sábado, 18 de junio de 2022

Mónica, hermana, yo sí te creo.

 Mónica Oltra. 


Y no solo te creo por ser mujer, te creo sobre todo, porque sé que eres un ser human@ dedicad@ en cuerpo y alma al servicio del bien común. ¿Por qué ni en los medios ni en la política nadie es capaz de ponerse en tu lugar y pensar en cómo estarían y se sentirían ell@s si el marido o la mujer les saliese abusador de menores? No creo que Mónica llegase jamás a ocultar o justificar semejante barbaridad. Por el contrario, Mónica es también víctima de un hombre sin escrúpulos, si es cierto todo lo que han contado sobre él. 

Tampoco la justicia española es una campeona de la transparencia, de la objetividad ni mucho menos de la ética. Una justicia de verdad jamás tendría en cuenta el criterio y las denuncias de quien trabaja en el negocio rentable de la prostitución y lleva años asediando a Mónica, acosándola hasta con pancartas en la puerta de su casa, en una mezcla repugnante de corrupción y proxenetismo, que al mismo pp y vox debería resultarles vergonzoso como herramienta para quitar de en medio a quienes le temen, e incompatible con un Estado no ya solo democrático, sino sobre todo civilizado y del siglo XXI, no del feudalismo cortijero al que están acostumbrados. 

A ese tipo de personajes no se le debería permitir por el Tribunal Supremo e incluso  por mandato constitucional el ejercicio de la abogacía, como no se le permitiría a un doctor Yekill o Frankenstein el ejercicio de la medicina. Pero eso es imposible, porque precisamente la Justicia es en España la Cueva de Alí Babá. 

No por estudiar una carrera se tienen suficientes luces para ejercerla con garantías morales y sanas. Una cosa es embutir información e incluso no embutirla y aprobar por enchufes, y otra, comprender el sentido real de esa información y cómo saber aplicarla adecuadamente y con discernimiento en cada caso, siempre creando y facilitando la eficacia del bien común, que nunca debe implicar el mal para nadie. Como dijo Concepción Arenal, se trata de aborrecer el delito y aprender a compadecer y a reeducar al delincuente. La justicia que se utiliza como venganza retorcida y repugnante no es justicia, por ello quienes la manipulan de ese modo, deben ser inmediatamente apartados de ella, en vez de intentar apartar y quitar del medio a quienes molestan y enfadan a los injustos, con sus criterios y acciones. ¿Qué sentido tiene condenar a Oltra por algo que hizo su ex-marido, y que a ella le dolió más que a nadie,  y que a Juan Carlos I no le pidan responsabilidades por saquear el dinero público y convertir su reinado en un puticlub infinito a domicilio, o que Felipe González no dimitiese patrocinando el GAL como terrorismo de Estado y Aznar nos metiene en la guerra de Irak, que el pueblo entero no aceptaba, y  con las previsibles consecuencias del 11M en el atentado de Atocha,  o que Rajoy se marche de rositas diciendo que no sabe quién es M. Rajoy, y se vaya cargando bancos en Andorra si no odian a los catalanes,  con un cinismo de manual y dejando a la Justicia por los suelos, más Fernández Díaz y las cloacas o los papeles de Bárcenas o las pifias del pp en mogollón? No hay ley ni justicia del paripé, que pueda arreglar ni maquillar tanta basura. Lo que no tiene la menor coherencia es que tantas leyes almacenadas no sirvan para nada en lo fundamental y se utilicen como pellizcos de monja para convertir 'al enemigo' en acerico. Tampoco se entiende que los socios de Compromís,del pacto del Botánic muerdan el anzuelo de la ética confundida con la estética, un viejo trabalenguas muy esppañol. Es como Blancanieves envenenada por la manzana de su madrastra. A ver si espabilamos, Psv...o vamos al oculista.

España, como siempre, además de complicar, entorpecer y enlodar todo constantemente, como si no hubiera mañana, solo sabe estar a la altura de los frailes sevillanos que calumniaron a Cervantes porque les exigió el pago de impuestos legal, o del ciego y del hidalgo del Lazarillo de Tormes, de La Celestina y el Patio de Monipodio, de la mierda de quita y pon, eso sí, magistralmente, envasada al vacío, durante siglos y siglos...un curriculum del que está llena de ordgullo y sadtisfación, ¡cómo no! 

La Justicia sin verdad no es justicia es un camelo. Y la verdad sin justicia es imposible.

Es muy triste tener que asumirlo, pero esto nunca le hubiese pasado a Mónica Oltra si se hubiese quedado en su país natal, Alemania, de cuya conciencia y valores éticos y sociales, estas Hisppanias están a años luz. Allí estaría valorada y respetada y protegida como lo está cualquier ciudadano o ciudadana, ante los abusos y las malas artes de un poder, que allí tampoco estaría en manos de un  filibusterismo caciquil  e institucional que en los países normales no existe.

Una Justicia podrida en una España dormida.

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