viernes, 3 de junio de 2022

Interesantísimas, justas e imprescindibles denuncias y reflexiones. Gracias, Profesor Fernández Liria y República de Público, que buena falta nos hace, para recuperar lo que en realidad nunca hemos tenido, nada más que en mucha teoría y muy poca práctica, por eso estamos como estamos en los desiertos éticos y sociales de Ayusolandia. Ainsss!!!


    Adoctrinamiento en las aulas                                 

                                         Carlos Fernández Liria

                                  Profesor de Filosofía de la UCM

 Público

Las declaraciones de Díaz Ayuso sobre su voluntad de combatir el adoctrinamiento sectario en la enseñanza seguramente caerán en saco roto, pero el problema de fondo seguirá ahí. Se trata de uno de los sofismas más profundamente enraizados en la conciencia de nuestras democracias, una trampa a la que el pensamiento de izquierdas también ha sucumbido en no pocas ocasiones, de tal forma que siempre puede volver a aflorar incólume, movilizando evidencias colectivas que no por ser falsas dejan de resultar convincentes. Todo depende de un olvido fundamental que está a la base del problema. Lo que se olvida es que la escuela pública es el más precioso de los dispositivos que ha inventado la humanidad para combatir el sectarismo y el adoctrinamiento ideológico. 

Hay que partir de la idea de que los seres humanos no tenemos otra garantía contra el adoctrinamiento sectario que la pluralidad. Aunque algunos lo pretendan, ni somos dioses ni tenemos ninguna garantía de que un dios nos hable al oído, ni personal ni institucionalmente. Como se suele decir, nadie tiene "la razón en sus manos". Por eso, la única manera de garantizar alguna suerte de objetividad es el blindaje institucional de una pluralidad en libertad, en la que pueda haber confrontación de puntos de vista diversos. En este sentido, toda la arquitectura del Estado moderno y de las libertades constitucionales se fundamenta en garantizar que la libertad de expresión va a poder autodisciplinarse en el debate público entre ideologías diversas. Esto es lo que se garantiza de forma especialmente exitosa en la escuela pública. En ella, los profesores atienden, sin duda, a unos programas que han sido resultado de la discusión parlamentaria y, al mismo tiempo, tienen libertad de cátedra para interpretarlos. Para que no puedan ser chantajeados por los poderes privados o gubernamentales deben de ser funcionarios vitalicios, de tal modo que no teman ser despedidos o sancionados por las empresas que les han contratado, tal y como ocurre inevitablemente en la enseñanza privada o concertada. Y también, de tal modo que no dependan de las órdenes o presiones gubernamentales del ejecutivo del momento.

Nos guste o no, esta es la única invención efectiva que ha hecho el ser humano para escapar del sectarismo y el adoctrinamiento. Es la única manera de lograr , por ejemplo, que el sesgo que podría introducir en sus clases un profesor de Vox o del PP quede compensado por el que introduciría un profesor del PSOE o de Podemos. En la enseñanza pública existen sin duda profesores homófobos, pero si al profesor de matemáticas se le nota mucho su homofobia, la cosa no causará demasiados estragos, porque a lo mejor la profesora de gimnasia es lesbiana y orgullosa militante LGTBI. Lo mismo ocurre con los alumnos. Si tu compañero de pupitre es testigo de Jehová, seguramente la compañera de al lado será atea, musulmana o católica. La diversidad inevitable de una escuela pública permite a los estudiantes tener acceso a alguna suerte de objetividad, que no será infalible ni estará garantizada desde los cielos, pero que será humanamente practicable. Esta es la única manera en la que podrán librarse del totalitarismo ideológico de su seno familiar, donde seguramente habrá mucha menos diversidad. Pues, en efecto, el sistema de instrucción pública se inventó ante todo para librar a los niños del adoctrinamiento familiar que podría abocarlos a confundir la ideología de sus padres con la regla general de este mundo. 

La enseñanza privada, por el contrario, aunque la derecha suele presentarla como el adalid de la "libertad de enseñanza", no es más que una acentuación y una prolongación del aislamiento doméstico, que, a veces, cobra la forma de una verdadera dictadura sectaria. Unos padres del Opus que introducen a sus hijos en una escuela del Opus, les están negando, en realidad, la única vía a la objetividad, que no es otra, como estoy diciendo, que la diversidad. El hecho de que lo puedan hacer impunemente en nombre precisamente de la "libertad de enseñanza" ha venido facilitado por algunos sectores que se consideran de izquierdas y que, siguiendo la misma lógica, han decidido fabricar para sus hijos cárceles de adoctrinamiento progre, amparándose también en la enseñanza concertada, donde los profesores (al contrario que en la enseñanza pública estatal) pueden ser seleccionados por su credo ideológico.

No se puede dejar de insistir, por tanto, en que el único lugar en el que se cumple realmente la libertad de enseñanza es en el sistema estatal de instrucción pública, donde la libertad de cátedra de profesores ideológicamente diversos tienen por efecto alguna suerte de objetividad. Parece mentira que los delirios de la izquierda hayan emborronado esta obviedad con la que había que haber desenmascarado desde el principio el mayor sofisma de la derecha con respecto a la libertad de enseñanza. La enseñanza privada y concertada es un desierto de libertades donde, por definición, los profesores pueden ser despedidos o no contratados por filtros ideológicos al margen de todo control público, y donde los alumnos tienen negado el acceso a la verdadera diversidad de su sociedad. Es el reino de las sectas y el adoctrinamiento y si lo que se quiere combatir es eso, lo primero que habría que hacer es suprimir la enseñanza concertada y limitar lo más posible la privada. Nunca deberíamos haber perdido esta brújula que heredamos de la Ilustración, la única capaz de orientar al ser humano hacia la objetividad.

Dicho esto, no quiero dejar de mostrar mi perplejidad ante la idea de que la derecha católica de este país pretenda dar lecciones para combatir el sectarismo y el adoctrinamiento. Es verdad que la Iglesia católica se ha civilizado mucho, pero sólo porque ha habido mucha civilización y no le ha quedado más remedio. Si por ella fuera ni siquiera tendríamos ley del divorcio en este país, no digo ya matrimonios homosexuales. No hay que olvidar, en efecto, que se opuso a la ley del divorcio tras la Transición y que, puestos a hablar del sectarismo ideológico, basta recordar que, cuando pudieron campar a sus anchas, los padres de la Iglesia clasificaron las películas en para todos los públicos (1), adultos (2),  mayores con reparos (3R) y gravemente peligrosas (4), y si no recuerdo mal, Lo que el viento se llevó fue clasificada en esta última categoría. Una secta capaz de haber adoctrinado a la población con semejantes delirios pseudopsicóticos durante cuarenta años de franquismo no puede alardear ahora de tener demasiado sentido común. Diaz Ayuso debería reparar en ello y mandar sus inspectores a los colegios católicos para investigar posibles adoctrinamientos ideológicos.

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Comentario del blog

 Nuestro corralón social es una verdadera aberración "patriótica", a derecha y a izquierda. Un constante atrincheramiento insoportable en un frente de batalla laberíntico, tan inútil como desolador. Si además de haber heredado una zahúrda política inmemorial que se pierde en la noche de los tiempos, y de la que los cuarenta años de franquismo fueron la consecuencia mucho más que la causa, ni siquiera se ha tomado conciencia de la falta de conciencia, y se sigue culpando al "sistema" que todos sostienen/sostenemos con más o menos complicidad resignada y sufridora, tanto por votar la repetición de las mismas burradas sociales como por la abstención propias de la "hispanicidad" ya se diría que genética. 

Hispánico, es un concepto latino que nos define por completo, seguramente, ya convertido en maleficio resignado e históricamente patrimonial. El calificativo imperial romano de nuestros "descubridores" vecinos, que se nos ha transformado hasta en extensión geopolítica, en forma de "ppatria": hispidus= áspero, pinchón, desagradable y pánicus= comportamiento propio del dios Pan, una mala bestia mitológica, que trotando a su aire por los bosques y campos se dedicaba a tocar la flauta para atraer a sus víctimas, que el bicho humanoide secuestraba y violaba muchachas por donde pasaba flauta en ristre, produciendo un miedo especial, al que dieron en llamar "pánico", para que nadie olvidase la procedencia del adjetivo. Así nos vieron, así nos calificaron y lo peor de todo, así hemos continuado a lo largo, ya, de más de dos mil años, como mínimo. Pongamos, que unos dos mil trescientos, más o menos...

Todo lo más chachi de lo hispanicus es competición, pelea, arrasar a saco hasta para lo "bueno", si no se arrasa no se alcanza el nivel de lo asombroso, del aplauso, de lo olímpico, de la exhibición, del toreo y rejoneo constante de cualquier cosa, del pique y la comparación entre rivalidades, entre envidias, exaltaciones, imitaciones y copias, que es mucho más rentable que hacer el primo inventando y que te copien para forrarse con tu invento. Un ejemplo abundante en el hábito de arrimar la sardina al ascua del prójimo es abrir establecimientos al lado de otros dedicados a la misma especialidad para "robar" clientela al primer negocio establecido en un área del mismo barrio, o de la misma calle; cerca de mi casa había una pequeña pizzería que solo se dedicaba a surtir a domicilio y al portador distintas especialidades de comida italiana. Unos ases de la cocina. Una pareja hispano-argelina, Omar y  Amparín y sus hijos gemelos. Hacían un servicio muy valorado por personas mayores que vivían solas que o tenían dificultades para cocinar o desplazarse. Abastecían a todo el barrio, que es lo suficientemente extenso como para abrir varios establecimientos similares en las zonas más desabastecidas, sin convertirse en competidores entre sí. Hubiese sido genial que si alguien quisiera abrir otro establecimiento del mismo estilo y funcionamiento lo hubiese hecho en cualquier espacio donde no hubiera otro igual. Pues no. Abrieron uno con los mismos servicios en la misma plaza, justo, enfrente del de Omar y Amparín. ¿Resultado? En un unos meses, Omar y Amparín tuvieron que cerrar por falta de clientes, y al poco tiempo, también cerró el competidor, que les "robaba" clientela, pero no la suficiente como para que le saliera rentable, y sobre todo porque la calidad del producto copión no tenía ni la calidad ni los precios más asequibles del establecimiento perjudicado, ni el servicio a domicilio ni la amabilidad y atención adecuados. La decisión de competir y chupar del bote clientelar perjudicó al primer establecimiento, desaprovechó la oportunidad de hacer un servicio más rentable en las zonas donde no hay ese tipo de servicio. 

Esa mentalidad de rapiña sin ser conscientes del bien común, ciega a los españoles, les priva de inteligencia, de capacidad para estructurar adecuadamente las iniciativas, pensando solo en beneficios rápidos, arrasadores e incompetentes por la misma estrategia del saqueo, sin tener en cuanta hasta los perjuicios para sí mismos que ocasiona la falta de sensibilidad inteligente, más cooperativa que competitiva. Esa actitud "de lucha", rivalidades "normales", ruinosas,  y tensión completamente inútiles, se repite en la política, en las relaciones personales y profesionales. ¿Habría pasado lo mismo si, en vez de hacer la puñeta  hasta obligar al cierre a Omar y Amparín,  los nuevos competidores hubiesen propuesto a los ya establecidos formar un equipo y abrir una sucursal del mismo proyecto ya consolidado por su calidad y su buen servicio, en una de las zonas desabastecidas y más alejadas y al mismo tiempo aprendiendo a fabricar unos productos muchísimo mejores y variados? Hubiesen ganado todos, incluidos los vecinos sin servicio cercano. Y ninguno de los dos habría tenido que cerrar por el estúpido y torpe bloqueo del otro.

Sin ir más lejos, solo hay que mirar al pp para encuadrar el paisaje. Critica muchísimo a la izquierda cuando es oposición, se niega en redondo a cooperar  con el gobierno en el bien común que le suena a comunista, of course, critica y ataca la homosexualidad, la corrupción, el aborto, pero cuando pilla el poder, sus gays se casan y lo celebran por todo lo alto, porque gracias a un socialista como Zapatero, los gays se pueden casar, y gracias a un "traidor" como Suárez, influido sin duda por el rojerío ateo y aconfesional, hay divorcio en España, fíjate tú... eso sí, siempre "gracias a dios", que con ellos aplica su indulgencia plenaria a tutiplén, y no se pierden una misa dominical por nada del mundo, aunque luego queden  para ir de compras y llevarse cremitas sin pagar escondidas en el bolso, o se huya de la poli para que no les multen por aparcar en un carril de la Gran Vía, en plan Thelma y Louise cuidadoras de ranas, ¿o cómo van a pensar en que desaparezca la prostitución si María Magadalena es un modelo del puterío y ahí está, hecha una santa... Chicas muy bien educadas en coles del Opus abortan en clínicas privadas,  como en la dictadura lo hacían en Londres, pero eso ya es cosa privada, como todo lo que tocan y nadie tiene por qué enterarse para hacer publicidad del horrible crimen que consiste en que un zigoto recién estrenado se expulse de las trompas de Falopio incluso antes de que llegue al útero, por supuesto que esa vida maravillosa nada tiene que ver con que los no abortados luego se mueran de hambre, de frío, debajo de un puente porque no tienen techo y para colmo no se han encontrado al Padre Ángel y a Sor Lucía que lo arreglan todo con su generosa actitud... lo normal es que la miseria material provoque problemas, carencias o enfermedades, que para eso son pobres, qué le vamos a hacer, ¿no?, y si no que lo expliquen  sus perlas cultivadas en Génova 13 o las aventuras geniales de los que se forran a costa del Estado a base de shobresh, porque "la familia" es la base de la verdadera sociedad católica, apostólica y desaparecida en los papeles del justicidio,  tragados por  la trituradora vicaria... a ellos que les quiten lo trinkao...Además, también combaten con empeño la libertad de expresión con la misma ley mordaza que atribuían en sus descalificaciones constantes, al gobierno de izquierdas, lo mismo que claman contra las macrogranjas cuando no se trata de las suyas, o de sus cuñados y amigotes, lo mismo que protegen a los ladrones y estafadores del Estado si son de su familia o leales compisyoguis...Eso sí, devotos, a saco. No hay como ir de procesión, con una mantilla bien puesta, aireando las banderas y siguiendo el ritmo de las saetas o de las marchas militares, que eso da igual porque en el fondo, es lo mismo, y mientras tanto se liquidan los marrones de la sanidad y la educación públicas, de las residencias para ancianos que no tienen pensión y lo que deben hacer es morirse de una vez para no ser un lastre económico insostenible, y que la justicia social y la igualdad vuelvan otra vez para impedir  locuras con esa manía del dichoso bien común y las izquierditas cobardes se empeñen en subir impuestos a las rentas más altas para no reducir la pobreza con la virtud de la limosna. Si ya lo dicen en la iglesia: "felices los pobres y los que sufren", ¿por qué privarles de esa bendición, con la manía de que vivan dignamente en plan ateo y que ya no se puedan aprovechar las limosnas como billetes seguros para ir al cielo... Necesitamos pobres, porfis, para poder sentir que somos ricos, que no todo el monte es orégano...Que siempre ha habido clases, lo dice la Biblia...¿no?

Bueno pues la izquierda española ha convivido y se ha educado en esa misma fosa séptica -el único reducto en común tan reconocible y familiar que ya resulta una especie de casa-pirámide  de todos pero obviamente con una clara distancia entre la base y la cúpula- que ha terminado por ser total "normalidad". Siglo tras siglo. Sin que ningún acontecimiento histórico lo haya podido remediar ni impedir, porque esa "hispanidad" ya genética lleva las riendas del pifostio y a todos y todas les suena a familiar, espontáneo, natural, como la caza mayor, los toros embolaos, los sanfermines, la folclorización devota de las guerras entre moros y cristianos, los incendios y mascletás torturadoras de las Fallas, La Magdalena o San Juan en Levante, sin que los incendios a tutiplén y en serie signifiquen nada especial de cara a un cambio climático que ya es imparable. 

Y cuando la evolución ha permitido que despierten voluntades, ideas, inteligencias y consciencias, no se han encontrado cauces sociales, legales ni pedagógicos a su alcance. Algunos se han convertido en exiliados por fuerza mayor y la mayoría en cómplices por la fuerza de la costumbre, que acaba por justificar el desastre, "que tampoco es para tanto, que en todas partes cuecen habas, que no es tan malo lo nuestro, que es también muy ingenioso y divertido y que bueno, que ya se sabe, como somos, ¿no? Que cuando queremos somos muy buenos, muy ocurrentes, muy listos y podemos ayudar, dentro de un orden, claro, porque en realidad, no somos nosotros los "culpables" de lo que nos pasa, sino la política, los gerifaltes que mandan, los que se apoderan de todo, como el rey chorizo y los sinvergüenzas que le apoyan, xd! Pero nosotros, el pueblo, de eso ni hablar...Huy, si pillásemos el poder, como la familia Pujol, por ejemplo...o el hermano de Ayuso, o el Juan Guerra aquel de los años socialistas, con lo bien que estuvo en la tele cuando respondió a Mercedes Milá, que le preguntaba por qué se había corrompido siendo socialista y hermano del Vicepresidente del Gobierno, entonces, presidido por Felipe GALzalez, y con aquella sinceridad tan nuestra, tan fetén, tan hispánica diciendo: "Bueno, lo mismo ha hecho la derecha toda la vida y no ha pasado nada, ni nadie lo ha denunciado, es lo normal en el poder, y ahora el turno nos toca a nosotros". 

La historia ya lo relata sin tiquismiquis. Bartolomé de la Casas, que por cierto, era fraile dominico y lo dejó cristalino en su " Brevísima relación de la destrucción de las Indias"  ya dio testimonio directo y eso que era fraile católico. Se descubrió América y se destrozó sin miramientos ni compasión ni inteligencia y ahí sigue esa brecha dolorosa y trágica de América Latina hecha un dolor constante,  repitiendo curso sin parar. En el mismo plan que "la madre ppatria". Menuda madre y menuda patria. España robó de todo hasta el agotamiento, Inglaterra hizo lo mismo, pero al menos le sacó partido social...Horrible, sí , pero también es un indicio de que su ceguera primitiva no era del mismo calibre español. Al menos valoró lo descubierto y trató de conservarlo en las condiciones más favorables adaptadas a su idiosincrasia. Una facultad endógena que en España se quedó atascada en el "idios" lo propio del ego, ni llegó a "sin", que en griego para variar significa "con", el poder de un batiburrillo amontonado o sea "crasia, de krasis". En este caso, un desastre total sin remedio, para propios y ajenos.

¿Qué ha pasado? Pues, que aunque se han estudiado en teoría las ideas de la Ilustración, y a filósofos como Heráclito, Parménides, Zenón, Sócrates, Pitágoras, Platón, Aristóteles, Erasmo, Spinoza, Leibnitz, Kant, Hegel, Marx, Nietzsche, Kierkegaard  o Foucault, o a científicos como Newton, Darwin, Einstein, Plank, Tesla o Jung el caldo de cultivo diario y mayoritario que alimenta a la sociedad, especialmente entre nosotros, lo hispánico siempre ha sido bastante arcaico, instintivo, acomodaticio, viejo y enmohecido desde la infancia, fermentado y putrefacto, de modo que quienes nacen con más clarividencia o más facultades relativamente cognitivas, o convertidos en verdaderos perros verdes, son marginados, o acaban poniendo esas cualidades al "sensato" servicio de "la costumbre",de medrar, triunfar, ganar o lo contrario, si no dan para más, o sea, siguiendo el canon  de lo de siempre, que tiene sobre todo mucho peso emocional e instintivo, debido al ejemplo que se vive desde casa, escuela, iglesia, casino  y taberna. Las mejores cualidades se usan como estrategias y herramientas para conseguir los resultados más torpes y miserables, que son "la normalidad". A su servicio se pone todo el entrenamiento y el "saber", los objetivos del estudio, del derecho, de la justicia, de la economía, de las instituciones, de los objetivos vitales, de la imaginación y la creatividad...con la consiguiente imposibilidad para el desarrollo de la conciencia, del alma y la conexión con el magma universal del espíritu, un estado que no se estudia ni "se aprende", porque solo se experimenta cuando se deja de vegetar y se desarrolla la verdadera Vida. El Ser.

Por otra parte el concepto religioso de "perfección" también hace estragos, porque tomado al pie la letra devota, acaba por establecer el orgullo y la expansión del ego como virtud y no como lo que es, una proyección exhibicionista de la soberbia comparativa, convirtiendo la supuesta 'virtud' en un obstáculo para el crecimiento sano y las relaciones sanamente orientadas desde la humildad y el desapego, la verdadera libertad transparente, que como afirma Jesús de Nazaret, es la "perfección" de la Consciencia Infinita -lo que se viene llamando "dios"- como modelo orientativo, "que hace salir el sol y caer la lluvia sobre buenos y malos, justos e injustos", al parecer lo más sano de 'la buena noticia' es lo menos entendido, reconocido practicado  compartido del mejunje religioso. Lo que se considera "imperfecto" es lo más natural, ¿a caso podríamos madurar, aprender y mejorar sin errores? Ese concepto de "perfección" juzgona y tiesa, tanto a derecha como a izquierda, está mucho más cerca de la neurosis que de la virtud.

Y ahí tropezamos con la doble atadura de la "religión", la cadena que ata dos veces, "religare". Hacer que el poder absoluto se concentre en un concepto inalcanzable y "divino", que lo controla todo desde lo invisible, al que nadie ha visto nunca, excepto, se supone, los integrantes de una casta muy preparada y especialista en memorizar sagradas escrituras y extrañas "místicas" experiencias de otros, claro, -porque si fueran de uno mismo, no juzgarían lo diverso ni lo plural, sino que lo valorarían y acogerían igualmente-, autoridades blindadas "santamente"  que llevan  el timón del Titanic terrestre, desde hace milenios, esperando que este mundo haga crack, para demostrar que su dios existe y que está listo para premiar a los que le aceptan y obedecen y para castigar a los malos que no le han querido reconocer como todopoderoso for ever, sin haber descubierto su total humildad a cada paso..., castigando los pecados temporales con un infierno por toda la eternidad. Vamos, un dios, como para pasar la eternidad adorándolo, al que, encima, se le considera "padre nuestro", mientras descubrimos, pura paradoja,  que en la tierra hay mejores personas, más misericordiosas, generosas y menos juzgonas que su "creador".  Cuando el ser humano se siente traicionado y abandonado por ese creador desmemoriado e incontactable, se aleja de trukilandia, abandona el divino encantamiento y se vuelca cada vez más en las ataduras, creyéndolas libertad, y tiene lógica: son su refugio, lo único "real" que puede manejar. Y ahí se queda. Vegetando en el tiempo y tratando de sacar negocio de los espacios, solo sobreviviendo aunque en realidad  es lo contrario, sobremuriendo  en el caos que para la humanidad dormida es un orden estrafalario e injusto, tan rígido y estricto en lo banal como desatado y permisivo en lo fundamental,  pero el único organigrama banalmente "espiritual" que se conoce y se ejercita. El síndrome de la pescadilla que se muerde la cola o del callejón sin salida. Una situación desesperante porque se haga lo que se haga, nada cambia y si lo hace, es a peor, en un estado lamentable donde lo bueno dura un suspiro y lo malo se hace interminable. El sueño/pesadilla de Segismundo, que diría Calderón de la Barca. 

Sí, ahí están atrapadas la derecha y la izquierda del mundo mundial, delante /detrás, un, dos, tres...Bailando la yenka en las urnas y en los parlamentos, escarbando en la mugre a piñón fijo y si falla la piña, a bombazo limpio, a tiros en las escuelas, hospitales, iglesias, asesinando mujeres, violando niños, declarando "guerras santas", cargándose la naturaleza, que es la despensa de tod@s,  llenando bolsillos insaciables porque lo que está vacío no se ve ni se toca, pero atormenta, grita silencios abismales, segrega soledades estériles, e intemperies petrificadas o enlodadas, sin fin. Nada es bastante para llenar el agujero negro que se come todo.

La especie ha tocado fondo, le quedan en este plan dos telediarios,  y solo tiene dos opciones de emergencia: despertar o petar. Y eso es cosa de cada un@ y del Nosotros interconectado por el amor, -que no es solo deseo voraz y pasajero ni   apego ansioso-, sino un vínculo unívocamente plural, que, inexplicablemente,  aun no se ha estrenado en  común, sería fatalmente estúpido que por seguir inercias inoculadas por costumbres impuestas, el finiquito llegase antes que el descubrimiento de una nueva plenitud, de una auténtica e irreversible felicidad, que nos espera a tod@s a la vuelta de la esquina del absurdo aprendido y asimilado como "lo normal", como "lo de siempre". Ninguna religión salva a nadie si un@ mism@ decide destruirse por dentro sin siquiera enterarse de "qué" y de "quién" Es. ¿No os parece hasta ridículo, nacer como ser humano con todas las posibilidades y acabar como una hoja de lechuga pocha en el contenedor de los residuos orgánicos? 

No, no hemos venido a luchar, ni a sufrir, ni a fardar, ni a tener la razón sobre todas las cosas, ni a acumular prendas maravillosas, ni fama, ni poder, ni magias, ni aplausos, ni éxitos, ni likes, ni a morir matando, hemos venido a experimentar la luz que no deslumbra y que no se apaga nunca, desde dentro y desde fuera, y así, conectad@s y en plural, construir una necesaria y urgente plataforma universal de encuentros en la infinita fase...


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