martes, 8 de febrero de 2022

Cecilia : Mi Querida España (sin censura, sin y con letras)

  

Sí, en esa España nada mía y nada nuestra, -sino de los amos señoritos del cortijo de shiempre, para esho she regishtra la propiedad, ¿no?, para quedárshela- ya en plena "democracia eternamente transicional " se censuró y "corrigió" esta canción de Cecilia...Una radiografía completita de lo que estábamos entonces soportando...y persistentes como buenos eshpañoless muy mucho eshpañolesh, seguimos en ello. 

La autora, hija de un militar y diplomático español, vivió años y se educó en el extranjero por el trabajo de su padre (en Reino Unido, USA, Portugal, Jordania y Argel), y cuando la familia regresó, el trauma sufrido por la chiquilla en el bofetón patriótico del reencuentro hizo que Cecilia se dedicase totalmente a asimilar y a describir el pastel que se había encontrado. Dejó los estudios de Derecho y se dedicó a la composición musical, seguramente como autotratamiento psicoemocional y artístico para liberarse del percal. 

Al principio la miraban y oían con curiosidad -lo de escuchar y entender en esta ppatria es pedir demasiado- y con una especie de repelús desconfiado. ¿Demasiado hippy? ¿Demasiado revolucionaria? ¿Demasiado rara? ¡Qué sabría ella de España, si se había criado en el extranjero! Aunque si se hubiese dedicado a la copla, al cuplé, al chachachá o al twist...pues todos contentísimos, pero mira tú, qué ocurrencia, ponerse a despellejar a la patria, y encima siendo mujer y eso, con lo que había costado conseguir que tras una carnicería de tres años de trincheras y cuarenta de efectos secundarios, un dictador sin jubilar se hubiese esforzado tanto por atar todo tan requetebién con un monarquía superchachi divina de la muerte, hasta manipulando a distancia desde el otro barrio e inspirando una maravillosa constitución, obra maestra póstuma, que nos dejó tan sutil y delicadamente, como últimas voluntades testamentarias, empeñado en guiarnos desde el más allá, 'una vez muerto dios y asumidos los plenos poderes' (como ya profetizaba un chiste de la época, sin duda propio de la frustración republicana). Lo cierto es que a Cecilia solo se la empezó a medio comprender cuando murió, muy joven, en 1976. Con 28 años, en un accidente cuando estaba trabajando de un lugar a otro en los conciertos de verano. Es algo muy eshpañol también eso de valorar a las personas y las ocasiones buenas cuando ya se han esfumado y se las echa de menos. Poco avanzan, maduran y crecen por dentro las culturas que solo se conmueven con la melancolía, la añoranza y los suspiros por un pasado, que mientras es presente son incapaces de valorar, disfrutar y trabajar en él con entusiasmo y energía para mejorarlo, compartirlo y reinventarlo constantemente y en común. 

Refugiarse en lo que "normalmente" pudo a haber sido y no fue,es una de las maneras más tontas e inútiles de perder nuestro mayor tesoro: el tiempo y su  pedagogía que nos ayuda a gestionarlo siempre para bien y no solo para sacarle rendimiento financiero y sacamantecas instantáneo en el egopolio que ejerce de guionista y director de la peli vital de cada ser humano que no despierta  mientras  se siente zarandeado en el berenjenal de una vida mediocre a trancas y barrancas, que fundamentalmente depende de que los demás nos valoren y nos den jabón, en vez de darnos y recibir amor, en tantas formas y especialidades, como somos capaces de crear y recrear.

Solo hay que ver, leer y escuchar las noticias de cada día para comprobar que ese legado sacrosanto sigue intacto y que ni las canciones de Cecilia, ni las de Serrat, ni las de Nacho Vegas, de Víctor Manuel, ni las Roberto Lertxundi, ni las de Lluis Llach, Kiko Veneno, Pedro Guerra o Mocedades,  han tenido ningún 'peligroso' efecto secundario en este pedazo de ppatria, que solo se emociona cuando le roban el carro estando de romería o las mujeres se empeñan en ir a los toros con la minifarda,  mientras explotan mascletás y fogueres, las tanxugueiras tocan el pandero alegando como único mantra y disfrazadas de santa compaña, que han venido para quedarse, lalalalálaralalá o una tal Rigoberta se empeña en ver teta en ristre a la Republique Française de Delacroix  como una madre lactante...Con lo que mola, xd! 

¿En qué estaría pensando aquella Cecilia cuando compuso esa sarta de lamentos antipatrióticos y criticones, que parecen inspirados por el cenizo de Unamuno, Antonio Machado, Rosalía de Castro  o Miguel Hernández, una colección de quejicas que ya les vale, joer? 

No miremos arriba ni a abajo, porfis. Primero, y sobre todo, miremos la historia que nos ha engendrado y nos ha traído hasta aquí, luego miremos adentro, a ver qué descubrimos, por si aún queda algo que encontrar y reciclar sin que sea un peligro para nadie. Seguro que algo bueno tenemos por sentir, reconocer y estrenar. La cosa es verlo y gestionarlo lo mejor posible, en singular y en plural,  antes de que caduquen los plazos y ofertas del Planeta, que nosotr@s mism@s estamos  determinando con nuestros hábitos e inercias "normales".

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