miércoles, 11 de septiembre de 2019

Memoria histórica como condena


Por fortuna, el don de la memoria
nos hace distinguir las experiencias
recordando:
Seleccionar aquellas que dan vida
separadas de las que nos repugnan
porque engañan, destrozan y malversan
y acaban por matar lo que más vale
enterrado en el kit de la basura
de cualquier cementerio nuclear

Un país que no recuerda ni ata cabos
ni distingue entre historia, leyendas y romances,
que traga sin parar verdades y mentiras
en el mismo menú,
que no distingue el antes del ahora
nunca tendrá futuro en construcción
solo una catacumba apuntalada
al borde del abismo, con huesos y cenizas
en las que soterrar el soplo de la vida
rezongando suspiros que no aciertan
ni acaban de entender
si suspiran por la melancolía
de lo que nunca fue
o por la frustración de no haber sido
pensando que la trola era verdad
mientras rozaba el cuerpo inaccesible
de lo que no acababa de encajar

El pasado pasó. Y lo que ya se fue
nunca es presente. Si fue mejor y más hermoso
que el ahora, más valdrá agradecerlo y dejarlo marchar
sin dramatismos, en paz, serenamente,
-que el tiempo no ha venido a detenerse
ni a tejer pegajosos encajes de bolillos
a la sombra grotesca
de inmanentes y flácidos pretéritos en flor-,
Si ayer fue doloroso y más ingrato
se entierra y se agradece...su final,
que hay finales preciosos más por lo que liberan,
despejan y descubren,
que por lo que archivaron en  armarios de hollín,
guardianes tan sombríos  de ayeres sin mañanas,
imposibles,
pero que la obsesión convierte en patetismo,
no en belleza, no en piedad, ni en lúcida armonía,
solo en el hueco negro, la cloaca infinita,
donde fenece el gozo, la luz y la esperanza
del que escapa el amor y la alegría
colegas imposibles del mal y del engaño

Recuerda, triste mapa ensombrecido,
solo de ti dependen tu destino y tu suerte:
aferrando los duelos mugrientos y solemnes del pasado
se  escapa la sustancia que vive en el presente.
Y luego no nos llenes de inmundicias,
escupiendo acertijos
de gobiernos ahumados y corruptos,
o de propuestas cutres,
de promesas fallidas y desplantes,
de triste carpe diem maloliente,
como carne mechá por los rincones
de la toxicidad como ejercicio...
Cuando una sociedad no cuida, limpia ni regula
el tesoro sutil de la memoria
acaba siendo un triste basurero de torpezas
un archivo letal de ruina y muerte,
una bacteria tonta desatada,
un cínico esperpento delirante
un dechado de burda picaresca
un ciego Monipodio inapetente
entre la listerioisis y la juerga
Entre la patria, el toro, el gol, la copa
 y la monserga.

Quítate ya la mugre acumulada,
despierta del sopor y no permitas,
triste y cegata España,
que una vez más la momia del franquismo
repita su patética jugada.
Que el tirano murió y solo se sustenta
porque tú le mantienes resignada
lo mismo que la esclava del señor,
prestándole la vida, la fuerza y la atención,
el curro y la salud,
y en ese plan estás encadenada
a un fantasma sin más, a un disparate,
que solo sobremuere entre las ranas,
vestidas de Cristinas , Esperanzas, Ayusos,
Sorayas, Cospedales, y Marianos,
Luises fuertes, Abascales, Riveras, Arrimadas,
más la resignación tan virtuosa de una izquierda
trasnochada y perdida, acobardada,
tan sobremachacada e indecisa,
que hasta cuando ha ganado
sigue estando vencida y no por la derecha,
sino por la bazofia de sí misma
que le impide salir de la morralla.

Quédate lo mejor de la memoria:
la libertad que nace de esa tumba cerrada
y ya proscrita
por la misma verdad
que confirma la muerte del tirano
y puede abrir las puertas de mañana.
No mires hacia atrás mientras caminas
del antro a la salida
y vuélvele la espalda a la corona
que sustenta el engaño
o como en el incendio de Sodoma y Gomorra
acabarás pillada y convertida
en estatua de sal republicana.







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