, el gozo, la creatividad, el entusiasmo o la aceptación, por citar algunos, es la única medicina que nos conectará con esa frecuencia en la que todo nuestro Ser vibrará en salud y armonía.
Sé que algunos pensaréis: Sí, ya; pero eso es una utopía. Lo que yo siento es que, lejos de ser una utopía irrealizable, es el destino de cada Alma humana y de toda la humanidad. ¿Cuándo va a llegar? Ni idea, no lo sé. Lo que sí veo es cada vez a más personas sintiendo que esto que comparto aquí es lo único que tiene sentido.
Mientras la medicina moderna y todos los avances tecnológicos que el ser humano ha desarrollado, se usen desde el egoísmo y el ansia de poder y dominación, no saldremos del sufrimiento y la enfermedad en la que la humanidad llega sumida desde hace tanto tiempo. Y ni la Homeopatía ni ninguna otra medicina podrá librarnos de ese destino, tan solo paliar un poco el sufrimiento.
Pero cuando comencemos a hacerlo desde el Corazón, desde el Amor, empezaremos a transformar nuestra sociedad y el planeta en ese lugar que todos nos merecemos, y la paz y la salud será el estado natural en el que todos viviremos.
Yo ya estoy sintiendo el aroma de esta nueva humanidad ¿Y tú?
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