jueves, 25 de junio de 2020

Lo que hay que hacer; y por algo hay que empezar. Dejemos de decir amén con resignación y empecemos a decir anem!!! con r-evolución, que solo nosotros podemos resolver y disolver las realidades autómatas que nos aplastan. ¿Cómo? ¡Despertando de una vez por todas!






#KilosDeSolidaridad: especial 'Hoy por hoy' desde el Carrefour de Alcobendas

La recogida de alimentos para paliar la situación de emergencia que viven muchas familias españolas por la pandemia de coronavirus comienza este jueves y se extiende hasta el domingo 28 de junio en 200 hipermercados Carrefour

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Por esta dirección deben ir las iniciativas mediáticas. Gracias, a la SER y a las empresas que, como en este caso Carrefour, demuestran sensibilidad y empatía fraternal hacia el prójimo peor parado en esta baraúnda, en este dramático TiKToK, como dice Iñaki Gabilondo en su comentario de hoy, al que nadie debe ser ajeno. Porque a todas y a todos nos afecta directamente.




Tal vez ha llegado la hora de hacerse cargo del presente directo sin especular con las quinielas de un mañana cada vez más incierto, al que no se tiene la certeza de llegar en medio de la hecatombe. Se puede enloquecer y devorar todo desde la histeria, pero también se puede elegir la reflexión serena y compartida en medio del vértigo, teniendo cada vez más claro que no somos lo que nos pasa, sino el resultado de cómo enfocamos y gestionamos lo que nos pasa. Ese es el verdadero poder de que disponemos o al que renunciamos, cuando nos dejamos arrastrar solo por la apariencia de lo que sucede y el griterío de la distracción y el miedo que generan los tiempos demoledores, como consecuencia de su propio suceder, al que nadie del Primer Mundo es ajeno. Y así perdemos la perspectiva fundamental: en qué nos afecta lo que pasa a nuestro alrededor y en el caso de poder aportar soluciones, ideas, ayuda, ponerse manos a la obra. Hay muchas formas de hacerlo. La fundamental es acudir a las asociaciones de barrio, de vecinos con propuestas aterrizadas. Las AAVV ya tenemos en muchos casos experiencia con la crisis del 2008, con los refugiados, con los desahucios, con los bancos de alimentos y los espacios de acogida y atención básica. Lo bueno que tiene el bien común es que es bueno porque es comunitario y no solo individual. Nada que ver con ser políticamente comunistas. El bien común no necesita ideologías, sino sencillamente una sana inteligencia emocional. Eso que vinieron a reivindicar Sócrates, Aristóles, Platón, Kant, Buda, Jesús, Mikao Usui, Gandhi, Luther King,  Nelson Mandela, Hanna Arentd, Chomsky, Naomi Klein, Yannis Varoufakis, Julio Anguita, Sami Naïr o Federico Mayor Zaragoza.

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