martes, 13 de agosto de 2019

El infinito laberinto de los abusos y sus secuelas



Según vamos viendo, tanto en el presente como a través de la historia, todos los estamentos y sectores sociales han estado y están afectados por el mismo virus del patriarcado: los abusos perpetrados contra las mujeres y los menores. Pero en ninguna otra época ha habido, en plan masa crítica, una  conciencia social ni individual lo suficientemente despierta, lúcida y operativa  para asumir  mayoritariamente, el horror admitido como 'normalidad' y mucho menos para denunciarlo públicamente, porque en ningún otro tiempo la humanidad había desarrollado capacidades cognitivas y éticas para ver y comprender en profundidad y extensión exponenciales la gravedad de su estado real. Han tenido que suceder revoluciones y reformas contra las miserias, abusos y desigualdades de todo tipo, saltos cuánticos de la conciencia individual y colectiva, mediante los que se van descubriendo y creando nuevas percepciones de la realidad, que a su vez nos facilitan una nueva visión del mundo tanto en lo personal como en lo colectivo, dos planos inseparables entre sí a la hora de la convivencia, la estructura social y cultural y por ello, política, entendiendo el término en su sentido original: la polis-estado cívico, que se rige por el consenso participativo de la politeia. Nada que ver con los juegos de poder oligárquico de sectas ideológicas a la recherche de lo que puedan pillar por el camino.

Uno de los flancos más dañados desde siempre ha sido el la desigualdad de género. Primero, porque la diferencia de género solo se hacía patente midiendo la fuerza física bruta y la violencia del cazador y del guerrero, ya adiestrado desde pequeño para su oficio terminator, y segundo, porque mientras que cualidades como la inteligencia, el ingenio, la creatividad y sus destrezas, la observación, la intuición, la paciencia y la generosidad, no eran valores al alza en el mercadillo de la barbarie, de hecho los hombres más sabios, más reflexivos y bellos por dentro que por fuera, eran sospechosos de flojera y amaneramiento femenino, y frecuentemente sufrían también violencia de género. El factor F era mucho menos rentable socialmente que el M. De hecho para que una mujer sobresaliese en una sociedad debía tener además de sus atributos naturales de género, un entrenamiento colosal en atributos M, es decir, debía ser brava hasta dar miedo, peleona, fiera, autoritaria, inhumana y capaz de cualquier animalada sin escrúpulos ni miramientos. Si resultaba demasiado tímida y considerada se quedaba en buena esposa y consejera doméstica, madre afectuosa, hija y nuera cuidadora y felpudo seguro de todo el entorno. Resultar una Hipatia de Alejandría o una Hildegard von Bingen, si no se era reina o emperatriz por herencia patriarcal  era jugarse la libertad y la vida.
En la Iliada y la Odisea Homero nos presenta este esquema social y su reverso mediante la historia de Penélope y Odiseo, o sea, Ulises para los nogriegos. Ulises ha pasado a la tradición épica como el "sabio", el "prudente", el más "listo" y Penélope como el modelo de felpudo maravilloso que sabe esperar por los siglos de los siglos, amén , el regreso de su "héroe", como educadora  monoparental de Telémaco y reina de Ítaca prisionera-objeto de los pretendientes, no solo de su mano, sino sobre todo de su reino, durante la friolera de diez añazos, más o menos. 
Si miramos los relatos homéricos desde la conciencia del presente, tendríamos que darle la vuelta a la historia. En realidad Ulises fue un rey irresponsable, que ante la propuesta de Agamenón, de trincar del emporio troyano, con la excusa de lavar la honra de su hermano Menelao, encuernado a tope por Helena y el seductor Paris, que por casualidad resultó ser hijo de Príamo, el rey del emporio más goloso de ultramar: Troya, dueña mercantil de Anatolia y gerente de los pasos de los Dardanelos y el Bósforo, casi ná, se cegó con las posibilidades de la movida. Vamos, que menudo planazo para hacerse de oro y los amos del cotarro, quedando como héroes, además, sin el riesgo de ser atacados como represalia en sus propios reinos todos dispersos entre sí, pero formando coalición,...Igualito que los USA y la OTAN, a día de hoy. Eso para que luego presuman de posmodernidades  quienes dan por superada una modernidad de pura pacotilla. Ains. Ya lo avisaba el Eclesiastés: no hay nada nuevo bajo el sol. Milenios de experiencia le van dando la razón al viejo texto.
La avaricia siempre rompe todos los sacos de la historia...para llevárselo crudo, claro. Luego se le lava la cara, se le da un toque de maquillaje publicitario ya sea mediante un poeta juglaresco y trovador, o una prensa ad hoc, -para que llegue a todas las clases sociales-,   se le colocan unas extensiones poéticas, se convierten en cantar de gesta su descaro, su cinismo y su crueldad inherentes a su condición de enfermedad incurable sin ayuda psiquiátrica, y por supuesto añadiendo la complicidad de los dioses para darle caché olímpico al evento y dejarlo niquelao.
Pero sigamos con el rollito Ulises, que es lo que importa ahora. Ítaca es una isla que está al otro lado ,no solo del mar Egeo, sino de la península  helénica, si se mira desde Asia. O sea, que en realidad lo de Troya le quedaba a Ulises bastante lejos e incómodo como para meterse en un fregado bestial, solo por salvar la honra de Menelao.  Era responsable de su reino, estaba casado con Penélope y tenían un hijo. La isla disponía de recursos, ellos vivían en un palacio, la gente los quería y admiraba, Troya no les había hecho nada, y la empresa de esquilmarla podía salir fatal y los griegos derrotados y arruinados e incluso castigados por el destino por su avaricia camuflada de orgullo herido. Incluso podría perder la vida como un imbécil en un fregado que no era cosa suya. En primer lugar, si no hubiese habido patriarcado macheras, ni tanta testosterona de por medio, Ulises habría dicho que en Troya no se le había perdido nada, que rezaría en el templo de Ares por los espartanos, pero que él ya tenía bastante con Ítaca como para ir a liarla parda por un problema familiar de los hermanos Calatrava lacedemónicos. Y se habría ahorrado una década de pasarlas canutas y de hacérselas pasar canutas a Penélope y al chiquillo, que creció huérfano de padre y espantando moscones pesadísimos alrededor de su madre., que además de educarle y sobrevivir como podía tuvo que hacer de reina en funciones, viuda de marido missing. Y Ulises en Troya inventaba el modo de acabar la guerra con un caballo de madera gigante como regalo de despedida, lleno de griegos terroristas por dentro, que la hicieron puré sin dejar títere con cabeza. 

Mientras Ulises ponía su ego en la estratosfera del relato homérico, escapaba por pies del desastre y se embarcaba con los suyos rumbo a Ítaca, Penélope se defendía de las pirañas pretendientas, en pleno pluriempleo como reina, gestora, educadora y destejedora nocturna de lo tejido durante el día, para contener a los trepas aspirantes a fastidiar su plan de pensiones; ella a tales alturas del relato, es posible que ya hubiera perdido la esperanza de un regreso cada vez más remoto e imposible del marido aventurero desaparecido en el viaje, sin móvil, ni guasap, ni internet, xd!
Menos mal que ella, a pelo y sin sin más perrito que le ladrase que el fiel Argos,  cargó con el marrón de Ítaca y con la crianza de Telémaco...¿Qué habría pasado sin ella? ¿Qué habría hecho Ulises con su reino ante la oferta de Agamenón? ¿Cómo habría acabado la aventura griega sin un Ulises gestionando la derrota hasta convertirla en el éxito (¿?) y saqueo de Troya?
Si Ulises no hubiese dejado en Ítaca unas raíces tan fuertes y sanas como para no perderse por esos mundos de la locura bélica, tal vez nunca habría intentado volver o no habría superado las tentaciones de tanta sirena, tanta hechicera y tanta lianta, que así pinta Homero a las mujeres que trataron de atraparle por el camino de vuelta...demostrando en qué concepto han tenido los hombres a las mujeres desde que el mundo es mundo: malas, putas, tontas, beatorras, compracompulsivas o resignadas. Y si hay dudas, que le pregunten a la Manada, al Tangana o la misma Rosalía, que entre todas pueden dar un máster sobre el tema.

Sin Penélope ni la Iliada ni la Odisea habrían sido posibles tal y como las conocemos.  Ulises era el ingenioso de turno, el ambicioso, el ocurrente, el "estrello", pero la base de su vida y de su gesta, sin Penélope y su amor lúcido e inteligente, no existirían como ejemplo antropológico. Sólo ella fue capaz de mantener en pie la casa, la esencia, el sentido fundamental de la existencia, que mueve el ánimo para regresar a lo más esencial, tras las epopeyas pasajeras de los deseos, las ambiciones y las aventuras sin fuste.

El patriarcado sin las mujeres tampoco hubiese sido posible. La sumisión y la dependencia estaban y siguen estando aun para muchas y muchos, erradicadas en ambos géneros. Las mujeres obedeciendo a los hombres y los hombres a unos dioses y reyes maltratadores a su vez, vengativos, celosos y manipuladores. Que ahora los dioses se llamen dinero, poder, famoseo, egopatías varias, adicción o barullo, triunfo, fiestuki y descerebre totalis, no significa que haya desaparecido la vocación patriarcal en hombres y en mujeres. Sólo ha cambiado el look.  Si hay una Rosalía capaz de cantar a dúo con Tangana y gente que los corea y canta sus alucinantes creaciones, si hay Pantojas, Paquirrines, Bertines y Sálvames porque hay audiencia como para no dejarlo de emitir, si hay un rey que riñe a una reina por retrasarse en unos pasos o mirar para otro lado (y la reina no lo planta y se larga), pero no se riñe a sí mismo ni se avergüenza por estar ocupando un trono ilegítimamente, que los españoles no le dieron porque ya se lo había dado un dictador patriarcal a su padre y lo de convocar un referendum no es cosa suya..., y tampoco riñe a ese padre por evadir un pastón ni le obliga a ser decente cumpliendo su deber de declarar y pagar impuestos cuando hay ganancias extra a costa del estado, es que el patriarcado sigue estando en la cresta de la ola. Y no digamos nada, si el presidente del país más poderoso y friki del planeta es un tipo tan lamentable como Trump, o dos gallos que dicen ser de izquierda se tiran a matar porque quieren el gallinero para uno solo, mientras el gallinero paralizado, está hecho un desastre porque las gallinas no se atreven a rebelarse y a gobernarse entre ellas sin necesidad de gallo alguno, el problema de género es total: masculino, fememenino y mixto.
El patriarcado sigue con la sartén por el mango, y lo peor es que haya tantas mujeres que ni lo notan y se comportan como quiere el patriarcado haciendo lo que los hombres más cenutrios imponen y viéndolo normal, apoyándolo y todo. Mujeres corruptas en la política que venden sus almas, mujeres que venden sus cuerpos por un buen puesto de trabajo, ya que es imposible que les hayan dado el cargo por su inteligencia, igual que a tantos hombres prostitutos en idéntica tesitura. Mujeres que se alquilan para gestar hijos de nadie y hombres-espermatozoides en el mismo plan. Mujeres que creen que el feminismo es griterío, denuncias a lo bestia y provocación y no inteligencia y corazón en activo. Compromiso ético y humanidad sin recortes. Mujeres que durante años no han dicho nada sobre los abusos que sufrían porque para ellas en aquellos tiempos no eran abusos sino normalidad, horripilante normalidad, "cosa natural en los hombres", es decir, que para ellas también tenía su "lógica" que las secretarias se liasen con los jefes y las actrices jóvenes con los directores de escena,  las cantantes noveles con los astros del canto, las ayudantes con los ejecutivos o las enfermeras con lo doctores jefes de especialidad o la alumnas con los profesores para sacar mejores notas y encontrar curro o plaza en una oposición...así era la vida por lo visto. Y parece que aun continúa por esos derroteros la transacción "natural" entre repugnancias y degradaciones.
Un mundo de tal laya es en sí mismo un verdadero paradigma en violencia de género. De todo género, aunque el más chirriante y crudo sea el femenino.

Hoy el #MeToo se ha ampliado llegando al mundo de la Ópera. Don Plácido no ha cantado, ha resultado más lunes de cuaresma que Domingo de carnaval, pero  las que sí han cantado a  coro y en plan solista han sido las sopranas coloratura y las normalitas, las contra-altas, las mezzo y hasta una bailarina. Qué mejor referencia que el Arcipreste de Hita, con su Don Carn(av)al y Doña Cuaresma, para definir el medievo patriarcal en su salsa, como si el tiempo no pasase, como rayo que no cesa...¡Ay, Miguel, hermano, cuánta mugre te has perdido, carinyet! Beate tu, frater, poeta animae!  



Canción última

Pintada, no vacía:
pintada está mi casa
del color de las grandes
pasiones y desgracias.
Regresará del llanto
adonde fue llevada
con su desierta mesa
con su ruinosa cama.
Florecerán los besos
sobre las almohadas.
Y en torno de los cuerpos
elevará la sábana
su intensa enredadera
nocturna, perfumada.
El odio se amortigua
detrás de la ventana.
Será la garra suave.
Dejadme la esperanza.

                                                                        Miguel Hernández
10 poemas imprescindibles de Miguel Hernández

JORNALEROS Jornaleros que habéis cobrado en plomo sufrimientos, trabajos y dineros. cuerpos de sometido y alto lomo: jornaleros. Españoles que España habéis ganado labrándola entre lluvias y entre soles. Rabadanes del hambre y del arado: españoles. Esta España que, nunca satisfecha de malograr la flor de la cizaña, de una cosecha pasa a otra cosecha: esta España.

Leer mas: https://www.europapress.es/cultura/libros-00132/noticia-10-poemas-imprescindibles-miguel-hernandez-20180328112118.html

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10 poemas imprescindibles de Miguel Hernández

JORNALEROS Jornaleros que habéis cobrado en plomo sufrimientos, trabajos y dineros. cuerpos de sometido y alto lomo: jornaleros. Españoles que España habéis ganado labrándola entre lluvias y entre soles. Rabadanes del hambre y del arado: españoles. Esta España que, nunca satisfecha de malograr la flor de la cizaña, de una cosecha pasa a otra cosecha: esta España.

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