jueves, 18 de junio de 2020

Ideas, ideas, ideas. Las mejores para compartir y poner en marcha. Si el capitalismo contamina y mata la Natura, cultivémosla en casa. Si nos arruina con su especulación y queremos que su mafia desaparezca, consumamos lo mínimo y a ser posible con elaboración propia e intercambiando en trueque todo lo que podamos. Si el edificio del destrozo social nos impide vivir, no ayudemos a construirlo, deconstruyámoslo. No le facilitemos el matrerial ni la mano de obra, que en realidad somos nosotras mismos, empezando por cambiar nuestros hábtios y tendencias teledirigidas con el mando a distancia del comsumismo y la publicidad, dos puntales de la ruina total que han minado los cimientos de la conciencia social e individual hasta llevarnos al borde del abismo. Aún no hemos caído y podemos dar la vuelta. Volver a casa: a la humanidad fraterna que somos y casi habíamos olvidado en-redados entre anuncios, cotilleos, consumo robótico y autómata, bulos y tontunas. Banalidad del mal como modus moriendi. Gracias, pandemia, despertadora universal.

ConsumoClaro Cómo cultivar un minihuerto en tu cocina con semillas del súper


Rabanitos, zanahorias, guindillas y hasta remolachas pueden crecer en macetas o latas viejas, con un buen compost y cerca de una ventanana

Eva San Martín Eva San Martín

No necesitas un jardín, ni tan siquiera una terraza. Si tienes una ventana o un alféizar, tienes espacio para cultivar tu propia comida. Crear un pequeño huerto en la cocina resulta divertido, ornamental y sabroso a partes iguales. Pueden ser brotes germinados en un recipiente de aluminio reutilizado, pero también remolachas, rabanitos e incluso zanahorias pueden crecer en macetas y recipientes reciclados, como una vieja lata de aluminio con agujeros. Y deja que tu estómago te guíe: si nadie come rabanitos en casa, olvídate de ellos y cultiva en su lugar una planta de guindillas.

1. Germinados o brotes para comer




Aunque los venden en el súper para hacer ensalada, puedes cultivar tus propios germinados de semillas en un recipiente de aluminio vacío (si lo reutilizas, tu cultivo será más sostenible) u otro envase rectangular al que quieras dar un nuevo uso para evitar que acabe en la basura. Perfora unos agujeros en el fondo, rellénalo con una mezcla de compost y/o sustrato de jardinería ya preparado para cultivar hortalizas y esparce muchas semillas para que queden encima de la tierra: puedes usar semillas de kale, berza, mostaza o rabanitos. En este vídeo te enseñamos a construir un compostador con dos macetas.
Cubre tus semillas con papel de cocina húmedo, y riégalas todos los días para la tierra se mantenga húmeda y esponjosa. Una vez que germinen (lo harán muy pronto, en apenas unos días), retira el papel de cocina. Y en unas dos semanas ya tendrás listos tus brotes. ¡Y obtenidos de forma más que ecológica! Las semillas las puedes comprar online o en un vivero o centro de jardinería cercano; ahora que ya están abiertos.

2. Rabanitos

Pueden crecer muy bien y formarse rabanitos bien desarrollados en una maceta colocada cerca de una ventana soleada, mejor si está orientada al sur. En una maceta mediana, puedes plantar entre cuatro y cinco semillas, bien separadas, como medio palmo. Esta planta, como todas, puede beneficiarse de recibir un poco de aire fresco: si tienes la posibilidad de abrir la ventana, adelante.
Tal vez las hojas de los rabanitos no sean de un verde tan vibrante como cuando los cultivamos en el exterior, y pueden tardar un poco más en crecer (en exterior pueden estar listas en 20 días), pero aun así es un cultivo facilón y muy agradecido para añadir a tu pequeño huerto de interior. Y no solo sus raíces engrosadas (el rabanito) son comestibles. También existen recetas para aprovechar sus hojas: hay quien las saltea con cebolla y hasta quien las aprovecha en las cremas o para preparar un pesto.

3. Zanahorias

Como ocurre con el rabanito, seguramente su cultivo sería mejor en el exterior, pero aun así pueden cultivarse y crecer felices dentro de una maceta en un alfeizar de una ventana soleada. Si tienes un recipiente profundo o escoges una semilla de una variedad más pequeña, mejor: así permites el desarrollo de zanahoria.

4. Menta y hierbabuena

Puedes plantarlas con un compost o abono húmedo en una maceta pequeña, e incluso en una lata de aluminio a la que hayas perforado unos agujeros con un objeto punzante. ¡Pero ten cuidado de que no se te escurra y te hagas daño! De este modo, tanto la menta como la hierbabuena crecerán felices en una ventana de la cocina. Y puedes conseguir estas plantas gratis. Como sucede con la albahaca, puedes reproducir tus plantas de menta o hierbabuena del súper y hacerte con un suministro de hojas frescas casi eterno.
Corta unos tallitos de tu planta del súper de entre 12 y 15 centímetros o usa una de las ramitas frescas que compres en la sección de refrigerados. Mete estas ramas en agua. En un par de semanas empezarás a ver cómo echan raíces. Cuando tengan un tamaño razonable, cámbialas a tu maceta y disfruta de menta y hierbabuena fresca para tus platos y bebidas durante meses. Recuerda regarlas con frecuencia: tanto la menta como la hierbabuena prefieren la tierra bien húmeda.

5. Albahaca y perejil

La albahaca siempre crece bien en interior, cerca de una ventana. Hace unas semanas te contábamos cómo obtener plantas de albahaca gratis a partir de la maceta del súper o de tallos cortados. Coge unas de tus plantitas y dale espacio para que crezca a sus anchas en una maceta mientras dispersa su refrescante olor por toda la cocina. También puedes probar con otras aromáticas, como el perejil, el eneldo e incluso el cilantro. 

6. Guindillas y chile

No solo son sabrosas, las plantas de guindilla y otros chiles también resultan unas plantas muy ornamentales para tu huerto de cocina. Puedes encontrarlas de distintos colores: hay chiles verdes, amarillos, rojos o verdes, y de todas sus tonalidades intermedias. Si quieres semillarlas, mejor hacerlo a finales del invierno, alrededor de finales de febrero. Pero ahora puedes encontrar los plantones ya crecidos y listos para añadir a tu huerto interior en viveros y centros de jardinería u horticultura. 

7. Rúcula y otras hojas de ensalada

Lo bueno de plantar verduras que crecen a lo largo en lugar de a lo ancho es que caben en recipientes más pequeños; y por tanto, resultan más apropiadas para cultivar en espacios reducidos como una cocina. Es el caso de la rúcula, pero hay más verduras de ensalada de crecimiento longitudinal, como la achicoria. Todas ellas aportan verdor y frescor a tu minihuerto interior.
Cuando crezcan, puedes coger hojas individuales a medida que las necesites o hacer un corte único a la planta; y dejar que rebrote. De este modo, puedes conseguir un par de cortes de ensalada. También resultan perfectas para cultivar en una vieja lata de aluminio con agujeros. En este artículo te contábamos otros usos para aprovechar tus viejas latas y salvarlas de la basura.

8. Remolacha

Su cultivo en interior es tan sabroso como ornamental. El tono de las hojas y tallos de la remolacha adquiere un vibrante color rosado mezclado con verde casi desde que la semilla comienza a germinar. A medida que la planta de remolacha crece y su raíz engrosa (que es lo que nos comeremos), su aspecto no hace sino mejorar. Si te gustan los planes camperos, incluso dentro de la cocina o del salón, puedes usar las macetas de remolacha para adornar la mesa en lugar de flores.

Cultives lo que cultives, escoge plantas sencillas que te proporcionen alegría y resulten fáciles de cultivar. Lo último que necesitamos este verano son decepciones.

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