Cójase un antiguo local bancario desocupado y que
desde 2011 se había convertido en un centro de colaboración colectiva en
manos de gente comprometida y apreciada en el barrio de Gracia, una
caja rescatada con miles de millones de euros de nuestros impuestos
-Catalunyacaixa-, una inmobiliaria de nombre molón –Antarctic Vintage-
que se hace con el activo a precio de saldo e intuye la oportunidad de
un jugoso negocio a coste cero y un alcalde convergente –Xavier Trías-
que no quiere líos en el año cuando se juega la reelección ante una
emergente Ada Colau; ahí tienen los elementos del crimen perfecto: un
chantaje pagado con dinero público.
Todos ganan. el
local social alternativo sigue operando, la inmobiliaria de nombre molón
factura gratis total casi 6000 euros por medio de un vergonzante
contrato, donde el Ajuntament se hace responsable de todo
comprometiéndose a pagar lo que sea, y el aspirante a la reelección se
apunta el tanto de su sensibilidad social mientras se ahorra esas
inconvenientes imágenes de un tenso desalojo, ejecutado por unos Mossos
d´Esquadra que han acreditado sobradamente su solvencia y entusiasmo a
la hora de ejercer la fuerza por cualquier medio necesario. Aplausos y
fin del primer acto.
Ahora cojan ese mismo local
funcionando ya como el Banc Expropiat entre el aplauso general del
vecindario y la codicia de la misma inmobiliaria de nombre molón, a la
que sólo le vale seguir cobrando su lucrativo chantaje. Pero cambien al
oportunista alcalde Trías por una alcaldesa y un gobierno municipal que
ni entiende legitimo, ni está dispuesto, a seguir pagando la complicidad
de una inmobiliaria con dinero público y decide no renovar el “contrato
chantaje” en enero de 2016 pero se ofrece a mediar para buscar una
solución. Donde unos vemos cambio, otros ven una trampa perfecta para
cazar alcaldesas.
Para activarla solo se requiere de
los sospechosos habituales que llevan años actuando de manera
sospechosamente impune en Barcelona para reventar con violencia
cualquier tipo de protesta o movilización social, una Justicia que ha
actuado con una celeridad pasmosa poniendo en marcha un desalojo en
menos de cinco meses y una Generalitat y unos Mossos ejemplarmente
eficientes y rápidos para personarse en defensa de los derechos de una
empresa privada que ha hecho de la ocupación su ingreso más rentable.
El resto es historia. Todo es culpa de Ada Colau. El local se ocupó por
culpa de Ada Colau, quien entonces era una agitadora radical aunque
ahora vaya de alcaldesa responsable. Catalunyacaixa se intervino y nos
costó miles de millones por culpa de Ada Colau, que es mala para la
economía. Trías cedió al chantaje de la inmobiliaria y firmó el contrato
por miedo a Ada Colau. Los Mossos asaltaron el local como si fuera el
Álamo en legitima defensa frente a Ada Colau. La prensa internacional
alerta sobre el peligro de ir a la revolucionaria Barcelona bajo el
mandato del primer Brumario de Ada Colau. Si un concejal de la CUP se
cree Michael Collins en plena insurgencia también es culpa de Ada Colau.
Con razón aplaudían a Mariano Rajoy con tanto entusiasmo en el Circulo
de Economía cuando denunció valientemente lo que todos saben, pero nadie
se atreve a denunciar por temor a Ada Colau: ella y Manuela Carmena
constituyen el verdadero y mayor peligro para nuestra economía; no haber
doblado la deuda y haber incumplido sistemáticamente sus propios
objetivos de déficit tras cuatro años y pico de triunfal gestión desde
la Moncloa.
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