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Se
van a cumplir dos años de genocidio continuado en Gaza y es ahora
cuando parece que la sociedad y la política española carburan contra
Israel. Ha tenido que ser una protesta contra la participación de un
equipo ciclista en La Vuelta la que abra la espita que ahora
difícilmente podrá cerrarse. Es raro, pero bienvenido sea.
Después
de aplaudir a las protestas propalestinas durante el recorrido de La
Vuelta, Pedro Sánchez sabe que tiene que seguir dando pasos antes de que
su propio impulso en el relato le haga estrellarse con la realidad
(como le pasó con las armas). El presidente del Gobierno ha pedido formalmente la exclusión de Israel
de las competiciones deportivas internacionales, como sucede con Rusia.
“Las instituciones deportivas deben plantearse si es ético mantener a
Israel en las competiciones internacionales. Hasta que no cese la
barbarie, ni Rusia ni Israel deben estar en ninguna”, ha dicho. Lo más
inminente en España son partidos de baloncesto.
Por
alusiones, los señalados no han tardado en contestar. El ministro de
Exteriores de Israel tira de clásicos: ha llamado “antisemita” y
“mentiroso” a Pedro Sánchez. La Unión Ciclista Internacional, que es
básicamente el organismo que regula ese deporte en todo el mundo (la
FIFA del ciclismo), dice que “condena de manera firme la
instrumentalización del deporte con fines políticos”. Por aclarar: se
refiere a Pedro Sánchez y a las manifestaciones, no al blanqueo confeso
de un genocidio a través de un equipo ciclista, que eso no debe
parecerle instrumentalización política. Y encima se permiten cuestionar “la capacidad de España para acoger grandes eventos deportivos internacionales”.
El
siguiente paso lógico para un gobierno que pide la expulsión de Israel
de eventos internacionales estaba claro, iba a caer este año por su
propio peso: hoy RTVE tomará la decisión de que España no participe en Eurovisión si Israel no es vetada por la organización. De esto hemos hablado mucho.
A menor escala, el presidente del Cabildo de Gran Canaria dice que no optará a acoger una etapa de la Vuelta
en la isla si participa el equipo de Israel. Ojo porque estas cosas
marcan precedentes y la subasta entre administraciones por tener un fin
de etapa es fuente principal de ingresos públicos de La Vuelta. En Tour
de Francia del año que viene arranca en Barcelona, que a lo mejor el
Ayuntamiento podría ir diciendo algo.
Mientras
tanto, la derecha en España trata de convencernos de que las protestas
del domingo fueron básicamente terrorismo callejero. No exagero. El
número 2 de Feijóo ha dicho literalmente “kale borroka” y Feijóo, que no
pronuncia nunca la palabra genocidio, ha vinculado las protestas con el
asesinato de Charlie Kirk en EEUU o con “la dictadura criminal de
Maduro”. Todo es, al mismo nivel según Feijóo, “violencia política”.
Y
lo cierto es que este mantra de que la vuelta se paró con violencia se
ha extendido bastante entre gente que no debe haber visto una
manifestación violenta en su vida. Hoy en el podcast,
nos detenemos en esto. ¿Qué pasó exactamente el domingo? ¿Invadir un
circuito ciclista es violencia? ¿El derecho a la protesta termina donde
empieza el derecho de un ciclista a trabajar? ¿Cuál debe ser el límite?
No son preguntas fáciles. De verdad que creo que es un capítulo
interesante.
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