sábado, 27 de septiembre de 2025

Tal y como está el patio mundial, vienen como anillo al dedo estas reflexiones tan sanas, directas e imprescindibles de nuestro hermano Leonardo Boff, desde Brasil, pero en realidad, desde la misma conciencia universal e individual, humana y divina, que nos puede despertar e iluminar si se lo permitimos, trabajando y creciendo sin fanatismos ni cruzadas ni inquisiciones, sino en la misma dirección amorosa, empática y escuchadora mucho más que voxciferante, a base de sus berridos disparatados, cuyos resultados son tan destructivos para la humanidad en general como para quienes pretenden acabar con ella. En este plan nunca se salvará nadie, por mucha devoción impositiva y sin conciencia que tengan, así, a bombazos genocidas, tampoco se salvará el planeta. El odio, la violencia, la venganza y sus consecuencias jamás han solucionado ni solucionarán nada, la historia lo está dejando cristalino, si hemos llegado a esto, al contrario, sólo destruyen dejando imborrables secuelas que luego se repiten sin parar, de siglo en siglo, de imperio en imperio, y empeorando todo. Ahí está la realidad: descendientes de los hebreos masacrados por Hitler y su nazismo hace ochenta años, ahí los tenemos, repitiendo el mismo exterminio con sus herman@s de Gaza, para apoderarse de territorios que en realidad NO SON DE NADIE. Menos mal que también millones de israelies en el mundo entero, y en el mismo Israel, despiertos y humanos de verdad, no comparten la vocación genocida de ese puñado de ciegos, torpes y locos. Y, a pesar de todo, también herman@s nuestr@s. No lo olvidemos. Ni los miremos como a los únicos "malos" de la película vital, pongamos al mirarles -como dijo e hizo Jesús- la mejilla del perdón, de la empatía emocional, mental, espiritual/energética. Y así, démosles la medicina de la luz y la paz que necestan para verla y asimilarla, ni les devolvamos el mismo veneno que ellos reparten sin ver más allá de lo que hacen, después de miles de años a golpe de Biblia, sin comprender que este mundo, la misma creación que compartimos, es la Casa de Tod@s, que no es ni jamás podrá ser propiedad de nadie, por mucho dinero y poderes que tengan, por más que maten y que invadan, ell@s morirán también y sólo se llevarán de aquí los frutos sanos, limpios, éticos y justos del Amor Infinito que hayan cultivado y compartido en esta vida, ése es el único capital rentable de verdad del que dispone nuestra especie, sin excepciones ni "santidades", sino desde la humildad y el sencillo y bienaventurado COMPARTIR. Hay que estar fatal para no verlo y no cambiar de dirección ya mismo, tal y como están la especie y el planeta. Gracias, hermano Leonardo por tu trabajo incansable desde la misma experiencia evolucionaria, despierta y amorosa de nuestro hermano mayor Francisco de Asís 🙌🙋😇😇🙏🙏!!!!

 

"Hoy es la extrema derecha con su populismo quien reafirma las identidades nacionales frente al multiculturalismo" Boff: "Ha llegado la hora de armonizar el paso de nuestra  conciencia con el curso de la Tierra, Casa Común"

Planetización
Planetización

"Nadie puede negar que estamos ante una nueva fase de la humanidad y de la Tierra: el irrefrenable proceso de la planetización"

"Este hecho, sin embargo, no va acompañado de su natural y debida conciencia. Esta debería ser planetaria. Muchos han entrado ya en ella, pero no es significativo. La gran mayoría todavía tiene conciencia de sus nacionalidades"

"Estamos caminando hacia la constitución de una gobernanza global, dado que los problemas globales demandan soluciones globales y que la Tierra es realmente nuestra Casa Común"

Estamos viviendo actualmente un choque de estados de conciencia que revelan el nivel de contradicciones que afectan a nuestra existencia en la Tierra. Nadie puede negar que estamos ante una nueva fase de la humanidad y de la Tierra: el irrefrenable proceso de la planetización.Todos los pueblos están dejando su exilio milenario, a partir de África, y se están encontrando en un único lugar, en la Casa Común, la Tierra. Es un hecho comprobado que vivimos en un único planeta y no tenemos otro.

Este hecho, sin embargo, no va acompañado de su natural y debida conciencia. Esta debería ser planetaria. Muchos han entrado ya en ella, pero no es significativo. La gran mayoría todavía tiene conciencia de sus nacionalidades. La Unión Europea podría servir de ejemplo al haber creado una moneda única y un pasaporte válido para todos los países de la Unión; sin embargo, las fronteras nacionales aún siguen siendo la referencia mayor. El único que tal vez ha mostrado una conciencia planetaria habría sido Xi Jinping al sugerir una “única comunidad global de destino”. 


Tierra

Están en tensión estas dos conciencias, la contemporánea que sustenta “Mi patria es la Tierra; el alma no tiene fronteras; ninguna vida es extranjera”. Y la otra, en vías de superación, proveniente del Tratado de Westfalia de 1648 que estableció los límites y la soberanía de las naciones.

Es un hecho incontestable que el coronavirus no respetó la soberanía de las naciones. Traspasó todas las fronteras y afectó a todo el planeta. Con la crisis financiera de 2008 ocurrió algo parecido, afligió a las economías mundiales más allá de cualquier frontera nacional.

Estamos caminando hacia la constitución de una gobernanza global, dado que los problemas globales demandan soluciones globales y que la Tierra es realmente nuestra Casa Común, como lo ha afirmado la Carta de la Tierra (2003) y la encíclica del Papa Francisco Laudato sì: sobre cómo cuidar de la Casa Común (2015). 

A pesar de esto, existen innumerables conflictos territoriales entre Israel y Palestina, entre Rusia y Ucrania, el conflicto en Yemen, en Siria, en Mianmar, en los países africanos como en Nigeria, Sudán, Somalia, Burkina Faso. Todos ellos conflictos de gran letalidad muestran que no existe o es escasa la conciencia de la Tierra como Casa Común. A partir de este nivel de conciencia se vuelve ridícula y fuera de tiempo la afirmación excluyente de las nacionalidades. Hoy es la extrema derecha con su populismo quien reafirma las identidades nacionales frente al multiculturalismo.

Debido a la ausencia de esta conciencia planetaria el Secretario General de la ONU, António Guterres, podía afirmar en febrero de 2023: “Los gobiernos no hacen lo suficiente para mejorar la gestión de riesgos de desastres, lo que deja a la humanidad sin preparación para lo que está por venir. El aumento el nivel del mar amenaza com provocar un éxodo de proporciones bíblicas”.

León XIV y Antonio Guterres
León XIV y Antonio Guterres Vatican Media

Desde sus naves espaciales los astronautas afirmaron unánimemente: desde nuestra perspectiva no hay diferencia entre Tierra y Humanidad. Ambas forman una única cosa. Con razón grandes cosmólogos como Brian Swimme y Thomas Berry han podido afirmar: el ser humano es esa porción de la Tierra que en un avanzado proceso de complejización y de interiorización comenzó a  sentir, a pensar, a querer, a cuidar y a venerar. Fue entonces cuando irrumpieron en el proceso cosmogénico el hombre y la mujer, seres portadores de todas estas características.

Ha llegado la hora de armonizar el paso de nuestra  conciencia con el curso de la Tierra, Casa Común, y sentirnos de hecho no solo parte de la Tierra sino la parte de ella que siente, piensa, ama y cuida. Así tendríamos alcanzado la conciencia planetaria, capaz de una ética regeneradora de la Tierra herida y de un acuerdo de paz entre todos los pueblos, siempre ansiado, dentro de la única Casa Común. En ella estará la totalidad de la naturaleza y los diferentes mundos culturales enriqueciéndose mutuamente mediante el diálogo y los intercambios. Así lo quiera Dios.

*Leonardo Boff ha escrito Cómo cuidar de la Casa común: cómo retrasar el fin del mundo, Vozes 2024.

Traducción de MªJosé Gavito Milano

Libro de Boff

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