miércoles, 15 de abril de 2020

Está cada vez más claro: la Naturaleza no se ha rallado ni se ha vuelto loca, es solo el boomerang de lo que hacemos con ella. Parece mentira que aun ni la OMS ni la ¡CIENCIA? especuladora al servicio del destrozo, no hayan caído en la cuenta de que la relación entre las asfixias del Planeta y la del covi19, están en proporción directa. De qué servirá estudiar tanta teoría y tanto master en pijadas grandilocuentes y oligointeligentes, si en la práctica no se reconoce ni se sabe prevenir lo que se supone que se ha estudiado durante años ¿ o es que la mentira entretiene y deslumbra tanto que no hay forma de ver la verdad cuando se tiene delante y es una bomba antiecológica de relojería que la misma (des)humanidad fabrica contra sí misma, creyéndose inmortal?

Greenpeace nos confirma lo que ya se intuye en medio del caos





El sida, la gripe A, el ébola y, ahora, el coronavirus. Cada cierto tiempo, un nuevo brote de una terrible enfermedad pone en jaque a la humanidad. Sus orígenes son diversos pero hay un factor que claramente está aumentando el riesgo de transmisión de este tipo de enfermedades: la pérdida de bosques y biodiversidad.
Los bosques son el hogar de miles de especies animales diferentes, muchas de ellas portadoras de virus, bacterias y otros microorganismos a los que el ser humano no había estado expuesto.
Pero la tala y la deforestación, en particular en los bosques tropicales como el Amazonas y el Congo, está permitiendo que los seres humanos entren en contacto con estas poblaciones de fauna silvestre. El resultado es un incremento de las llamadas enfermedades zoonóticas (que proceden de los animales).

El comercio internacional de animales salvajes también aumenta el riesgo de transmisión de estas enfermedades a humanos, y por eso es necesario prohibir los mercados donde se comercian con estas especies.
Desde Greenpeace nos solidarizamos con las familias de las personas fallecidas y con las afectadas por el COVID-19, y recordamos que es importante seguir poniendo de relieve estas realidades para prevenir y evitar pandemias en el futuro.
Una de esas medidas debería ser una legislación europea que frene la venta de productos causantes de la destrucción de los bosques y de los ecosistemas y que se colocan en el mercado europeo. No podemos seguir permitiendo que las empresas y sectores de la soja, el aceite de palma, la madera, el papel o la carne sigan vinculadas a la destrucción de los bosques. Tenemos que actuar antes de que sea tarde.

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