jueves, 12 de diciembre de 2019




Año nuevo, viejas divisiones

En España como en el Reino Unido, el año nuevo nos va a llegar acompañado de las enconadas divisiones de siempre







En España como en el Reino Unido, el año nuevo nos va a llegar acompañado de las enconadas divisiones de siempre. Parece que en enero habrá gobierno de coalición PSOE-Unidas Podemos.



Ninguno de los dos partidos suelta prenda pero es evidente que tienen casi cerrado sus acuerdos y que solo esperan a que Esquerra decida cuando le resulta más conveniente anunciar su abstención.
La decisión de Sánchez de abrir conversaciones con todos solo quiere poner en evidencia la responsabilidad general en la salida del atasco. La fórmula alternativa que Inés Arrimadas propuso al rey: PSOE-PP y Ciudadanos es un gesto para la galería pues a ver que ni Sánchez ni Casado están ni estuvieron nunca por la labor.
Y en todo caso hubiera sido más gallardo que Arrimadas defendiera esa idea cuando estaba Rivera, cuando vetaba a los socialistas, en vez de guardar entonces un precavido silencio.
Por tanto, aunque creo que habrá gobierno de coalición en enero todo nos conduce a pensar que va a llevar muy mala vida. Depender de Esquerra es estar encadenado a una doble bola de hierro: la de la propia Esquerra y la de la derecha que no me parar de recordarle esa dependencia.
Eso sin contar con las reticencias en la misma familia socialista que no cesan de lanzar ironías envenenadas desde sus 'baronías' como ayer García Page desde Castilla La Mancha.
Tampoco las elecciones en el Reino Unido van a despejar el horizonte. Para 'The Economist' cualquier resultado es malo. Se cuenta con que ganará Boris Johnson    aunque sin grandes holguras. En todo caso, en enero tanto si se consuma el brexit como si no,el Reino Unido estará desunido. Escocia e Irlanda, enfrentadas a Inglaterra, los partidos resquebrajados y la sociedad dividida. En fin, año nuevo, divisiones viejas. La inestabilidad no va a abandonarnos.

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La división tiene un aspecto fatal cuando enfrenta y hostiliza, porque así destruye tanto a perdedores como a circunstanciales ganadores que pierden igualmente a medio y largo plazo, aunque parezcan ganar, (por ejemplo el Psoe arrasó en 1982 pero a partir de su "triunfo", como propuesta en firme no ha vuelto a levantar cabeza socialista, y al pp le pasa lo mismo),  pero al mismo tiempo la división tiene un aspecto muy inteligente y justo cuando reparte, cuando en vez de empobrecer, distribuye benéficamente para que nadie carezca de lo impresicindible ni nadie acapare hasta el disparate de no poder gastar en vida los beneficios acumulados que ya son un insulto a la inteligencia global y acaba generando lo contrario: miseria a mansalva. Con el poder pasa lo mismo. Más abarca, más corrompe. Más corrompe, más empobrece. En la enfermedad de la avaricia el más siempre acaba en mucho menos y en mucho peor. El mucho en el lado más turbio y egoísta es siempre menos próspero y más innecesariamente conflictivo, es decir, estúpido. 

¿Qué diferencia hay, por ejemplo entre el PSD alemán y el Psoe español? Que en Alemania el socialismo, -por la base reformadora del cristianismo luterano- ha conseguido a través de experiencias durísimas (como las españolas, pero bien entendidas y asumidas) modificar el ADN de la base social y hasta los conservadores de la DC, funcionan como socialistas y ecologistas más que como especuladores sin vergüenza, como sucede en España o en EEEUU o en Irlanda, que tampoco se queda corta...El catolicismo radicalmente está muy emparentado con las posturas fascistas tanto en política como en economía, el Edicto  de Milán en el 313 fue para el cristianismo como los Reyes Católicos y la Inquisición  para los españoles musulmanes y hebreos. Una religión que sostiene un imperio y viceversa, deja de ser un camino hacia la liberación y la salvación de nadie. Es la mentalidad del miedo y las castas ensambladas en forma de cadena y grilletes culturales que pasadas por culto y dogmas  sin consciencia, se convierten en disparates autodestructivos y en rutinas de comportamiento. En una especie de drogadicción sobrevalorada y sacralizada como inercia bendita de ideas y hábitos ( en la doble acepción del término) 
Con semejante bagaje y barullo masificado en lo colectivo y desenfocado en lo personal es prácticamente imposible que se pueda salir sin destrozos de un agujero negro de tal calibre. No deberíamos centrarnos demasiado en lo mal que está todo por ahí políticamente, porque en nuestro estado,  esa observación nos dificulta la visión real y objetiva con la proyección de lo mal que están los demás, una especie de consuelo comparativo que es más un "divertere", un dispersarse para amainar lo que hay, como si el relato de las comparaciones pudiera mitigar una realidad que solo podemos cambiar nosotros: cambiando la mirada y la actitud y así "comprender" por qué nos pasan las cosas que nos pasan y tanto nos perjudican, qué no hemos aprendido, y cómo podremos aprenderlo a gestionar si en tantos siglos nadie nos ha explicado ni nos ha mostrado lo fundamental, lo que solo está dentro de nosotros y sin descubrir aun. No, no era la solución conquistar el mundo y los continentes, sino descubrir y educar las potencias internas del ser humano que hacen posible la gestión adecuada de lo circundante sin arruinar todo al paso de la avaricia y la rapiña escondidas en la violencia y las ppatologías del ppoder. Desde ahí empieza a emerger el Sexto Continente: la Consciencia, ese plano ontológico que el seguro de las ideologías  no cubre porque lo desconce, tan ocupado en el territorio del mejunje y el trapicheo. Sí, Consciencia. Solo desde ella saldremos del lodazal y del riesgo total de finiquito y esta vez, querida Cospe, nada de simulado ni en diferido. En primera página y con titulares en mayúsculas y negrita. Muy negrita. Negrísima. Ya os digo, Doloretes y Sorayetas, Marianiños y demásh comppash de la quedada inmishericorde, pero siempre tan legal...¡que todo lo ha legalizado! Hasta las mejores atrezzaturas de la corrupción. Mientras la feligresía les siga votando sin ver las señales y mirando para otro lado.  Ortega Smith fashion. 

Ains!

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