jueves, 26 de septiembre de 2019

La voz de Iñaki



A fuerza de cometer errores y de verlos cometer a otros aprendí el peligro de las prisas y aprendí a esperar. Las prisas, además, empujan de una manera especial a los periodistas, por la tentación de la primicia. En ocasiones es indistinguible el fallo por precipitación del asalto intencionado a la carrera para crear opinión pronto, antes que nadie. Esto se ha convertido en una regla de oro, una rutina del marketing político actual.


Los nueve detenidos la semana pasada en Cataluña comparecen esta mañana ante el juez. Pero ya es igual lo que ahí ocurra, y los sucesivos pasos que queden por darse en este caso, puesto que hay muchos ciudadanos que tienen opinión tomada. Muchos ya saben que son terroristas; hicieron suyas las sospechas de la Fiscalía y las convirtieron en pruebas antes de que lo fueran. Y pasma encontrarse entre ellos a personalidades públicas y políticas, que se precipitan de esta manera marcando sin la más mínima duda esta circunstancia, incluso llevándola más lejos, llegando a embolsar a todo el independentismo en ese presunto terrorismo.
Otros hacen justo lo contrario, saben exactamente que son inocentes y que además están siendo perseguidos por la saña de un estado opresor. También pasma encontrarse entre ellos a grandes personalidades públicas y a algunas autoridades del Estado, por ejemplo Torra, que aunque finja ignorarlo es la primera autoridad del Estado en Cataluña.
En su paso hoy ante el juez es posible que intuyamos algo más el futuro que pueda tener este caso. Lo más importante, desde luego, es saber si de verdad hay grupos dispuestos a llevar su radicalidad hasta la locura de la violencia. Mientras averiguamos, probamos y confirmamos cosas, ¿podríamos embridar los caballos y no soltarlos al galope? ¿Son terroristas? Yo no lo sé. ¿Están siendo acusados de terrorismo sin pruebas suficientes? Tampoco lo sé. ¿Eso es ser equidistante? Igual de equidistante que la Justicia, porque hasta que lleguen las pruebas, la Justicia tampoco lo sabe.
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Iñaki, tienes razón, Las prisas son fatales. Pero el problema España no es de prisas, sino de estancamiento inmemorial en la amoralidad política, en el chanchullo sistémico y por desgracia, la Justicia española no es ajena ni inmune al contagio, porque sociológica y culturalmente pertenece a la misma hornada heredada y fomentada por la propia deriva ya convertida en impronta como "marca España", contentísima de ser 'different'. Ya quisiéramos y nos encantaría, por descontado,tener una Justicia creíble y con garantías éticas imprescindibles. Precisamente, quienes se dedican a la información y por ello, conocen a fondo el tema y sus mil caras, deberían saber mejor que nadie lo que hay y lo que de momento, nunca ha habido por estos andurriales. Una cosa es no tener prisas, que es sanísimo y muy recomendable, y otra esperar milagros estrambóticos, como que una higuera dé ciruelas o un olivo albaricoques. 

¿Es posible que los tribunales que obedecen al Ibex y a las ideologías antipluralidad "constitucionalista",155 y castigos represores, como solución unívoca, puedan ser justos y ecuánimes? El dogmatismo y la creencia a ciegas en cualquier institución por muy estupenda que sea, es tan perjudicial para la sociedad como el desorden y el caos, de hecho dogmatismo y desorden se han alternado constantemente en la vieja política, basculando de un plano al otro sin encontrar el equilibrio jamás sino mal instalados en un estancamiento intentando sostenerse a la pata coja, o bien apoyados en el flanco derecho o en el izquierdo, arrastrando consigo  las layes según la dislexia reinante. 

Ya es hora de ser ambidiestros y sensatos, más que temerosos y pacatos. De no tener miedo a reconocer la realidad de nuestras carencias y decirlo para que se tome conciencia, en vez de regañar y despotricar constantemente y cuando las cosas pueden cambiar, callarse y bloquearse, a ver qué pasa. "Qué hablen y se expongan ellos", diría Unamuno con su retranca filosófica, en estos casos. 

En un país donde solo funcionan los intereses y sacar tajada, la justicia solo retórica y dependiente, no puede ser una excepción, para existir es preciso que se acople y adapte al sistema general, de hecho, cada partido tiene en ella sus representantes...que inclinan la balanza según el poder al que sirven ideológicamente o instintivamente, que ya se distingue poco la ideología de la inclinación mitológica. Estamos hartas de verlo aunque no queramos mirar, como narra Primo Levi en sus memorias de Auschwitz, Se questo è un uomo

Tiene toda la lógica del mundo desconfiar del criterio de unos tribunales que asumieron tan tranquilos la orden del Ejecutivo de Rajoy, de dar por buena la invasión de Catalunya por el Gobierno central y poniéndose a las órdenes del pp, en vez de decretar que el Estado dialogue y mediar desde la Justicia para que el sentido común de ambas posiciones arreglase malentendidos y socavones ahora dificilísimos de rellenar. Y no contentos con la pésima gestión del asunto, acabaron por meter en la cárcel a los diputados catalanes que no huyeron ni rechazaron el diálogo, sino que asumieron con responsabilidad su actos de reivindicación, de algo tan legítimo como el reconocimiento de la plurinacionalidad del estado, que precisamente, contempla y esboza la propia Constitución, y que el pp aplastó "legalmente" en 2010 cargándose el Estatut y provocando una indignación y una reivindicación de la institución de le Generalitat y de una gran parte de la ciudadanía. Aun estamos esperando que la Justicia revise el curriculum pepero que está en la base estratégica del conflicto. Toda esa escoria es tabú, como las pifias de Juan Carlos I, o los privilegios de su yerno en el trullo, no se toca en esos tribunales infalibles, justísimos y maravillosos. Pero los diputados catalanes más honestos, que no han prevaricado, ni robado ni se han corrompido jamás, están encarcelados ya dos años sin ser ser culpables de nada. Es lógico que ante tanta torpeza haya una parte catalana que salte, proteste y monte el pollo en la calle. Qué menos. Lo que no tiene sentido alguno es que se reprima la indignación de los ultrajados e incluso se les acuse de terrorismo sin haber hecho nada, y mientras los que provocaron el ultraje múltiple, el terrorismo de estado, estén como si no hubiesen roto un plato, en sus madrigueras, protegidos y amparados por la misma justicia tuerta, que se pone y se quita la venda según quien la controla la balanza y le dice donde debe atizar con su espada y donde no debe ni rozar. Y qué coincidencias tan oportunas que las redadas policiales se lancen al ataque en septiembre, el mes de la Diada y la Mercé, y sobre todo cuando se acerca la fecha de hacer públicas las sentencias y se aproxima el aniversario del 1-O y aumenta gravemente la delincuencia en las calles de Barcelona, ayuntamiento que por cierto, gobierna una coalición de izquierda...La mafia de las cloacas no dan puntada sin hilo, pero en su afán mamporrero no se coscan de que los sufridores caemos en la cuenta de sus manejos con más frecuencia y en más cantidad de lo que creen y que eso tiene consecuencias en las urnas y en el cada vez más peligroso tenguerengue para su original sentido de la "estabilidad". Llevamos tanto tiempo viendo lo que hay, que ya es imposible no reconocerlo ni permanecer out en clase como niños buenos, obedientes borreguitos del Belén, aun en las escuelas de nuestra infancia franquista, que en paz descanse de una puñetera vez, si es que no nos empeñamos en el replay de tanta inercia.

El feudalismo sempiterno de nuestros caciques solemnes juega constantemente a reducirnos y a domesticarnos con el miedo a la inestabilidad, pero hay algo evidente: no hay nada más inestable que no tener gobierno durante más de un año y vegetar en la nada presupuestaria y legislativa de un rajoy for ever. Es mucho más grave y letal tapar la putrefacción para evitar la inestabilidad de la cutrez que debe desaparecer para que el estado funcione, -olvidando, o desconociendo,que la cutrez estable es el finiquito más corrosivo de la democracia y que el rostro mejor camuflado de la corrupción es el miedo a la transparencia-, es imprescindible  ventilar el espacio más oscuro y cerrado de la "estabilidad", que más bien es parálisis por atasco en el basurero de unos ritos "legales" que nunca han sabido ser legítimos y tantas veces usan la ética más elemental como papel higiénico. 

La más dura e impertinente de las verdades siempre es más sana que la más inocua y correcta de las milongas. Prisas, no. Transparencia, sí. Estamos hasta los pelos del traje invisible del emperador y de su sastrería malabarista por los siglos y sin visos de que haya un finiquito con cierre por falta de existencias.Si se quiere mejorar lo más chungo que tenemos, no lo protejamos tanto, dejemos que se vean sus miserias para poder remediar el mal común y que por lo menos no haga la vida imposible  con su estabilidad tan peculiar y modosamente recoleta, a la mayor parte de la sociedad. 

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He aquí una dolorosa prueba de lo que acabo de comentar. Es imposible que estas cosas sucedan donde la Justicia, la igualdad, los derechos y deberes, la ética democrática y la transparencia están en activo. Este episodio está calcado del de la colza en el franquismo. La misma bazofia y los mismos enredos. Los mismos resultados. Los mismos perros con los mismos collares y las mismas mordazas. No hay duda de que el cambio es urgente y obligatorio. Si no queremos que el juego de la Oca nos siga condenando al pozo, a la cárcel y a la casilla del inicio para volver a empezar lo que nunca se acaba...Ains!

BROTE DE LISTERIOSIS

La caja de sorpresas de Magrudis: tras La Mechá hay una oscura trama empresarial

Se espera que el dueño "de hecho" de la empresa responsable del grave brote de listeriosis declare hoy ante la jueza junto a sus dos hijos, a quienes colocó al frente de sus negocios

Foto: Artículo de La Mechá.
Artículo de La Mechá.
Cuando el Gobierno andaluz detectó que había un brote de listeriosis vinculado a la carne La Mechá de Magrudis, aseguró que se trataba de una empresa que había hecho “una magnífica labor” y que había tenido “mala suerte”. Se sabe que el Gobierno tenía todas las evidencias necesarias para conocer la gravedad del brote el 14 de agosto, pero no fue hasta un día después cuando dio el nombre de la empresa, en gran parte porque la organización de consumidores Facua se adelantó al preguntar a los afectados y publicó que era Magrudis. ¿Por qué protegieron a la empresa? ¿Por qué esperaron? Ese día 15 agosto, cuando decretaron la alarma, era festivo en muchas localidades y la carne mechada se compartió entre muchas familias y vecinos, ocasionando numerosos contagios. A día de hoy, se contabilizan tres muertos, siete abortos y 216 infectados.
De esto aún el consejero de Salud, Jesús Aguirre, que permanece en su puesto, no ha dado explicaciones. Un mes más tarde, el Gobierno andaluz se justifica asegurando que fueron víctima de “un engaño”. Que Magrudis no era una empresa ejemplar se supo en cuanto pidieron papeles. Estaba plagada de irregularidades. Que su dueño, “administrador de hecho”, José Antonio Marín Ponce, mintió, también se comprobó rápido. No avisó de que había otra empresa comercializadora, Comercial Martínez León, distribuyendo sus productos con marca blanca. También ocultó, en plena alarma y mientras moría gente, que seguía vendiendo otros productos, como sus chorizos, en grandes superficies comerciales. Negó que existieran esos chorizos que estaban en su catálogo, aseguró que solo fue una prueba que no llegó a comercializar y un inspector de la Junta los encontró en Alcampo anunciados con un cartel y la marca de Magrudis bien visible.
Fachada y puerta de la fábrica Magrudis. (EFE)
Fachada y puerta de la fábrica Magrudis. (EFE)

Cadena de mentiras

Resulta increíble la pasmosa tranquilidad con la que Marín, que este jueves está previsto que pase a disposición judicial, abordó la situación. Al principio, incluso realizó declaraciones públicas asegurando que todo estaba en orden en la empresa. En el polígono El Pino, donde está la nave en la que se localizó el brote de listeriosis, nunca había llamado la atención.
La última sorpresa de esa caja bomba en la que se convirtió Magrudis vino precisamente de la nave contigua a la que alberga la empresa de La Mechá. Mientras que Marín Ponce permanecía con sus hijos, Sandro Marín, administrador único de Magrudis, y Mario Marín, en la cárcel, Facua tiró del hilo y destapó que hay otra empresa. Esa firma clandestina, de la que ya sospechaban los agentes de la Guardia Civil, es Elaborados Cárnicos Mario SLU. Está a nombre de su Mario Marín, que figura como administrador y socio único. Se ubica justo en la nave contigua a Magrudis, en el Polígono El Pino.
En la línea de la empresa responsable del brote de listeriosis, esa distribuidora de alimentos e “industria de productos cárnicos”, según figura en el Registro Mercantil, donde se dio de alta en octubre de 2017, no cuenta con certificado sanitario, lo que sería obligatorio según el objeto de su actividad. Ya trascendió que con el mismo patrón, Magrudis se dio de alta como empresa en 2013 pero no solicitó certificado sanitario hasta 2015, lo que activó el plan de inspecciones, que también burló el propietario. Eso, sin embargo, no la habilitaba para actuar conforme a la ley porque no tenía licencia municipal. Tampoco figuran ninguna de las dos en el Registro de Industrias Agroalimentarias (GRIA) de la Consejería de Agricultura. Elaborados Cárnicos Mario no tiene empleados.

Sus hijos, como testaferros

Los primeros indicios apuntan a que José Antonio Marín, que figura al frente de tres empresas cárnicas y de alimentación desde 1993, es el propietario real de Magrudis y que su hijo, que estaba estudiando y cursó un Erasmus en los últimos años de la empresa, no es más que un testaferro a quien su padre puso al frente para evitar deudas y cuitas pendientes de negocios anteriores.
Según los datos del Registro Mercantil, el “administrador de hecho” de Magrudis tiene también relaciones con otras empresas como Marín y Maldonado Sociedad Limitada, dedicada a actividades de hostelería, donde es administrador y apoderado.Y ostentó relación indirecta con Embutidos El Patio, ubicada en una nave industrial en la localidad sevillana de Alcalá de Guadaíra y dedicada al comercio de carnes, embutidos y derivados, donde su mujer, Encarnación Rodríguez, figura como administradora solidaria. Esa empresa se cerró en 2013.

Ante la jueza

La operación que se desplegó el pasado martes, liderada por la Unidad Central Operativa de Medioambiente (Ucoma) de la Guardia Civil, condujo a cinco detenciones. Dos de los detenidos, la cuñada de Marín Ponce y un comercial de la empresa, quedaron en libertad. Marín y sus dos hijos permanecieron el miércoles en la comandancia de la Guardia Civil y se espera que lleguen al juzgado de instrucción número 10 este jueves, donde la magistrada Pilar Ordóñez les tomará declaración.
Los agentes han requisado numerosa documentación de las naves donde están las empresas relacionadas con Marín y también en su domicilio, un chalé ubicado en la localidad sevillana de Dos Hermanas. Se registró también el domicilio de otro familiar. La nave de Magrudis estaba precintada desde 15 días después de decretarse la alerta sanitaria. Sin embargo, fuentes del caso no supieron precisar si los dueños habían tenido acceso a esa otra nave contigua donde ahora se sabe que había otra empresa a nombre de un segundo hijo de Marín Ponce.
El caso está bajo secreto de sumario y se investiga por qué Magrudis silenció que el pasado febrero un laboratorio la avisó de un positivo por listeriosis
El caso, bajo secreto de sumario, investiga a Marín y a su hijo por un delito contra la salud pública y lesiones. La gravedad de los hechos investigados se elevó, a petición de Facua como querellante, cuando se conoció que el dueño de Magrudis supo ya en febrero de este año que había un foco de listeriosis en su empresa. Así se lo comunicó un laboratorio, Grupo Microal, que puso el dato en conocimiento de la jueza. El empresario no tomó ninguna medida ni comunicó el positivo de los análisis a las autoridades sanitarias. Salud investiga casos de la misma cepa desde noviembre de 2018.
El pasado julio, la empresa informó además al ayuntamiento de que había realizado unas obras de ampliación en la fábrica para las que no contó con licencia. Tampoco la declaración responsable que había presentado al consistorio para pedir licencia de apertura se correspondía con el objeto real de la empresa. En la furgoneta de Magrudis se leía serigrafiado: “La Mechá, del todo natural. Sin conservantes ni colorantes”. Y sin papeles, sin permisos, sin licencias y saltándose todos los controles.

 



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