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La
verdad es que hoy comienza un juicio histórico. Sí, otro. Pero es que
llevamos una racha… Me vas a entender: es el proceso contra Jordi Pujol y
su familia, acusados de ser una organización criminal corrupta para
beneficiarse de su poder en Catalunya. Poca broma. Es casi el juicio a
una era: “¿es posible diferenciar al Pujol president del Pujol
defraudador?”, nos preguntamos aquí.
La era Pujol no solo parece lejana porque hayan pasado muchas, muchas cosas en Catalunya; también ha pasado tiempo: Pujol tiene 95 años y llega entre algodones médicos, con un ingreso hospitalario reciente y probablemente no esté en condiciones de declarar.
El hijo mayor, Pujol Ferrusola, es el que tendrá que sostener que el
origen de la gran fortuna familiar escondida en el extranjero es una
herencia oculta del abuelo y no blanqueo de capitales.
Pero
no nos engañemos. En la política y el periodismo, la semana no amanece
pensando en Pujol sino todavía con la resaca de la condena al fiscal
general del Estado. El asunto no va a desaparecer de los titulares;
primero, porque todavía tenemos que conocer la sentencia redactada
completa, que será seguro muy controvertida; segundo porque el Gobierno
tiene que nombrar fiscal nuevo, y ahí seguro que se monta otra buena
tangana de declaraciones; y tercero porque el PSOE quiere utilizar la indignación que percibe en parte de la sociedad para reactivar a sus bases. En menos de un mes, elecciones en Extremadura. Y el aviso del PNV, en boca de Aitor Esteban: “Si yo fuera Sánchez iría pensando en cómo y cuándo convocar elecciones”.
Hoy en el podcast,
una charla con Ignacio Escolar en la que intentamos encajar las piezas
de lo que ha pasado. Y naturalmente acabamos hablando… de quiénes han
tomado la decisión. En el pasado de los jueces que han tomado la
decisión, y no tanto en la letra pequeña de la sentencia, está la
explicación.
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