Alquiler social para la anciana que una fundación de la Iglesia quería desahuciar
Tras la presión de la PAH y otros colectivos, la mujer de 83 años
ha conseguido evitar por sexta vez el desalojo de su casa con la firma
de un alquiler social vitalicio
Josefa Martí Turrión, más conocida como Pepita,
tiene 83 años. Vive en Mislata, y tras décadas viviendo en una casa
propiedad de la Fundación Francisco Balvastre, ligada a la Iglesia
Católica, la querían desahuciar. Se trataba de la sexta vez que la anciana vivía esta situación.
Pero gracias a su lucha y a la de colectivos como la Plataforma de
Afectados por la Hipoteca (PAH) y Europa Laica, ni ella ni su familia
volverán a correr ese riesgo.
La fundación
eclesiástica ha firmado con Josefa Martí este martes un contrato de
alquiler social vitalicio a cambio de que entregue las llaves de los
bajos del inmueble. La condición de vitalicio blinda a la anciana de que
la historia se repita en caso de su fallecimiento o de su marido: su
hijo heredaría el piso. Y en caso de que este también perdiera la vida,
el uso recaería en manos de su hija.
Tanto desde la PAH de València como la de Mislata, y
otros colectivos que han participado en esta lucha por evitar el
desahucio de Pepita, se ha agradecido el trabajo
de organizaciones como Europa Laica o Cáritas y la participación en este
proceso del alcalde de la población, el socialista Carlos Fernández
Bielsa. Pero han recordado al arzobispado, de quien depende la
fundación, que la Iglesia "debe tener un
comportamiento superior al que tienen los bancos ya que hay miles de
viviendas vacías y actúan como tenedores de viviendas".
La PAH ha advertido de que " Pepita
va a seguir peleando por la propiedad de la vivienda". Ante al acuerdo
alcanzado tan positivo, la PAH se plantea incorporarlo como alternativa
en otros posibles casos de desahucios. Según recoge Levante, Josefa Martí ha defendido: "Los sacerdotes no son los dueños de la casa, cosa que demostraré con papeles".
La historia de la anciana tiene su origen en 1924. Es el año en que
Francisco Balvastre, una personalidad ilustrada, cede todas sus
propiedades con un objetivo: que se cree un hospital para los enfermos
de Mislata. Pese a que Balvastre encargó a dos albaceas que cumplieran
su sueño, éste siempre se quedó en eso. Los albaceas vendieron a todos
los inquilinos las casas. La familia de Josefa Martí que ya estaba
instalada allí, no pudo registrar la vivienda por falta de recursos.
Pero se la consideró como dueña a cambio del pago de las obras y los
impuestos municipales. En 1997, un juzgado la reconoció como propietaria
legítima.
La fundación cívico-religiosa, en cambio,
defendía que Balvastre dejó en herencia todos sus bienes al párroco de
la localidad en última instancia. Y de ahí, el conflicto con con la
familia de Martí. Pepita ya firmó un contrato de
alquiler en 2013 reconociendo que la propiedad era de la fundación,
aunque, según declaró su abogado a eldiario.es, "lo hizo coaccionada". Pepita ha ganado su primera batalla.
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