Esta canción es del inicio de la Transición. O sea, que anda por la cuarentena, más o menos. Creo que su mensaje y leída de cartilla están clavaditos ahora mismo. Aún no hemos cumplido el programa de expectativas que proponía María Ostiz en su composición, con su voz, su guitarra y su conciencia. Igual volverlo a escuchar -o escucharlo por primera vez para los más jóvenes-, nos vendría divinamente, quizás como una revisión a fondo encontrado más que perdido, del vehículo social, político, ecológico, laboral, sanitario, cultural, de género y sobre todo, humano.
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