sábado, 20 de junio de 2020







¿Por qué no es normal la situación de la homeopatía en España?


En este vídeo, grabado antes de la emergencia de la COVID-19, el autor explica cómo, a su juicio, la situación de la homeopatía en España no es la habitual a la de los demás países europeos y del mundo.





Para empezar habría que decir que estamos de acuerdo con los objetivos del Plan gubernamental para la protección del enfermo. Todo lo que sea salvaguardar los derechos del enfermo (más en situación vulnerable) y su atención rigurosa y de calidad contará siempre con nuestro respaldo.
Pero no, no es normal que el mismo Ministerio que estaba culminando el proceso de registro de los medicamentos homeopáticos, ya autorizados para su dispensación exclusiva en farmacias, fuera el mismo que, de manera sorprendente, hacía suyos los planteamientos de grupos de presión pseudoescépticos a las terapias naturales.
No, no es normal que el ministerio gastara más de un millón de euros en una campaña publicitaria que seguro estarían mucho mejor invertidos en cualquier área sanitaria; en la atención primaria, por poner un ejemplo.
No es normal que el Ministerio haya utilizado de manera torticera a las Terapias Naturales como cortina de humo para tapar los verdaderos problemas sanitarios del país, tal como se ha visto en estos meses.
En otros países la situación no es esta y hay una convivencia más natural de las terapias no convencionales, como la homeopatía, y sin toda esta agresividad de los estamentos oficiales. En Francia, Alemania, Austria… en toda Europa se puede practicar homeopatía con normalidad, y especial auge está teniendo en los países de la Europa oriental. Y, caso aparte, es Suiza, donde está incluida en la sanidad pública, tal como recomienda la OMS en su proyecto 2014-20123 . Fuera de Europa es oficial en muchos países como México, India, Brasil, Cuba, etc.
Afortunadamente, hace meses hubo un cambio de gobierno y del titular de Sanidad. Como en otras ocasiones, reiteramos nuestra colaboración sincera a la nueva administración para aportar nuestro punto de vista con el objetivo coincidente de buscar el mejor tratamiento y garantía y seguridad para los pacientes.
Recordemos que, en el fondo, es una cuestión de libertad tanto para los pacientes (complementar su tratamiento con toda terapia autorizada que les parezca oportuna) como para los médicos (prescribir medicamentos también autorizados).
Una vez que la emergencia sanitaria debido a la COVID-19 haya disminuido, esperamos iniciar esa colaboración que puede ser tan beneficiosa para tantos millones de personas. Y es que #HomeopatiaSuma


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 Comentario del blogg

Sigue vigente la justa y razonable crítica del Doctor Gonzalo Fernández-Quiroga. Y es un trastorno social para la salud y las libertades cívicas que sigan en pie, a pesar del cambio político, los mismos derroteros del gobierno actual,que el estado no se plantee una revisión imprescindible de sus criterios completamente erráticos y cafres en materia de salud bien enfocada, más propios de la Inquisición que del siglo XXI, hacia la consideración de la misma ciencia que dicen defender a capa y espada de lo que han dado en llamar 'pseudociencia' haciendo un oxímoron de su propia afirmación. Puesto que la homeopatía no es un invento alucinado de gentes ignorantes, su origen está en el mismo Hipócrates, el padre de la Medicina Universal. La comprobación científica y por ello, práctica, de que lo igual cura lo igual. 
Es curiosamente el mismo principio de la vacunación, que retomó al mismo tiempo, siglo XVIII, la orientación hipocrática, por parte de Jenner en Inglaterra y de Hahnemann en Alemania, respectivamente. La diferencia posterior solo se establece en el uso rentable que  los laboratorios farmacéuticos le sacan a las vacunas estacionales todos los años, más las vacunas reguladas y obligatorias para los niños. Un negociazo espectacular en el que han logrado implicar a médicos y estados. Los unos para recetar y los otros para subvencionar y obligar. ¿Dónde queda en ese negocio la libertad de elección de los vacunandos? ¿Quién tiene la certeza absoluta de que las vacunas son infalibles? Yo misma vacunaba "religiosamente" a las niñas, que cuando se ponían "el recuerdo" pasaban unos inviernos horribles, catarros, anginas, bronquitis, toses si parar...febrículas, diarreas...Algo que no se  me ocurrió jamás relacionar con las dosis de recuerdo, hasta que una de ellas, a la semana del recuerdo fue víctima de la vacuna: se pilló una tosferina que le duró dos meses y se lo hizo pasar fatal. Entonces la médico que le había recetado el pinchazo me dijo que sí, que las vacunas a veces hacen estas faenas y que nos había tocado la china. Pero a mí se me encendió una luz y comprendí, que las vacunas solo tienen sentido en una epidemia, que puestas por sistema una vez y otra sin necesidad lo que hacen es enfermar constantemente con síntomas menores pero incesantes, que además se pueden complicar si las defensas están bajas porque el organismo se acostumbra a la enfermedad renuente y ya no reacciona con fuerza ante la "provocación" vacunadora. 
¿Quién gana con ese juego bastante sucio? Por un lado los laboratorios farmacéuticos que ya en serie fabrican enfermedad al fabricar el supuesto antídoto "preventivo" en serie y por otro lado los estados, que juegan a todopoderosos controlando la salud no con una pedagogía saludable, sino por el miedo a enfermar. Para ello es ideal crear un clima de enfermedad llevadera, de fastidio constante, que no sea tan grave como para paralizar a los enfermos sino que les permita convivir con el malestar y los achaques discretos, que son un modo estupendo de sacar dinero y puestos de trabajo. ¿Cuántos negocios y "carreras brillantes" se irían a la nada si hubiese salud abundante en la sociedad y si solo fuesen necesarios los médicos de cabecera si la gente no necesitase los hospitales nada más que de higos a peras? 
Añado que desde el episodio de la tosferina, nadie se volvió a vacunar de nada en casa. No hubo epidemias, así que nada de vacunas  rutinarias. Ni que decir tiene que los niños que nacieron después tampoco se vacunaron. Y ellos han sido los únicos que en épocas de epidemia contagiosa escolar de cualquier cosa, no se pusieron enfermos nunca.

Conste que no soy antivacunas, está muy bien que existan. Lo que ya no se comprende es que si ese mogollón tan poco claro se considera vital en la "ciencia" y sus laboratorios, en los estados como el de España, se valore tanto una sola cara de la prevención obligatoria y se degrade la Homeopatía como terapia normal y eficaz, que está basada en el mismo principio terapéutico de la cooperación entre lo que enferma y lo que cura,en vez de en la lucha destroyer entre la enfermedad y el supuesto remedio, en cuyo combate quien pierde siempre es el paciente, que no pasa de ser aliviado en los síntomas y casi nunca curado en profundidad, con el añadido de las secuelas y efectos secundarios que en homeopatía prácticamente no existen salvo en las primeras tomas, donde lo máximo que puede ocurrir es un  suave pico de la sintomatología mientras el cuerpo ayudado por la sustancia se despierta y saca salud de la enfermedad en unas horas. El cuerpo bien tratado, sube sus defensas y se "responsabiliza" bioquímicamente de su proceso, gracias a la acción biointeligente de la sustancia que lo despierta y pone en marcha su vitalidad y energía específica para sanarse, de un modo completo, no a trozos, puesto que la homeopatía supone un impulso sanador a nivel no sólo físico, sino también emocional y mental, nada está separado en el Ser. 

Es incomprensible que en España no haya una formación homeopática seria y científica en la Universidad y que una inmensa mayoría de médicos no solo la desconozcan es que la marginan y la desprecian sin conocer sus grandes y sanísimas propiedades. En Europa no es así. Los médicos estudian Homeopatía y la recetan en todas las edades, unas veces sola, otras combinada con productos alopáticos. Todas las farmacias alemanas, francesas, belgas, suizas, inglesas, disponen de productos homeopáticos. Aquí son rarezas que se deben pedir porque no las tienen, a no ser que se trate de alguna farmacia que ha sabido mantener la dignidad de la ciencia farmacéutica con verdadero valor y vocación, como en Valencia lo son Ribera y Ruzafa. La farmacia en este país ha perdido el Norte. Los farmacéuticos rara vez preparan nada, solo venden, de modo que cualquiera puede sustituirlos con un tiempo de práctica en el mostrador. 
Recuerdo aun cuando era pequeña en los años cincuenta y sesenta,  el médico recetaba y la farmacia elaboraba los preparados tanto alopáticos como homeopáticos. Ahora solo los laboratorios son los amos del cotarro. 
Un éxito arrollador de un sistema capitalista que deshumaniza, despersonaliza y aisla. Al mismo tiempo que cierra en el ser humano esa zona de autoconocimiento de sí mismo que es la dinámica entre salud y enfermedad como escuela de vida, en la que el Médico debe ser también maestro y no solo recetador de potingues y manipulaciones experimentales en quirófanos cuando no se sabe cómo afrontar la enfermedad con inteligencia y se se emplea la simple mecánica del carnicero  medicinal y del mecánico ajustatuercas, como solución y el tóxico como medicina que "combate" y acaba por derrotar siempre al mismo: al paciente. Una "medicina" que intoxica en vez de desintoxicar, y complica en vez de curar, no merece ese nombre, sino el de 'matasanina'. 

La ciudadanía en una democracia no puede permitir que la manden al matadero cada vez que se pone enferma y debe exigir al estado que respete su derecho a elegir el modo en que cada ciudadano se encuentre más a salvo y más implicado en su propia curación, que también es parte del bien común, como ahora se está demostrando en la pandemia. 
Ya no se trata de invertir dinero a ciegas en medicamentos y tratamientos recomendados por personal al servicio de los laboratorios multinacionales, que en los enfermos solo ven cobayas. Se trata de que se forme un comité de salud pública en el que haya médicos y sanitarios de familia, al que la ciudadanía tenga acceso y pueda informarse y denunciar malas prácticas médicas y hospitalarias, y que no sean cuatro "listos" sin verdaderos conocimientos prácticos, sin ética ni escrúpulos, que se cuelan entre profesionales de verdad y de vocación humanística como son, por fortuna, la mayoría de nuestros médicos, tan castigados por el sistema desde la misma elección de la carrera. 

Doy las gracias al Doctor Fernández-Quiroga y a todos los y las doctoras que cooperan en HomeopatíaSuma y en Hablando de Homeopatía, ya sea como lectores o escritores. Son una escuela abierta de conciencia y de salud tanto física como psicoemocional, como social y cultural. Como espiritual y consciente. Y animo a todas y todos las que deseen cambiar de panorámica y de paradigmas y horizontes agotados, que entren en ese ámbito creativo, respetuoso y tan despierto como solidario, porque en ese ámbito se está construyendo el mundo nuevo que necesitamos con urgencia para renacer como verdadera, sana y lúcida humanidad sin la que no será posible ningún futuro.

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