martes, 24 de septiembre de 2019

Lo cierto es que el numerito del "terrorismo" catalán atufa lo suyo y lo ajeno. Quien conozca Cataluyna sabe de sobra que las bombas no son nada catalanas ni la violencia tampoco. Los catalanes aman la vida y la comparten en plan sardana: les gusta y disfrutan dando la mano y bailando al compás del convivir. Por supuesto que se enfadan como todo el mundo, pero no les mola llevar el enfado hasta el paredón ni al bombardeo, ni a la agresión callejera. Algún día este estado cerril que solo afronta los problemas a palos y a decretos crueles, puede que comprenda que en Catalunya tiene la mejor maestra para convivir, de momento no puede dar más de sí y con una torpeza absoluta le busca constantemente los tres pies al gato. No tuvo bastante con el imam de Ripoll y sus secuelas, ahora intenta islamizar y convertir en terroristas a los catalanes que protestan porque no les gusta el desgobierno irresponsable de un estado que más parece una falla con sus ninots que algo serio. Mucho peor que cualquier friki indepen son las pifias de un Sánchez y un Iglesias enajenados mano a mano, con el trifachito sentado en el patio de butacas aplaudiendo el sainete del destarifo. Menos policía y más inteligencia. Más integridad moral y menos moros y cristianos en plan marioneta. Quina vergonya, maremeua!

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