jueves, 11 de agosto de 2022

Gracias, Manel Fontdevila, por la reflexión in situ. Cuántos ruidos tiquismiquis para tan pocas nueces...vacías para más inri...

Protocolo para sillas  


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RAP DE LA ABUELA  


En el reino de la inopia confundir y confundirse

suele ser lo natural

porque desde hace mil años 

en las pperennes Hisppanias siempre ha funcionado igual;

y en semejante bochinche 

entre un rey y un dictador nadie encuentra diferencias,

que tronos y dictaduras son ya puritita inercia

consolidada y tan kuky

que se apoyan mutuamente hasta en la Constitución 

que encadena las Españas en la Cueva de Platón,

en donde los ciudadanos solo funcionan de oyentes,

de marionetas votantes y pufos televidentes

sin que se caiga en la cuenta de que las mismas palabras:

democracia y monarquía son una contradicción

hasta en su etimología,

como así mismo lo son salud con enfermedad,

o locura con cordura, o inteligencia y tontuna,

 o la guerra con la paz, los millones y la hambruna.

 

¿No es ya contradictio in terminis de suficiente calado

tener una monarquía puesta por un dictador

y llamarle 'democracia' a semejante marrón? 

Tener un trono adherido al esperpento social 

como un sello de correos, al que nadie le ha votado,

y soportar porque sí, las consecuencias del caso

aceptando sin chistar lo que nos venga mandado

por la desautoridad de bribones que se forran

a costa del entramado  y se van con el botín,

deméritos del Estado,

entre bancos y emiratos sin que nada se lo impida,

ni justicia ni moral, ni una chispa de conciencia,

es una barbaridad perpetrada  a fuego lento

ya sea por Cuelgamuros, por El Pardo o La Zarzuela,

tal vez por el Escorial,(lugar que produce escoria

como la palabra indica, y que define el lugar

en perfecta sintonía con su esencia natural

por mucho que se le adorne 

con reliquias y sepulcros, y títulos barnizados

con tanta mentira axial). 

De semejantes galernas y tan viejuno huracán

proceden estas calimas absurdas e inexplicables

en el siglo XXI,

que no paran de espesar la mugre que nos exprime 

con nuestra cooperación desde hace al menos seis siglos 

sin que jamás nada cambie,  salvo nombres y etiquetas ,

siempre en el mismo ambientazo 

sin que jamás haya un cambio

que permita despegar el burdel del campanario. 


En semejante debacle lo que acaba de pasar

en la visita a Colombia por parte del heredero

de tan viejo lupanar solo es peccata minuta 

en medio del barrizal de una historia tan absurda

como la que soportamos por herencia y terquedad,

por el empeño cenutrio en que todo siga igual

aceptando siglo a siglo la misma barbaridad

corregida y aumentada por la misma obscenidad

vestida de institución monárquico/ritual. 


El problema no es el hecho de venerar o ignorar

la espada protocolaria que usaba Simón Bolívar

para llevar libertad, república y democracia

a las tierras secuestradas por las ppodridas Españas,

 lo más probable, tal vez, sea que el monarca actual

de la antigua "madre patria"

seguramente no sabe lo que se está celebrando

en tierras desconocidas e historia tan malparada

que acabó con  un imperio sin más principios ni alma

que conquistar y oprimir justificando el saqueo

hasta 'en el nombre de dios', predicando un evangelio

imposible de entender

entre guerras y dolor matando y esclavizando

"en el nombre del Señor" para abastecer el reino

de las Españas vicarias,  hundidas y apaleadas

por quienes se enriquecieron

con las riquezas robadas a los indios de ultramar

convertidos en esclavos. Menuda barbaridad.

 

Y Bolívar dijo "basta"

despertando las conciencias  y el chollo se terminó, 

república se llamó en cosa de cuatro días

lo que desde el siglo XV se llamaba monarquía, 

aunque pasada por agua y diversas geografías,

algo que en "la madre patria" no ha sucedido jamás

porque cuando se intentó la cosa salió fatal.

 

Por esa misma razón Felipe se ha confundido,

no ha podido reaccionar, que no estaba en el guión

lo que debía realizar su puntual personaje,

adaptado a la ocasión. Es lo que tiene el teatro

cuando se hace institución. O tiene la institución 

que acaba siendo teatro. Tanto monta 

monta tanto paripé como escenario.

Para él no existe otra cosa que repetir el guión

de su propio personaje y no en pararse a pensar

en qué país, en qué historia y en qué momento presente

se le convoca al montaje, donde no cabe el toison, ni la corona

ni el cetro de su propia majestad. Nada de mala intención,

que todo es causalidad con efectos a reacción.

 

Y es que la celebración republicana total

ha sido una invitación de la vida y de la Historia

para crecer y cambiar,

y aprender de los antiguos siervos de la imperiocracia

que han sabido dar la vuelta al marrón de su pasado

y construir democracia sobre el viejo y desgajado

imperio de la falacia.  


Con criticar a Felipe y seguir tal como estamos

no se consigue gran cosa,

porque si su reino sigue y su padre nos estafa

mientras a Marichalar le pagamos las escoltas

solo por ser vos quien fuisteis,

con una jeta absoluta sin recato ni vergüenza ,

es porque  lo consentimos en mayoría silenciosa

sin comprender que el silencio cómplice de la injusticia

es el que dicta las leyes en los estados sin alma;

tal vez sea esa situación  la que debiera indignarnos

y despertar la conciencia que lleva siglos dormida

en la peor de las siestas

y cambiar la idiosincrasia de borregos insumisos

de boquilla y tradición, pero eso sí, maniatados

por la propia condición de rebaño cabreado,

pero siempre reverente aplaudidor ppatriota 

protestón y resignado,

correctamente integrado como teledirigido

por el flujo permanente de una "buena educación"

y el  figureo constante

de gañanes entrenados entre lodos y cloacas,

para cuidar de un ganado

sin luces ni solución, siempre con cuentas pendientes 

en el modo Inquisición. 

 

Un cuadro digno de El Bosco o pesadilla goyesca,

que un pueblo tan sufridor y con tanta buena gente

en las pantallas de Babia a la luna de València, 

ni comparte ni merece. 

Así que ¡pueblo, despierta!, pero siempre un@

por un@ para ser esa muralla 

que nos da la consistencia como familia global

y deshaz el maleficio de una historia putrefacta

al descubrir lo que valen y lo feliz que nos hacen

la verdad y la conciencia en la práctica diaria,

compartiendo lo que hay en casa como en la calle.

Todo cura y fortalece si con ello se despierta. Ains!       Dibujo plano de una expresión sorprendida en la cara de la abuela ...

 

 




 

 


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