jueves, 30 de abril de 2020

La voz de Iñaki Gabilondo | 30/04/20 | Si nos comportamos como nuestros ...




Creo, modestamente, que llamar política a una constante pelea de corrala entre marujones ideológicos, más parecida a la escena inicial de la zarzuela Gigantes y cabezudos, que a una sesión parlamentaria de cualquier país civilizado, es demasiado arroz para tan poco pollo. No es política ni de coña. Sino una deplorable pelotera de taberna entre clanes de vecinos descerebrados, partidarios del Barça y del Real Madrid, enardecidos por el exceso de cañitas, finos, cafés y cocacolas a saco. 
La política se está haciendo en los hospitales públicos bajo mínimos, en la panadería, en las farmacias, aconsejando, preparando diluciones homeopáticas y mandado pedidos a domicilio, en la limpieza de las calles, en el servicio solidario a los ancianos y personas de riesgo que no pueden ni salir a comprar la comida y los medicamentos, en los esclavos de Glovo o Amazon, que se tienen que pagar la seguridad social con  la miseria de sueldo que les pagan por llevar comidas y compras a domicilio aunque caigan chuzos de punta. La política la está haciendo la chica que dos días a la semana sigue limpiando las escaleras, puertas, ascensores, cristales, accesos, descansillos y la entrada en los bloques de viviendas, expuesta a que se le contagie cualquier modalidad del Covid-19. La política se está haciendo en las clases online entre maestros y alumnos, en la reposición de material y en la caja de  tiendas y supermercados, en las pocas Cajas de Ahorro que la crisis no se llevó por delante en 2008, como las de Manacor, Ontinyet o Unicaja, que no dudan en atender a los pensionistas personal y humanamente, sin maltratarles como sí está haciendo por ejemplo en , el BBV, Santander o Bankia, reduciendo la atención a una sola sucursal, en cuyas aceras se hacinan durante horas esos pensionistas que no pueden con su alma y cuando les llega el turno es la hora de cerrar la ventanilla, que solo atiende lunes y miércoles de 8 a 10, exclusivamente a sus clientes, a pesar de estar comprometidas con el Ayuntamiento para cobrar el IBI, por ejemplo. La política la están haciendo los trabajadores que no pueden cobrar el salario porque la empresa ha parado y a los que la renta básica no les ha llegado.
Esa es la política, la dinámica de la Polis (ciudad) y la vida de la politeia (ciudadanía). De ese carnaval de los animales que tenemos en el corral de la Carrera de San Jerónimo, nos sentimos completamente al margen. No por nuestra voluntad, es que no podemos comprender su idioma. Necesitamos tiempo y reflexión para concederles un lugar digno de estudio, pero nos falta tiempo: hay que emplearlo en desinfectar todo constantemente, en lavarnos las manos cada cinco minutos, en lavar sin tregua fregaderos y encimeras con lejía, tres veces las verduras, en poner lavadoras sin parar, tender, recoger y guardar la ropa, bajar basura separando lo orgánico, el plástico, las latas, el aluminio, los vidrios, los textiles, el cartón y el papel, en poner y quitarse mascarillas y guantes, en descalzarse y calzarse al entrar y salir de casa. En conectarnos al teléfono y al ordenador para saber algo de nuestros seres queridos, familiares y amigos. Ahora mismo, la política está ahí dando el callo desde la base imprescindible para que la gestión de la vida en común, que en realidad es la política no se vaya por el desagüe. Lo "otro", o sea "los otros", se parece más a la peli de Amenábar que al parlamento de un estado democrático. Son más zombis que otra cosa.

Sánchez está en la parra. Sigue con la mentalidad provincialista del Imperio Romano desde la cúpula, como si fuese Augusto, a decretazos porque sí, sin darse cuenta de que estamos en el siglo XXI y el concepto pro-vincis, está más que superado por el desarrollo autónomo imprescindible de los territorios. Por otra parte hay autonomías incapaces de desarrollar una empatía responsable y solidaria en tiempos de peligro universal, donde es fundamental la unidad de lo diverso, que no equivale a que un centralismo fagocite las partes de su identidad-puzle aprovechando la ocasión para meter goles en un sentido o en otro. Y esa realidad, personajes como  Torra o como los australopitecos de la derecha feroz, ni la ven ni se la imaginan. Cuando el Planeta debe ser una piña para salvarse del destrozo des-humano, y se le está pidiendo a Europa que reaccione con decencia, lucidez y humanidad en el nivel económico y social, no tiene el menor sentido aprovechar el Armagedón para sacar votos de las comanditas ideólogo-folkloricas. Porque el finiquito general no tendrá en cuenta si se es de derecha o izquierda, catalán, gallego, balear, riojano, holandés  o saharawi. 

Lo cierto es que la politeia española está hasta la coronilla de que su dolor y su esfuerzo constante sirva de comidilla cutre y manipuladora en el Parlamento, que debería ser la sede de representación del pueblo soberano en el que precisamente el pueblo ni siquiera es el convidado de piedra, es que no existe, no se puede reconocer en ese mejunje. Ni siquiera con la mejor voluntad. 

Si la oposición no tiene más ni mejor argumento que el insulto, la coz, el mugido, el rebuzno, el mordisco, el arañazo, la embestida, la cornada, el erupto emocional y la defecación instintiva, no está capacitada para ocupar escaños, sino establos. Es evidente. Y es seguro que sus votantes lo van a tener en cuenta. Pero lo que tampoco tiene sentido es que un Vicepresidente del Gobierno les responda en el mismo plan, considerando que el fascismo es menos grave que el parasitismo. No se puede bajar tanto el nivel de comunicación sin quedar a la misma altura que los provocadores. Exabruptos e insultos no pueden ser el recurso que llene el vacío argumental. Entre quejas, reproches personalizados y zarandajas viscerales, se está evitando entrar en la realidad política, porque ese tipo de show no es política, es vergüenza ajena. Ojo, que la ideología tampoco es política sino mera especulación de ideas, aplicables a cualquier gestión y forma de vivir, que nunca se debería usar como justificante de las propias incapacidades y de la falta de autocontrol. Si no se tiene siquiera la capacidad para escuchar, que no es lo mismo que oir, pensando en cómo rebatir lo que te están diciendo sin haberlo escuchado, comprendido y asimilado para poderlo analizar y responder con acierto y claridad, nunca se debe asumir una responsabilidad de representante de nada que no sea el propio tinglado individual, o sea, jamás se debería intentar representar a nadie y menos a millones de personas. La política no es una carrera profesional, es un servicio público y temporal, el gestor político no puede ni debe carecer de una profesión, de un oficio que le permita vivir al margen de sus convicciones ideológicas lo que éticamente es un bochorno y un negocio nada más. Y un perjuicio demoledor para su credibilidad como servidor y gestor púbico. 

Una vez hecho al análisis y la crítica, vayamos con las propuestas. ¿Cómo actuar concretamente en semejante cisco de paranoias, miedos y cabreos sordos y vocieferantes?  

1. El presidente Sánchez si quiere lograr lo que dice, no tendrá más remedio que tragarse el marrón y convocar a la oposición como se convoca a un socio, a un vecino del mismo bloque que se está hundiendo. Aunque haya sido ese mismo vecino el que ha socavado los cimientos del edificio pretendiendo hacerse un garaje particular con el que forrarse alquilando plazas sin pedir permiso a la comunidad ni pagar impuestos municipales. Teniendo en cuenta que cuando eso sucedió el Presidente Sánchez no dijo nada y le siguió la corriente aprobando que 155 coches ocupasen plaza en el sótano provocando la amenaza de derrumbamiento. Es decir, que no basta con que el consejo de ministros de un gobierno en minoría parlamentaria decida decretos si no cuenta con la oposición; la tarea que ahora toca realizar no es luchar por imponer el propio criterio, sino conseguir que en el propio criterio se pueda incluir la cooperación de la oposición, que alguna cosa útil puede aportar, si se logra que se calme y se aclare más allá del piñón que se pilló perdiendo las elecciones e imputada en todos los juzgados. Valorar al pp más que a vox debería ser un puntazo. Mientras ambos se identifiquen con el mismo "enemigo" no habrá nada que hacer. Es hora de abandonar el concepto "lucha" y la hostilidad como señuelo. El horno no está para bollos.  La opción menos cafre podría ser contar con el pp, comunicarle las decisiones y pedirle su opinión y propuestas, y así vox se quedaría como la vanguardia kamikaze que se desgasta en el ataque a todo bicho viviente con más tripas que inteligencia,  con lo que el pp iría tomando conciencia de que le acerca más a su regeneración y al perdón social, una cooperación civilizada con el bien común que montarse un pastiche destroyer con la política más descerebrada, que de cara al momento político global es una devastación para el propio partido popular y para la sociedad. Imprescindible fomentar una empatía regeneradora y dejar atrás esa estúpida y salvaje antipatía devastadora.

2. Si los partidos derechistas, de verdad quieren el bien de España no se pueden seguir comportando como la falsa madre en el Juicio del Rey Salomón. O mía o que,matándola, la partan por la mitad. Evidentemente, esa barbaridad no es sostenible. España nunca va a ser otra vez 'una, grande y libre' al estilo franco-falangista. Ha tenido la única y más larga etapa democrática de su historia y ni siquiera los peperos más zafios querrían renunciar a las libertades que aun tenemos, a la libre expresión, al libre albedrío y a la salud social de no depender del miedo para casarse con alguien del mismo sexo, como Maroto, o a expresar libremente el pensamiento como hacen en las redes sociales tantos derechistas,sin que "la social" de Billy el Niño se los lleve a la DGS y los tire por la ventana diciendo que se han suicidado.
Cierto que nuestro caso es muy chungo, pero debemos rescatar lo que aun no se ha ido al garete, conservarlo y mejorarlo. Cambiar lo que no funciona pero se ha hecho privilegio para unos y costumbre sufridora para otros, no solo no nos va a hacer daño ni nos va a hacer menos españoles, al contrario, nos va a ayudar a cambiar lo que no nos permite avanzar y crecer en civilización y cultura convivencial. Es más, solo en esa dirección podremos salir de este estado de marasmo total. Entenderse con inteligencia es propio de seres humanos lúcidos y conscientes. Volverse la espalda, ignorarse o andar a la greña dando palos de ciego para que cualquier sigla prevalezca sobre los derechos y deberes humanos, es de irresponsables, ciegos y estúpidos.  Estoy convencida de que en el fondo de esas poses y conductas estrábicas, hay un alma, una sensibilidad y una conciencia, que aun no han podido salir del armario, atrapadas en prejuicios y sambenitos falsos, heredados de un miedo y un concepto del poder completamente suicida en otro siglo y otra situación que ya nada tienen en común con el pasado que nos privó de ese zona cognitiva y sensible de la consciencia, a la que tenemos el derecho de disfrutar para crecer y el deber de sanar y compartir para hacer habitable y humano este mundo.
Por lo tanto la oposición tiene el deber ético y de oficio de presentar al gobierno alternativas y propuestas razonables, que no solo favorezcan lo "suyo" y perjudiquen al resto de españoles. Hundir el gobierno no les iba a salir gratis, puede que con semejante putada hasta desaparezcan como partido político y nadie les perdonará semejante atentado terrorista parlamentario en un momento crucial para el propio Planeta Tierra.
Con el exterminio de la vida no se puede especular para sacar tajada. Ya se está comprobando en las zonas donde el pp ha destrozado la sanidad pública para hacer negocio, sin que el Psoe hicies nada para evitarlo. Nadie los acusa, solo los muertos a miles en las residencias de ancianos privatizadas,  dejan al aire las vergüenzas que ningún insulto, descalificación o calumnia pueden ocultar con su estrépito. Esa terrible plaga deja a la oposición por los suelos y no necesita que nadie la "combata".
Torra y el independentismo más heavy deberían aplicarse la misma reflexión.

No deberían infravalorar de ese modo al pueblo que trabaja, se arruina, sufre y muere por ello, en vez de vivir con justicia e igualdad. Con inteligencia política. Que sin un contenido ético, justo y humanitario, no es posible desarrollar.

Menos violencia verbal y más compromiso ético y político de verdad, no de trapicheos. Menos desperdicios y más sustancia. Menos residuos y más reciclaje. El mejor modo de hacer que la mierda de hoy se recicle es convertirla en abono orgánico para la cosecha de mañana. Psoe, Podemos y Oposición, por favor, salid de la caverna que ya es hora, el Paleolítico se acabó hace miles de años y la humanidad no puede avanzar con un lastre como vosotros, ni en España ni en el mundo.

Propuestas, propuestas y propuestas. Iniciativas sanas, generosas y de miras mucho más amplias y al mismo tiempo, concretas. Estamos hasta la peineta de que nos gobiernen niños de guardería emocionales, inmaduros e ineptos para una responsabilidad como la que requieren los gravísimos problemas que nos llueven encima. Mientras a vosotros solo os importa hacer mercadillo pseudopolítico con el negocio de los paraguas. Ya basta, por favor.


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