jueves, 11 de junio de 2020

Este post nos llega en el momento más oportuno. ¿Quién no está quemado por el confinamiento y los estados de alarma a tutiplén, pero necesarios para contener el desbordamiento de contagios y muertes a quemarropa? El Doctor Jorge Manresa nos cuida, nos informa y nos previene acerca de los riesgos posibles. Muchas gracias, otra vez, a esos ángeles de bata blanca admirables e imprescindibles. Los médicos auténticos, no los robots en serie, cuyas consultas apenas se distinguen de un taller mecánico



Tratamiento homeopático del síndrome de burnout


Con gran enfado de los lingüistas, los anglicismos han ido calando en el vocabulario de la población de habla hispana hasta hacerse un hueco en nuestro medio. 
El tradicional “estoy quemado” con el trabajo, la pareja, la sociedad, etcétera, ha sido sustituido por la palabra sajona “burnout” cuyo significado en español es el mismo, “estar quemado con…”.
Los medicamentos homeopáticos, como hemos comentado en otros artículos de nuestro blog sobre homeopatía, juegan un papel de primer orden en el tratamiento de los síntomas nerviosos y su repercusión física derivados de esta situación, pudiendo adaptarse a su manifestación en cada individuo, eludiendo los molestos efectos secundarios como somnolencia, trastornos digestivos o atontamiento, propios de los tratamientos con fármacos convencionales.
Este síndrome (conjunto de síntomas) fue descrito por primera vez en 1969 al comprobar el extraño comportamiento que presentaban algunos oficiales de policía de aquella época: agentes de la autoridad que mostraban un cuadro de síntomas concreto.
El término «burnout» fue acuñado por primera vez en 1974 por Herbert Freudenberger, en su libro “Burnout: The High Cost of High Achievement”. Posteriormente, en 1986, las psicólogas norteamericanas C. Maslach y S. Jackson definieron el “burnout” como “un síndrome de cansancio emocional, despersonalización, y una menor realización personal que se da en aquellos individuos que trabajan en contacto con clientes y usuarios”.
Reconocido oficialmente como enfermedad por la Organización Mundial de la Salud como “Burnout, síndrome de estar quemado o de desgaste profesional”, ha sido incluido en la Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y Problemas de Salud Conexos (CIE-11), aprobada en 2018.

¿Qué es el “síndrome de burnout”?

El “burnout” afecta a una parte importante de trabajadores que viven en un estado de estrés y ansiedad permanente, originado en el contexto laboral y que tiene repercusiones de índole individual en el sentido de la aparición de un estado de agotamiento emocional, una actitud distante frente al trabajo (despersonalización), y una sensación de ineficacia, de no hacer adecuadamente las tareas. A ello se suma la pérdida de habilidades para la comunicación.
La inseguridad laboral, el teletrabajo en casa en condiciones a veces poco o nada favorables, la espada de Damocles de los expedientes de regulación de empleo -temporales o no-, los despidos y las perspectivas de un futuro social y laboral incierto, ha favorecido la aparición de nuevos casos de este síndrome.
En el caso particular del personal sanitario es un problema cuyo número de afectados va en aumento, incluso antes del estado de pandemia actual. La presión y la sobrecarga de trabajo a la que están sometidos esta clase de trabajadores hacen que gran parte de ellos se encuentre en una situación de estrés laboral y personal constante.
Las exigencias laborales, la presión a la que están sometidos y la responsabilidad que recae en ellos, lleva a que el personal sanitario sea uno de los más afectados en el panorama laboral con su correspondiente repercusión en la práctica clínica.
Aunque el “burnout” puede manifestarse en el sanitario de muchas formas, una de las más importantes es la dificultad para manejar emociones intensas de sus pacientes, e incluso de sus compañeros, lo que lleva a cometer más errores en la práctica. También hay una pérdida de la capacidad para identificar los sentimientos que está sintiendo él mismo, el paciente o los compañeros, es decir, una falta de empatía. 

¿Cuáles son los síntomas principales del “burnout”?

Los principales síntomas del “burnout” son:
Agotamiento emocional: un desgaste profesional que lleva a la persona a un agotamiento psíquico y fisiológico. Aparece una pérdida de energía, fatiga a nivel físico y psíquico. El agotamiento emocional se produce al tener que realizar unas funciones laborales diaria y permanentemente con personas que hay que atender como objetos de trabajo. En este contexto es frecuente el insomnio, la ansiedad y la depresión.
● Despersonalización: se manifiesta en actitudes negativas en relación con los usuarios/clientes, se da un incremento de la irritabilidad, y pérdida de motivación. Por el endurecimiento de las relaciones se puede llegar a la deshumanización en el trato.
● Falta de realización personal: disminución de la autoestima personal, frustración de expectativas y manifestaciones de estrés a nivel fisiológico, cognitivo y comportamiento, reduciéndose el rendimiento laboral. Pérdida de un equilibrio razonable entre su vida laboral y su vida personal.
● También pueden con el “burnout” aparecer síntomas físicos tales como:
         Fatiga crónica.
         Abuso de alcohol, comida (obesidad) y otras sustancias.
         Deterioro cardiovascular. Infarto de miocardio.
         Dolores gástricos +/-desordenes gastrointestinales.
         Vulnerabilidad a las enfermedades.
         Pérdida de peso.
         Dolores musculares.
         Migrañas.
         Asma.
         Desarreglos menstruales.
         Diabetes.
         Dolores de espalda.    

Tratamiento del “burnout”

Si piensa que está “quemado” en el trabajo puede tomar algunas medidas personales que pueden acompañar el tratamiento farmacológico si se precisa o incluso evitarlo, veamos algunas de estas medidas de tratamiento del “burnout”:
Administre los factores que le estresan y que contribuyen al agotamiento del interés en el trabajo. Resulta muy útil hacer un plan para resolver los problemas que lo provocan.
Evaluar las opciones dentro de su ámbito laboral, puede ayudarle a cambiar las expectativas o llegar a compromisos o soluciones con sus empleadores o compañeros.
Intente ajustar su actitud en el trabajo en relación con sus compañeros y con usted mismo.
Buscar apoyo en sus compañeros de trabajo, amigos, seres queridos u otras personas, puede ayudarle a lidiar con el estrés laboral y la sensación de agotamiento.
Evalúe sus intereses, habilidades y pasiones.
Hacer algo de ejercicio puede ayudarle a llevar mejor el estrés.
Es lógico pensar que esta situación de estrés crónico puede manifestarse en cada individuo de maneras muy diversas, con predominio de los síntomas físicos o psíquicos según la persona. Los dos pilares del tratamiento del “burnout” estarían constituidos por la psicoterapia y los medicamentos.
La necesidad de individualizar el tratamiento da aún más valor a la utilización de los medicamentos homeopáticos para tratar este problema de compleja expresión, sobre todo cuando el interrogatorio del paciente se limita a los síntomas físicos.
La homeopatía nos brinda múltiples opciones terapéuticas adaptadas a cada caso, recogiendo muchas de las manifestaciones típicas del “burnout”:
  • ACIDUM PHOSPHORICUM: Depresión reaccional o por agotamiento. Incapacidad para el trabajo intelectual.
  • CHAMOMILLA: La ansiedad se manifiesta con un carácter colérico tras el que aparece la ansiedad y al que se suma una hipersensibilidad al dolor.
  • ACONITUM NAPELLUS: Las crisis de ansiedad se presentan de manera súbita e intensa, con sentimiento de muerte inminente. Se acompaña de hormigueo, dolor en el pecho y palpitaciones. Ataques de pánico.
  • ARGENTUM NITRICUM: El enfermo va acelerado, se le amontonan las tareas porque tiene dificultad para manejar su tiempo. Puede presentar fobias múltiples y síntomas muy variados: diarreas, molestias urinarias, dolores gástricos, afonía, calambres, vértigos.
  • NUX VOMICA: Destaca la irritabilidad, la agresividad y la intolerancia a la contradicción. Suele acompañarse de síntomas digestivos espasmódicos.
  • NUX MOSCHATA: Predomina la obnubilación, la somnolencia y la confusión en sujetos con una hipersensibilidad emocional, que además presentan habitualmente una sequedad marcada de las mucosas.
  • STRAMONIUM: La ansiedad se acompaña de agitación, tics, verborrea.
  • AURUM MURIATICUM: La ansiedad ocurre en una personalidad depresiva con autodepreciación, insomnio y acompañada de cóleras violentas difícilmente controlables.
  • GRAPHITES: Persona ansiosa y temerosa, de llanto fácil, con lentitud de pensamiento y decisión.
  • IODUM: Ansiedad con hiperactividad, impulsos violentos, accesos de calor en la cara, taquicardia.
  • LACHESIS: Ansiedad con susceptibilidad exagerada, locuacidad, celos exacerbados y sobreactividad psíquica.
  • LYCOPODIUM. Personalidad con falta de confianza en sí misma. La ansiedad se acompaña de hiperemotividad, irritabilidad y complejo de inferioridad.
  • PULSATILLA:  Humor muy variable que mejora muy fácilmente con el consuelo. Llanto fácil.
  • STAPHYSAGRIA:  Pacientes con un sentimiento de injusticia muy marcado, con una susceptibilidad exagerada.
  • MAGNESIA CARBONICA: Medicamento muy útil en la ansiedad acompañada de dolores espasmódicos, genitales, digestivos o musculares.
  • MOSCHUS: Tiene una expresión emocional exagerada, con cierta teatralidad. No es infrecuente que el mareo se acompañe de desvanecimiento o desmayo.
NATRUM MURIATICUM con su tendencia introvertida y melancólica, CYCLAMEN con su escrupulosidad y perfeccionismo marcados o GELSEMIUM en el que destaca la ansiedad de anticipación y el miedo paralizante serían 3 ejemplos más entre muchos, de las posibilidades de la homeopatía para tratar el “burnout”.
Dadas las múltiples posibilidades de tratar el proceso con medicamentos homeopáticos, se hace imprescindible la consulta con el médico o farmacéutico homeópata a la hora de escoger el tratamiento que más se ajuste a cada paciente.
En resumen, lo recomendable es mantener una mente abierta mientras considera las opciones, y si piensa que está sufriendo este síndrome, intente solucionarlo lo antes posible consultando con su médico o con un profesional en salud mental

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