jueves, 23 de diciembre de 2021

¿Pueden los gobiernos legislar una pandemia, evitar que muten los virus, hacer que el personal sanitario diezmado y despedido, pero por telequinesia, se convierta en Superman/Woman, que el invierno deje de ser frío, que en el verano no haga calor, o que el sistema capitalista bulímico y enfermo de sí mismo,deje de devorar a los seres humanos que lo mantienen con su propia esclavitud científicamente(¡?) programada, estandarizada y ya asumida como "bienestar social" en plan Huxley, alfa, beta, gamma, delta, ómicron, etc..? ¿Es sensato y equilibrado conceder y exigir solo a los gobiernos el poder y el acierto que nuestros antepasados adjudicaban a los dioses o al Dios único de la Biblia? ¿No será más sensato y actualizado dejar de poner verde a todo lo que nos sale al paso con ritmo diverso, y ponernos manos a la obra de la luz compartida desde dentro, haciendo camino al andar, porque todo itinerario liberador está siempre por hacer, como nos dejó escrito Antonio Machado?

 

Son preguntas que surgen constantemente en medio de una situación como la presente. 

España es un caos político desde hace cientos de años. No hay más que leer y estudiar su historia y padecerla en día a día, para comprenderlo. Un territorio mucho más proclive al desequilibrio que a otra cosa. Por ello es fan de las dictaduras in extremis , sobre todo cuando no sabe qué hacer consigo misma y se pone hecha una furia buscando culpables y legislando castigos especialmente a diestra y a siniestra, en vez de revisarse en una psicoterapia colectiva y enmendarse de una vez por todas, reconociendo que ningún gobierno salido de su propio maremagnum y educado en él,  no podrá solucionar nada de verdad en semejante plan. 

Os preguntaréis cómo se puede llegar a esas conclusiones tan poco gratas; pues simplemente, viendo y escuchando en la tele los comentarios, debates, preguntas y respuestas de periodistas e invitados, en los que lo más acertado que se puede encontrar es el esperpento que el El Intermedio nos ofrece como panorama "normal" del día a día. 

Los problemas no animan al periodismo a ponerse las pilas, sino que parecen ser el cubo de la basura lleno a rebosar, convertido en el centro de atención de gusanos, lombrices, larvas, moscas, mosquitos, avispas, abejorros, cucarachas,  y parásitos infinitos que se nutren de los residuos en putrefacción constante, y por supuesto, contagiando en sus vuelos rasantes a la misma no alma mater que los ha hecho posibles, vamos, que los ha parido.

Es horripilante que en mitad de una pandemia descontrolada y saltimbanqui no haya ni un solo espacio mediático ni político, ni reflexivo de verdad, que ayude a crear la serenidad imprescindible para poder ver qué pasa en nosotros, uno por una y en mogollón,  y qué herramientas podemos y debemos desarrollar  y poner a funcionar, tanto en común como en privado, para desmontar esa perenne disfunción que nos machaca de tantas maneras en formas variadas (barullos constantes, guerras civiles, dictaduras, monarquías podridas alternando con dos repúblicas reventadas e imposibles, con más fusilamientos y caídos "por la ppatria" en el camino de las masacres, que en cualquier pandemia. 

Precisamente esta pandemia puede ser una ocasión extraordinaria para cambiar el gafe hispánico de toda la vida, descubriendo lo mejor que tenemos dentro para poder organizar otro tipo de "fueras" mucho más inteligentes que "listos", mucho más éticos que devotos cegados por las mismas devociones. Para acceder a un satori colectivo que nos cure de una vez las legañas y deje espacio libre para la conciencia. 

Pensaréis que por qué hoy escribo estas cosas. Porque ayer escuché tantas barbaridades juntas en diversos medios y a tantos invitados en serie, que tuve que apagar la tele y hacer un silencio terapéutico total en mi interior para recuperarme. No me lo podía creer. No quiero acusar ni señalar porque no deseo crear animadversiones ni juicios condenatorios que nos pondrían en la misma tesitura tensa y degradante que no solo no compartimos ahora, sino que es, además, imposible que compartamos alguna vez. Juicios a saco. Condenas durísimas, actitudes impensables en socialistas. Pisoteo total de DDHH. Confusión absoluta entre miedos desatados, 'protección y atención social' sui generis, solo para "los buenos", y dictadura a lo bestia para "los malos", porque no hacen lo que hacemos nosotr@s. 

Fui al herbolario a comprar unas hierbas para las infusiones con las que ayudo  a aumentar la inmunidad y las defensas, que junto con el Anas Barbariae, Aconitum Napellus y Arsenicum Album, homeopáticos, se encargan de ser mi vacuna desde hace dos años con verdadero éxito. ¿Qué encontré en el herbolario? A la vendedora hecha trizas porque en el ordenador estaba viendo y escuchando  lo mismo que yo había apagado en casa. Estaba casi llorando y dando la razón a las barbaridades de los anitivacunas y dispuesta a acudir a la próxima convocatoria para protestar en la calle, algo que aún no había hecho hasta ahora. Eso es lo que están consiguiendo  los medios de comunicación con su actitud salvaje y de persecución total a quienes tienen experiencias inmunológicas con muy buenos resultados, pero diversas a las de los laboratorios farmacéuticos de la pasta como principal objetivo, algo que confunden con la irresponsabilidad, la incultura, el fanatismo pseudcientífico y un montón de burradas, mucho más producto de la ignorancia y del barullo irresponsable y desinformador que de experiencia, la lucidez y la inteligencia, que son la bases fundamentales de la ciencia verdadera.

 Nunca nos debemos dejar arrastrar por los dogmas absolutos de infalibilidad, como está sucediendo en este caso del Covid-19, cuya actividad contagiosa es indiscutible, pero no debería ser una obsesión, que haga a la humanidad deshumanizarse para sobrevivir entre fieras incapaces de distinguir la conciencia del móvil o entre el libre albedrío y el whatsapp , entre vida bien gestionada y miedos irracionales al servicio  del caos manipulador de voluntades difusas. Más producto del desastre y del pánico que de cualquier conspiraciòn surrealista. 

Precisamente tras estas experiencias intelectiva y emocionalmente demoledoras, la serenidad del Gobierno español ante la fiera apocalíptica, lejos del histerismo y los complots castigadores, me ha reconfortado muchísimo. Sí, la mascarilla es necesaria en vista de lo que hay, suprimirla sería un fallo garrafal y peligroso en un periodo de subidón vírico, que seguramente esté más relacionado con las gripes estacionales del invierno que con el Covid, que a saber a estas alturas cómo andará y si aun es el mismo o si ya no hay quien le reconozca. 

También me ha parecido muy justo, inteligente y eficaz, echar mano de la medicina militar, en sus hospitales la eficacia y el trato son buenísimos, el personal clínico es muy cuidador, humanitario y amable. Los médicos y personal auxiliar, igualmente, impecables. Seis de mis ocho hijos han nacido en hospitales militares. No solo no tengo quejas, es que siempre les estaré súper agradecida por su atención y servicio generoso. Creo que el ejército y sus recursos organizadores en situaciones tan crudas como ésta, son una buenísima ayuda para la población. La misma UME es un ejemplo total de lo que de verdad deberían ser esas fuerzas cada vez menos armadas y más humanizadas, como la misma evolución de la especie y del Planeta lo está demostrando constantemente.

El hecho de que el Gobierno de un estado democrático naturalmente plurinacional  como el nuestro, -aunque centrípeto monárquico por herencia dictatorial-, delegue en las Comunidades Autónomas el control de la pandemia, según sea el ritmo de contagios, de gravedad y de hospitalización, que evidentemente no es el mismo en todos los territorios, me parece no solo justo, sino políticamente tan responsable como evolucionado. Unas Comunidades con más o con menos contagios y riesgos, por dimensiones geográficas, por clima, temperatura, medioambiente, contaminación a distintos niveles, tipos de vida más comunes en lo rural o en lo urbano, o en lo turístico, no pueden gestionarse en bloque sin ser más beneficiadas unas que otras. Así que aplaudo al Gobierno de coalición y a Sánchez, por supuesto, sobre todo después de haber escuchado ayer tarde a Susana Díaz en "Todo es mentira" de La Cuatro. No quiero ni pensar cómo estaríamos ahora mismo si ella hubiese llegado a presidenta del Gobierno. Menos mal que la energía cósmica del espíritu es compasiva y echa una mano orientadora a este reducto/dehesa eternamente inquisitorial, tan vanamente soberbio y autoritario en las normas como desmadrado en los intereses "de lo de siempre", como torpe y miope en lo fundamental. Ains!

Pero...Sí, se puede, se sigue pudiendo y se podrá si cambiamos el sentido de la marcha, en vez de quedarnos aislad@s en las casitas del ego quejica, frágiles y chapuceras, que se deshacen con el soplo del lobo, construyamos juntas la casa más sólida y completa y cuando el lobo venga a soplar no podrá entrar ni por la chimenea, con una reja protectora, que deja salir el humo pero nada más. 

Habrá que repasar el cuento del lobo y los tres cerditos, y el origen de su inspiración:  una parábola del evangelio "quien construye sobre arena se queda sin casa, mejor construir sobre la solidez de las rocas..." Esa construcción depende de nosotr@s y, también, ante las urnas, de lo que votamos o bloqueamos con las abstenciones cabreadas por tantas informaciones negativas que se van acumulando en el inconsciente individual y colectivo. Hay que hacer limpieza del interior  cada día y vacunarse desde la conciencia para evitar lo peor. No lo olvidemos nunca, familia!  


P.D. Os recomiendo en Spotify  este podcast

 "L'OFICI DE VIURE" "Persones vitamina" 

Me lo envió una de mis hijas anteayer. Es una pasada!

 

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