lunes, 16 de diciembre de 2019






El independentismo avanza; la lucha climática, no. Uno de los efectos de la clamorosa victoria de Boris Johnson es que relanza el independentismo. En Escocia, seguro; en Irlanda del Norte, muy probablemente, y un viento que va a extenderse por ahí. El independentismo catalán lo está esperando como algo revitalizador y es seguro que el Congreso del próximo fin de semana, el Congreso de ERC, en va a coger está señal y va a reanimarse con ella y nada digamos si el jueves el Tribunal de Justicia de la Unión Europea falla a favor de la inmunidad como europarlamentario de Oriol Junqueras, lo cual además pondría también pista a Carles Puigdemont. Por todas estas razones creo que es más necesario todavía que se llegue a un acuerdo entre los socialistas y ERC y para más allá de la investidura. A fin de que, después de que haya las elecciones en Cataluña, exista alguna salida transversal al tema en Cataluña, alguna salida transversal, aunque sea precaria. Algunos dirán que eso les gusta pero que piensen en cualquier otra alternativa: cualquier esperanza, aunque sea leve pasa por la transversalidad, desde mi punto de vista. Fuera de ella no cabe otra solución que seguir viviendo en el encontronazo incesante.
Por lo que se refiere a la Cumbre del Cambio Climático, es evidente que fue el parto de los montes: que parió un ratón en enclenque. No se llegó a gran punto y difícilmente se va a poder llegar si no se cuenta con el apoyo de EEUU, de China, de Rusia y se cuenta además con las reticencias de los países -los nuevos gigantes- como India o como Brasil, que reclaman el derecho a crecer, como lo hicieron los demás antes de que les entran los escrúpulos medioambientales. La cosa es que no se llegó a un buen sitio, ha sido decepcionante el resultado, a pesar de los esfuerzos de los más importantes países europeos, Alemania, Francia, Gran Bretaña y también de España, que ha cumplido un muy brillante papel como organizador haciendo en tiempo récord algo parece casi una proeza y también en la propia acción en la cumbre, bajo el liderazgo creo que muy digno de la ministra en funciones, Teresa Ribera, pero no es suficiente y no pasaremos a otra fase operativa hasta que no ocurra una de estas dos cosas: o bien, que los ciudadanos pasemos de la etapa de la concienciación de boquilla, que es en la que nos encontramos, y entremos ya en la fase concreta de aceptación de que hemos de modificar nuestros paradigmas de conducta y de consumo. O bien, que la emergencia climática -como consecuencia de la cual se producen determinados importantes estragos- deriven en emergencia económico-financiera que pueda afectar a los intereses de los más poderosos. Hasta que una de esas dos cosas ocurra- o las dos o se combinen- no pasaremos a una distinta fase de acción eficaz. Ninguno de los dos supuestos se ve por el momento.

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Mientras tanto, las bases sociales tenemos un gran espacio de libertad recuperable e imprescindible para encarrilar nuestra responsabilidad personal de un modo positivo y mucho más sano que el hábito tan familiar de quedarnos a verlas venir. Ese cutrísimo modus non operandi al que España especialmente está aclimatada desde hace tantos siglos que ya ni lo nota. 
No hay peor impedimento para evolucionar,en plan facha o barones desnortados e indepes a la virulé, que sacralizar y convertir en leyes, parlamentos y constituciones el miedo antievolucionista. Ése es el peligro real, la peor de todas las amenazas: haber asumido desde la infancia, la escuela, la familia, la iglesia, el casino provinciano y sus habituales socios, la taberna y el corrillo... que lo único serio y digno de crédito es que nada se mueva jamás, por si acaso. Mucho mejor finiquitar con orgullo  Hidalgo del Lazarillo fashion, en la firme convicción de que todo siempre estará fatal hagamos lo que hagamos, en vez de arriesgarse a vivir en el desajuste circunstancial de unas posibilidades conseguibles sin duda cuando se trabaja en común, centrados en las mejoras de los pequeños logros presentes de cada día, que véte a saber cómo van a salir a gran escala, si los que mandan son los que deciden, según las directrices del establishment. ¿Qué habría pasado en la humanidad si todos sus elementos hubieran visto la vida en ese plan? ¿Habrían existido un Pitágoras, un Aristóteles, un Sócrates, un Platón, un Jesús de Nazaret alias Cristo, un Sidharta Sakiamuni alias Buda, un Kant, un Lao Tse, un Sun Zu, un Vitrubio, un Leonardo da Vinci, un Einstein, un Ramón y Cajal, un Galileo, un Kepler, un Spinoza, un Hipócrates o Miguel Servet, un Pasteur, un Fleming, una Rosa Luxemburgo, un Bakunin, un Marx, un Chomsky, una Rita Levi-Montalcini o una Naomi Klein, un Cervantes o un Victor Hugo, o un Vivaldi, un Bach, un Mozart o una Hildegard von Bingen, generando una anticipación democrática liberadora e igualitaria a lo largo y ancho de los tiempos, capaz de ir desterrando imperios y desigualdades a través  de una historia dinosaúrica y piramidal, autocondenada a su propio exterminio inevitable en semejante plan inamovible e intocable, porque la evolución le impide seguir controlando ese mundo enterito que creé de su propiedad tan exclusiva como excluyente? 

Lo cierto es que en la dura realidad nada se puede conseguir si quienes organizan las movidas del glamour, el pastón, el ppoderío y la transacción de rapiñas son los mismos  gestores de la "lucha contra el cambio climático" que les está haciendo de oro, con el mismo destino jeroglífico de los faraones...la momificación in vitro. Diabéticos y forofos acumuladores de triglicéridos que comercian y se forran con azúcar blanco y aceite de palma entre otras especialidades tan kukys como el dióxido de Carbono o el petróleo en su jugo, ese ingrediente para todas las recetas de la cocina terrestre. A eso hemos llegado. A que los gerifaltes prefieran el suicidio de la especie, incluido el suyo, antes que la sencillez y la normalidad de lo más humano e inteligente capaz de superar este océano de basuras ganando en consciencia y lucidez el derecho a vivir en armonía con la madre Natura y el resto de la familia humana, un ejemplo evidente de lo único que puede unirla es la producción de, m&m, o sea, de mierda y muerte. Un binomio imparable, cuyo éxito ya nadie pone en duda. Antes muertos que sencillos, será el epitafio que mejor definirá el destino de la manada global, y que nadie podrá leer, para más redondeo del éxito total. 

Esperemos que el despertar de la parte más sana y recuperable del alma planetaria y su consciencia, no se retrase demasiado. Si no fuese así, tal vez no sea tan malo que esto desaparezca de una vez y fin de la cita...a ciegash. Cieguíshimash. 
Aunque, querido Iñaki, ¿quién puede afirmar que irse al carajo no sea lo mejor que puede hacer una humanidad de este calibre, incapaz de no deshumanizarse, ni corromperse ni autofrustarse como sistem in failure  productor exclusivo de monstruos y monstruas a tutiplén, tanto en pantalla y series como al natural? (lo de natural es pura ironía, of course)
A pesar de todo el marrón,  hay una realidad irrebatible: a quien vive en paz y en armonía solidaria y contagiosa en medio de lo que va sucediendo y consigue gestionar con amor y lucidez hasta las peores circunstancias, reconociendo con agradecimiento y buen humor cada instante como el  don compartido de la vida, es imposible que le quiten lo bailao. Eso no tiene precio en los mercados ni se cotiza en las bolsas. Por eso mismo no es posible devaluarlo ni arruinarlo jamás. Los viejos alquimistas le llamaron la piedra filosofal , que algunos, los más desnortados, confundieron con poder mutar el plomo en oro, o sea, rábano por las hojas total. A la vista está que nada tiene que ver el oro mineral con el oro esencial. Y que cuando el segundo existe y ejerce, el primero ya no hace falta , porque solo enreda el fluir de las cosas para hacerlas más difíciles, locas, tontas y banales. Cansinas, aburridísimas y a veces, fatales de necesidad. Mientras la modalidad esencial del oro es la liberación de todas las ataduras, tinglados y mejunjes. La demostración de que la felicidad no es una aporía de la euforia, sino una recompensa natural de la propia vida, que se puede vivir lo mismo en el sótano que en el ático. Sin más enredos. Un toma y un daca entre amor y liberación. La altura de miras no es cosa solo de medidas numéricas sino sobre todo el resultado de lo que de verdad se elige adecuadamente, como el progreso del alumnado en la escuela: P.A.

Ains!

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