martes, 7 de junio de 2022

Qué buenas e imprescindibles reflexiones, querido Javier Gallego y querido eldiario.es.

 CARNE CRUDA

Qué tiene que hacer el Gobierno 

Javier Gallego 

eldiario.es

La última encuesta del CIS dice dos cosas que parecen contradictorias pero son complementarias. Dos tercios de los españoles creen que la situación económica del país es mala o muy mala, y sin embargo, dos tercios piensan que su economía es buena o muy buena. Más aún, un 82% considera que la vida le sonríe y solo un 8% siente que no. España va mal pero a los españoles les va bien. La aparente incongruencia no es tal. No es más que la distancia entre la realidad y el relato, entre lo que realmente pasa y lo que cuentan que pasa. Nada explica mejor cómo la hegemonía conservadora dirige la opinión pública de este país. Esa es la razón por la que el Gobierno aprueba leyes pero suspende encuestas.

En España, la derecha anuncia cada mañana el Apocalipsis según Sánchez, abre los telediarios con la llegada del Anticristo socialcomunista y cierra ediciones de periódicos con las siete plagas. Las redes arden con el fuego del infierno bolivariano al que nos está llevando Unidas Podemos. La prensa reaccionaria española y sus lectores viven en Venezuela. En Europa felicitan a Sánchez por la recuperación, la subida del salario mínimo, las medidas contra la crisis y los mejores datos de paro en una década. En España, el presidente nos ha llevado al borde de la quiebra. Ayuso ha salvado a los ancianos aunque los dejó morir en las residencias, pero Sánchez y el Coletas son asesinos de masas. Y así todo.

Bienvenidos a la pista paralela del circo mediático, pasen y vean. Desde que empezó el Gobierno de coalición, hay una estrategia de las élites para derribarlo. El bombardeo es incesante por tierra, mar y aire. Tienen los tanques, los cazas y los portaaviones. Tienen la cloaca y las televisiones, los tribunales y las tribunas, los despachos y las instituciones. El Ejecutivo amplía derechos, la Brunete mediática los reduce a escombros. Sube los sueldos más bajos y lo torpedea el Banco de España. Aprueba leyes del aborto y la eutanasia y sale hasta el obispo de Huelva a condenarlo. Saca adelante dos estados de alarma y los tumban los jueces. Hay una guerra jurídica, una guerra sucia y una guerra cultural contra este Gobierno, que está perdiendo la batalla del relato y a menudo se dispara a sí mismo.  

Lo he escrito otras veces, la coalición tiene tres defectos: una pobre comunicación de sus éxitos, una lenta reacción ante las crisis y una mala relación entre sus partes. Es un gobierno de dos velocidades en el que Unidas Podemos quiere avanzar mucho más deprisa y el PSOE tira del freno para contentar a esos poderes que le apuñalan por la espalda. Los mayores avances han venido del lado del partido minoritario: subida del SMI, ERTES, Ingreso Mínimo Vital, reforma laboral, ley de libertad sexual, ley trans, regulación de la publicidad de casas de apuestas… El PSOE impulsó la ley de eutanasia, pero se quedó a medio camino en la ley de educación, se achantó ante las eléctricas, recortó el Ingreso Mínimo, fiscalizó la reforma laboral, obstaculizó las leyes de Igualdad y ha rebajado la ley de la vivienda y la reforma de la ley mordaza, que se han atascado en el Congreso meses después de aprobarse en el Consejo de Ministros. 

Urge aprobar la ley de vivienda en un país ahogado por los alquileres, los desahucios y la falta de recursos públicos. Urge acabar con la mordaza que recorta libertades civiles. Este martes se vota una reforma fiscal de Unidas Podemos que grava a las grandes fortunas, a las eléctricas y a las casas vacías y una proposición del PSOE para abolir la prostitución. Esos son los logros que el Gobierno tiene que acelerar, acentuar y aprovechar. La coalición solo tiene una manera de ganarle esta batalla desigual a los reaccionarios: acabar con sus luchas internas y ganar las luchas externas para la ciudadanía. La gente tiene que percibir que su vida mejora y saber quién lo ha hecho posible. No basta con vencer, hay que convencer. 

 

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Comentario del blog:

 

Gracias, Javier, por esa lucidez y esa energía.Esperemos que te lean, te escuchen y te entiendan, sobre todo, eso, que te entiendan y que sus entendederas "pongan en valor" la relación entre efectos y causas, algo que de momento no atinan a conectar...Ains!! 

Si la izquierda es la que más se ocupa del bien común, ¿por qué lo destroza cuando lo consigue? La egopatía de los partidos políticos y sus pretensiones hegemónicas son un disolvente automático para el propio bien común. Se cargaron el 15M y casi a IU, para lograr un Podemos que ellos mismos hacen que no pueda nada más que dividir y enfrentar. 

¿Por qué no dejar ya las puñeteras siglas cegatas y unirse en un movimiento activo y sano -como han hecho los de Más País- donde los egos ni siquiera sean los convidados de piedra? Si tu ego ideológico impide que se realice lo que necesita el mundo en que vives para cambiar y librarse de la basura amoral que lo asfixia, arráncatelo y arrojalo fuera de ti lo más lejos posible, sea cual sea tu afiliación política. Es una cita evangélica adaptada a estos momentos de caos y entropía, al borde del precipicio. 

¿Vale de algo tener el mejor menú en la carta si para demostrar quién es el mejor y más poderoso chef , no se para de montar pollos y de destrozar la cocina? Los clientes en las urnas, desesperados y hartos acabarán o bien en el ayuno de la abstención, o comiendo fatal en cualquier chiringuito estafador, mediocre, tóxico y cutre con tal de comer algo...Porque sin comer no es posible vivir.Y sin gobierno inteligente, sano , escuchador, equilibrado y medianamente eficaz no se puede lograr nada que alimente un Estado democrático y justo en el día a día. 

Una guardería de niños cuarentones, obviamente inmadurísimos aunque muy leídos y escribidos, no puede gestionar una central nuclear. Ya no es partiditis ni partidosis , es pura supervivencia y que vivir valga la alegría mucho más que la pena constante porque no se sabe distinguir una cuchara de una regadera ni un Vallecas de un Galapagar, por muy buena disposición que se tenga; si no hay más luces, apaga y vámonos. Es lo que hay. 

Esperemos que las Yolandas, las Mónicas, los Íñigos, los Albertos, las Ineses, los Juanchos, las Manuelas, los Carlos, las Rosas, las Teresas, los Pedros, los Ximos, las Isabeles y otros seres igualmente despiertos o en vías de despertar, no se rindan y sigan atent@s a la escucha, para que el siglo XXI nos ponga al día como pueblos celtibéricos, y merezcamos un cambio semántico en positivo y vayamos dejando lo "español" para la historia, (que ya nos ha gafado bastante el sambenito romano de lo "hispánico") y dejen de identifcarse las trippas ppatrias con el legado fósil de Atapuerca, de los Reyes Católicos, de Fernando VII  o del franquismo, que vienen a ser un totum revolutum  en el terreno político, cultural y social. Humano. 

La palabra y sus contenidos invisibles marca y estigmatiza mucho más de lo que imaginamos. Si nos educan resaltando constantemente, al nombrarnos incluso, nuestros defectos e ignorando nuestras mejores cualidades, la vida y la conducta de cada persona estarán inevitablemente condicionadas por el contenido de la denominación "de origen". Pues eso también ocurre en plural y en colectivo.

 Hay que pinchar cuanto antes la garrula y primitiva burbuja traumática de "lo muy mucho eshppañol", de una bendita vez! Los pueblos de Celtiberia nos merecemos ese cambio, ya. Dos milenios con el marrón a cuestas se lo merecen...

Pero, ojo, vayamos despacio, seren@s, positiv@s y en paz, creando cooperación, empatía y unidad inteligente en la reconstrucción cooperativa de lo plural, porque el cambio necesita su tiempo , su reflexión dialógica y su escucha compartida para afianzarse y progresar, para pasar de ser híspánic@s autómatas a ser celtibéric@s autoliberad@s en la república profunda de una Consciencia celtibérica, todavía en medio de una monarquía hispánica autodisecada, que se caerá por sí misma como ya está en ello, sin que tengamos que matarnos entre nosotr@s, sobre todo porque una inmensa mayoría celtíbera en ese aspecto, no se siente monárquica, aunque compadezca y empatice con Felipe VI, como ser humano, no como rey de algo que ya no existe en el alma y en la conciencia colectiva. 

Recordemos que si todas las células son republicanas, el cuerpo no puede ser monárquico, si la mayoría de células están sanas el cuerpo no puede estar enfermo...La democracia y el bien común bien entendidos, empiezan por un@ mism@. Felipe VI puede fundar un partido democrático o afiliarse a uno de los ya existentes si se identifica con sus ideas, e incluso llegar a ser Presidente y Jefe de Estado de una República Democrática de Celtiberia, con la recompensa, que nunca habría tenido como monarca: ser elegido voluntaria y legítimamente por sus conciudadanos, sin que el manchurrón de una dictadura  fondo fascista le avale y le haya colocado como heredero del acabóse político y social de su propio país. Un destino que, seguramente, una buena persona consciente y bastante responsable, como él, no se merece.

A estas alturas de la Historia se puede y se debe cambiar sin destrozar, ni demonizar ni condenar, sino ayudándonos mutuamente a resolver problemas que cada vez son más frecuentes y a mejorar como seres humanos. ¿Acaso tiene sentido volar por el espacio, hacerse multimillonarios sin pensar en nada más que acumular bienes materiales, sin tener en cuenta la factura de desigualdad e injusticia e insatisfacción que lo permite, o tener una comunicación global tan potente como Internet, y no ser capaces de estructurar una vida mejor en un Estado que no sea dañino para nadie y en el que merezca la pena vivir y sentirse en casa y en familia con nuestros hermanos de especie? Ya no se trata de "buenismos", sino de calidad de vida y valores que nos alimentan psicoemocionalmente tanto como la comida; y, por supuesto,  de supervivencia, ni más ni menos.

 

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