Pedro Sánchez vuelve a coger el coche.
Javier Gallego
Carne Cruda/eldiario.es
Ha vuelto el Pedro Sánchez más de izquierdas. Porque Sánchez hay
tantos como bolis Bic. Según convenga. Pertenece a esa generación de
políticos veleta, como Casado y Rivera, que se mueven con el aire de las
encuestas. Por fin se ha dado cuenta del retroceso constante en los
sondeos y ha dado un volantazo a siniestra para intentar recuperar
votantes. Como venimos demandándole más de uno. Como hizo él mismo
cuando cogió el coche y recorrió España para recobrar la secretaría
general de su partido. Ha vuelto el Sánchez que iba a las televisiones a
denunciar las presiones del Ibex y los grupos mediáticos para que no
pactara con Podemos. El Sánchez del Peugeot.
Este martes entró con el coche en el Senado pisando rueda y le
pasó por encima a Feijóo. Lo atropelló con el discurso más social de los
últimos años, prometiendo todas las medidas necesarias para proteger a
los ciudadanos frente a la cascada de crisis. Hasta se distanció de las
eléctricas cuando acusó al líder de la oposición de ser el candidato de
las grandes corporaciones de la energía. Desde el cambio de gabinete,
Sánchez ha tomado un camino a la izquierda para intentar volver a la
carrera y les ha dicho a los suyos que se suban al carro y aceleren. Que
empiecen a hacer políticas más progresistas y salgan a venderlas. Los
socialistas han cogido el coche y van en busca del votante perdido.
Las ayudas al transporte y los viajeros, el control de los
beneficios caídos del cielo, el tope al gas, la excepción ibérica, el
decreto energético son un golpe de timón para salirse de la cuesta abajo
sin frenos en la que iba el Gobierno. Bienvenido sea, aunque el giro
sea más retórico que práctico, más tímido que ambicioso. Los socialistas
no se atreven a meterle mano al mercado energético ni inmobiliario ni a
la reforma fiscal, como les viene exigiendo Unidas Podemos desde el
principio de la legislatura. No hay bemoles para nacionalizar la energía
o intervenir el precio de la vivienda o subirles los impuestos a los
ricos. El PSOE siempre ha sido de conducir con una rueda a cada lado de
la línea. Tampoco flipemos.
Feijóo sigue subido a la burra. A la de Casado. Una burra que no
se mueve, solo rebuzna. El heraldo de la moderación ha resultado ser
una versión menos histriónica de su predecesor, pero igualmente
destructivo e improductivo. No propone, solo sabe decir que no. No a
todo. Ha llegado a criticar medidas que él mismo había defendido y a
demandar otras que había suprimido en Galicia. ¡Pero si hasta se opuso
al debate en el Senado que él había pedido! El martes mostró que no
tiene más proyecto ni recurso que ofender y hacerse el ofendido. Compara
a Sánchez con un dictador de una novela de García Márquez que
probablemente no ha leído y se indigna porque el presidente le llame
“candidato de las eléctricas”.
Hay políticos útiles y políticos utilitarios. Los segundos se
pueden convertir en lo primero cuando los intereses propios se alinean
con los colectivos. Es el caso de Sánchez. Sabe que necesita coger el
coche y cruzar al carril izquierdo para recuperar la confianza de los
votantes. Eso derivará en políticas progresistas que irán en beneficio
de la mayoría. Pero tendría que virar mucho más y mucho más rápido si
quiere recuperar el terreno perdido en la legislatura con más baches y
accidentes de la democracia. No basta con coger el coche para ir a dar
discursos, la gente tiene que sentir que va dentro de ese coche
escapando de la que está cayendo.
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Comentario del blog:
Confieso
que me ha sorprendido muy gratamente la actitud de Sánchez en este episodio parlamentario, haciendo
evidente lo irrazonable del eterno discurso derechón, en el que jamás
cabe el más mínimo indicio de autocrítica y mucho menos de la Ética
en la que se basa la esencia del bien común y debería basarse toda política para ser de verdad un servicio a la politeia, como su nombre indica y sus parásitos impiden.
Ha quedado bastante clara
la madurez de Sánchez a la hora de no pillar al toro por los cuernos,
sino de desactivar la tauromaquia pepera en una controversia que no es política
sino propia de un chiscón o, en palabras y versos de Antonio Machado,
un bostezo de "políticas banales dicterios al gobierno reaccionario",
que es el marco habitual del pp, para el que el Parlamento es un
constante espectáculo del "toro embolao", haciendo imposible la
gobernabilidad cuando no son ellos los que controlan el forring office que sin ppudor alguno llaman "ppolítica ppara forrarse".
Me ha parecido muy
sana la serenidad de Sánchez, respondiendo con claridad a cada demanda y reclamación de los parlamentarios, o sea, de la ciudadanía y no solo de los
cabreos del caciquepolio habitual y desesperante mediante los juegos
ppepperos habituales para distraer en tontunas y desaguisados la
atención y la paciencia del resto del Congreso y de la ciudadanía, para
que ella misma harta y desmoralizada se desentienda de la realidad y se
dedique solo a ir de bares y cerveceos para despotricar y que ya hasta la
coronilla de conflictos entre inútiles, acabe por votar a "lo de
siempre" o abstenerse, asqueada y convencida de que "todos son iguales".
Es el juego sucio del estercolero más moralmente siniestro que diestro: hacer que la basura se extienda y
así seguir llevando la batuta en los contenedores.
Pero esta vez, a pesar de que mucha
prensa facilita la confusión, quienes hayan presenciado en directo desde
el canal 24Horas de TVE, sin interferencias ni comentarios pringosos
adjuntos, habrán podido tener acceso a una realidad legislativa espontánea mucho
más sana de lo que los relatos han ido contando. Eso no quiere decir que
todo sea una maravilla, sino que al menos, ante una oposición Atapuerca fashion hay un Presidente del siglo XXI capaz de escuchar, ver y gestionar
desde la decencia, que es el primer paso hacia la eficacia más elemental de los
Estados. Por lo menos la gobernabilidad ofrece horizonte nuevos, como
lo son cooperar y proponer el bien común por encima de ideologías,
obsesiones, fanatismos y desequilibrios psicoemocionales convertidos en
"normalidad" y ppatriotismo esppañolista, que a estas alturas del
desguace global, es más una vergüenza que un honor(¿?) Creo que es fundamental colocar al pp ante su propio dilema, algo de lo que una mayoría social de pueblos ibéricos es más consciente que el propio partido popular -¿o populista?- con la pregunta que hizo Sánchez y que a gran parte de la ciudadanía nos gustaría formular al pp: "Señoría, lo de ustedes es discapacidad/ mala voluntad, o -viceversa-, mala voluntad /discapacidad?
Es una duda inevitable que nos salta a la vista, teniendo por delante fenómenos como un Rajoy capaz de descubrir que "losh catalanesh hacen cosashs" mientras le pone precio al autoconsumo de energía solar,o como una Ayuso experta en cuidar las inversiones enmascarilladas de 'la familia' -igualito que los Corleone, fíjate- , un Casado más perdido y desnortado que la vergüenza y la decencia de Juarcarprime, una Cifuentes cleptómana en el súper, una Cospedal con su marido expertos en conjugar el verbo latino "capio", -coger, pillar, apoderarse de la salud pública manchega para convertirla en inversión privada..- , una Soraya que sabiendo la historia del clan pepero colabora encantada en su crecimiento y difusión montando el poyo en Catalunya-, o también un Camps, un Carlos Fabra, un Aznar, una Botella,un ministro de Interior experto en cloacas y con un ángel Marcelo de mayordomo buscándole aparcamiento en las horas punta, o una Villalobos pillada en pleno Parlamento haciendo de Vicepresidenta y jugando al Candy Crush, por internet, o una Aguirre, a la que siendo ministra de Cultura y respondiendo a la prensa qué le parecía la concesión del Nobel de Literatura a Saramago, respondió así: "Bueno, pues que ya era hora de que le dieran ese Nobel a una mujer, a Sara Mago". Con ese curriculum por equipaje, no es nada extraño plantearse la misma pregunta de Sánchez ante el derechismo totalitario en todo.
Personalmente y después de haber trabajado un par de décadas haciendo terapias rehabilitadoras entre reclusos penitenciarios y pacientes de Proyecto Hombre, me atrevo a confirmar que casi siempre la "mala voluntad" es la consecuencia de una discapacidad cognitiva que bloquea la conexión evolutiva imprescindible para comprender y gestionar la realidad, a partir del propio ser humano, y muy pocas veces es lo contrario: que alguien sano por dentro acabe siendo malo y discapaz por fuera. O sea, que aquello de "los tontitos" que fue el mantra parlamentario de Villalobos, por el que se le reprendió en el Congreso, no iba tan desencaminado; seguramente y con toda normalidad, hablaba de lo que experimentaba día a día en su propio entorno y quién sabe si en ella misma. A veces el inconsciente nos define mucho mejor que la consciencia, que en esos casos más dignos de compasión que de enfado, aun no existe como maestra y orientadora personal y colectiva. El verdadero drama es ignorar esa carencia y llamar "salud" y "normalidad" a la patología solo por el hecho de que es lo único que se conoce y se experimenta, incluso en el entorno con el que se convive desde que se llegó a este mundo.
Es evidente que el pp sigue en
la ruta de la mediocridad eterna, que como cantan por ahí :
"Confunde el
fin con el medio,
adormecida el alma,
y así, mediocreyendo,
mediocreando,
mediocrea la mediocridad...
De los mediocres
será el reino de los miedos,
de los mediocres
será el reino de los medios..."
No ha sido el caso de
Sánchez en este encuentro, sobre todo, transparente. Sánchez no ha tenido
que esforzarse en machacar a quienes ya se machacan a sí mismos con sus propias conductas y ocurrencias, porque
no están ni pueden estar, es su actual autobloqueo, a la altura
responsable que exigen las circunstancias del siglo XXI, no del
Ppaleolítico Supperior...
Todo fenómeno, por más aberrante que sea, tiene explicación...Ains!
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