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Ojo
porque España acaba de dar un paso en la presión a Israel que no es ni
meramente jurídico, ni simbólico ni diplomático. Pedro Sánchez anunció
anoche desde la sede de la ONU en Nueva York que un buque militar español zarpa hoy mismo
para acompañar a la Flotilla de la Libertad, el grupo de barcos que
quiere desafiar el bloqueo marítimo de Israel sobre Gaza. La misión del
buque será “asistir” a la flotilla o “realizar algún rescate” si es
necesario, en palabras de Sánchez.
Creo
que es la primera vez que veo que un gobierno manda al Ejército a
‘escoltar’ a un grupo de activistas; suele ser al revés. Sobre todo
porque es una misión con riesgo: los barcos de activistas están recibiendo ataques desde drones
a modo de advertencia en aguas internacionales y la anterior Flotilla
acabó con el Ejército de Israel asaltando barcos y apresando activistas.
Este
anuncio opaca otro gesto que, aunque está dentro del plano de los
gestos, creo que también tiene mucha relevancia, sobre todo en España. El rey Felipe VI ha definido lo que Israel
está haciendo en Gaza como “actos aberrantes”, también ante la ONU. El
monarca ha sido duro y explícito para lo que suele ser habitual: ha
denunciado la “hambruna” y ha dicho que en España “nos cuesta comprender
lo que el Gobierno de Israel hace en Palestina”. Y un mensaje directo,
sin citarles, a Trump y Netanyahu: “Detengan ya esa masacre”. El rey es
hoy más contundente contra el genocidio que la derecha española.
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