Me pregunto cuántos grados habría de diferencia en la ola de calor, si no se encendiesen a la vez miles de acondicionadores de aire en cuanto se alcanzan 25 º de temperatura en un mes de mayo al sur de Europa...Recuerdo, en los años sesenta del siglo pasado, en el mes de mayo, salir de clase y comentar en la puerta del Instituo con los bedeles que estábamos nada menos que ¡a 33º! y en ese plan qué pasaría en julio y agosto...Yo tenía 15 años entonces, ahora tengo 74. Claro, que entonces no había acondicionadores, solo ventiiladores. ¿Cómo no va a subir la temperatura si a los treinta grados -perfectamente resistibles- se encienden miles de aparatos a tutiplén que suben la temperatura exterior a los cuarenta mientras dejan a 18º la interior hasta tenerse que poner jerseys en los autobuses, en el metro, en las oficinas o en los grandes almacenes, ¡o en casa! que ya es el colmo? Por ejemplo, ayer en Valencia tuvimo a mediodía 29/30 grados, los medios de comunicación hablaban constantemente de ola de calor horripilante, en la terraza de casa, bajo el toldo, corría brisa fresca y agradable, pero comenzaron a encenderse aparatos en las terrazas del fresquito y en cosa de una hora, en la terraza no se podìa estar, todo el patio era un infierno, tanto de ruido espantoso de las máquinas como de un calor infernal. Otro ejemplo: en la calle Cuenca hay cuarenta grados a las seis de la tarde, con los aparatos en las fachadas desatados a tutiplén, pero dos manzanas más allá, en el Parque Granados, lleno de árboles y vegetación, sin aparatos dentro, hay 27º ¿será un capricho de la meteorología que se ha vuelto ecologista, o simplemente que el parque es lo suficientemente grande como para que el crematorio de los aires acondicionados quede tan lejos que no se noten sus efectos o que las viviendas de alrededor, en contacto con la frescura natural de un aire limpio y más sano no necesitan el aire acondicionado? Quién sabe...Claro, que si solo usásemos abanicos y modestos ventiladores para mitigar el sofoco en las horas punta, ¿de dónde sacarían sus millones de superávit las empresas de energía, verdad? Así que, p'alante ,bonic@s, con el mantra asumido: el cambio climático como negocio y el negocio del forring office como impulsor fundamental del cambio climático: la nueva versión del Laberinto de Creta, solo que esta vez ya no se distingue al Minotauro de sus víctimas en un constante festival de Euroirrisión imparable...con pésimas consecuencias, obviamente!
España necesita casi el doble de aire acondicionado para combatir el calor severo que hace 40 años
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