lunes, 23 de septiembre de 2019

¿Qué hacemos con Errejón? Hay que elegir desde el bien común, entre lo que deseamos y consideramos desde la afinidad y lo que necesitamos para sobrevivir estatalmente evitando efectos secundarios peores que la necesidad


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Es muy patético que siempre andemos en estas tesituras: entre susto o muerte.Para empezar, voy a escribir sobre mi propio proceso cognitivo al respecto, que es la realidad que tengo más a mano a la hora del análisis. 

Confieso que, de entrada, el personaje de Errejón me produce la misma reacción repelusística que el de Iglesias. También ha sido responsable del invento de Podemos aplicado a la misma finalidad: hacerse con el poder y el potencial de los movimientos ciudadanos para usarlos al servicio de  intereses subjetivos y carreras políticas derivadas de las carreras áulicas. Si no hubiese sido así, Errejón, que conoce y es amigo de Iglesias desde antes de Podemos, hubiese evitado entrar con él en el mismo tinglado fundador. La causa pudo ser que sus valores éticos aplicados a la política, estuviesen al mismo nivel. Porque el plumero de Iglesias es cualquier cosa menos ocultable. 
En Vista Alegre I se vio perfectamente y con todo lujo de detalles la anómala naturaleza caudillista del avatar. Pero Errejón dijo amén, donde muchas y muchos dijimos, basta y hasta aquí podíamos llegar; o estaba tan acostumbrado que lo vio normal o pensaba y sentía lo mismo que él, respecto al manejo que se hizo de los votos on line y las listas elásticas de votantes que de repente se multiplicaron como los panes y los peces y le dieron la vuelta a los resultados en 24 horas, dejando un 80% de las bases en un 12% y aupando un 10% del aparato oligócrata hasta más del 80% del día anterior,  al elegir el modelo de principios éticos y democracia interna que acabó canonizando y bendiciendo a Iglesias como mesías hegemónico por encima de todo y sin posibilidad de alternativa ni de disensión, que Sergio Pascual no pudiese imponer en nombre de lo que dimos en llamar "moscú", por lo del Zar y su correo Strogoff.
¿Qué pensaba entonces Errejón de todo eso? ¿Y lo que sucedió tras la segunda ronda vistalegrera que dejó niquelao el derrotero del nuevo caudillo y el porvenir de Errejón? Tal vez Íñigo sea  muy lento de reflejos, tal vez no se daba cuenta de nada, ¿o tal vez se daba cuenta de todo y solo esperaba su momento, tras el patinazo subversivo y abortado de Bescansa? El caso es que si los votantes de Podemos del primer reemplazo ya nos dimos cuenta de como estaba el patio y de lo que se cocía lejos de nosotras, no se entiende muy bien que quienes no son tontos y están al lado no se coscasen de tal anomalía cesarística del líder, que canta La Traviata, Aida y Nabucco  en estéreo. Ahí estamos en plan hamletiano errejonero...to by or no to by that's the question, coleguis. 
El primer impacto es la duda indudable. ¿No será Errejón el segundo plato del mismo menú, o sea, el Visir Iznogud intentando ser califa en lugar del califa o ya en plan serio, Brutus apuñalando a Caius Iulius Caesar para evitar que la tiranía de una dictadura suplante a la Res Publica?  La verdad es que llamar a esto res pública queda de chiste, pero bueno, valga el paralelismo por lo que tiene de referencia en las actitudes, que no en la historia, está clarísimo. 

El proceso de la mutación errejoniana tiene varias vertientes posibles:

a) Es más de lo mismo con maquillaje ad hoc y en cuanto pille votos monta el mismo tiberio que Iglesias y nos deja hechas picadillo en las garras de lo peor de cada casa.

b) Los incoherentes vodeviles alucinantes y astracanadas en ristra dignas de una tesis freudiana, que ha presenciado Errejón en el pontifex maximus podemita le han provocado un shock como a Pablo de Tarso la leche con el caballo camino de Damasco y cuando reaccione con normalidad puede suceder que la propuesta de ahora se quede en agua de borrajas cuando al chiquillo se le pase el aturdimiento del trauma.

c) Tal vez, haya ido despertando poco a poco, a base de empujones, zancadillas, pinchazos, pellizcos, desplantes, olvidos, ninguneos y estrategias arrinconadoras, puertas cerradas, vudús, cambios de cerradura y rumores sottovoce, de confesionario, y así. Como por ejemplo, calificarle y reducirle como alcaldable o adjudicarle a la Comunidad Autónoma, para cortarle las alas y las posibilidadedes de hacer sombra al facsímil de Alejandro Magno versión Galapagar y que este lance en plan flotador político sea una revancha que deje a Iglesias al nivel que de verdad le corresponde: bajo mínimos.

d) Quizá sólo es una buena persona, inteligente y lúcida, que sueña con mejorar el mundo que se ha encontrado patas arriba, que se ha ido despertando con el gotero en vena de las magalomanías y las obsesiones, de la desorientación que le rodea y está en plena toma de conciencia de una realidad tan disparatada que le ha costado dios y ayuda encajar materialmente, hasta descubrir en qué estropicio está enredado, junto a toda la ciudadanía de su país. Un lugar complejo y desnortado, deseoso de salir del atolladero sin ver que el atolladero es su propio desconcierto en ausencia de su propia conciencia,  narcotizada, vetada, prohibida y hasta perseguida y condenada durante siglos. 

Sea como fuere el argumentario con todos sus peros, lo cierto y urgente es que la ciudadanía con conciencia, que la hay con un intenso aumento exponencial, -porque la situación no cambia nada si nosotros no cambiamos-, necesita y desea como nunca, una alternativa noble y sana, inteligente y prudente, al dislate actual. Ya no nos sirven las chapuzas ni los experimentos en plan de Juego de Tronos y circunloquios de élite falsamente filosófica, ésa que cuando sale mal el experimento de los enteraos se va de casa y desde el ático mira a la calle para reconocer desde su plataforma aséptica equidistante que el populacho no tiene solución. Y hay que dejarlo por imposible, con esa manía populista y exagerada de dramatizar lo que es incapaz de entender porque no conoce a Hegel, a Nietzsche, a Sartre ni a Fucault y solo se trata con los recortes, mutilación y volatilización de derechos humanos y garantías democráticas, con las leyes mordaza y abusos laborales incesantes e in crescendo,  la violencia de género, la dependencia tecnológica camuflada de "libertad", el abandono del campo y de sus trabajadores que se ven condenados al olvido social, vaciado geopolítico, al atraco turístico, y a la emigración, y todo debido all abandono e indiferencia irresponsable de unos gobernantes tan inservibles como estupidizados por sus propias monsergas, dimes y diretes en plan postureo. 
En tal estado, siempre será reconfortante y esperanzador que alguien se atreva a poner algo de cordura y alternativa decente en el panorama de unas elecciones que han convertido la dignidad del voto en una condena indefinida y cada vez menos revisable, para la ciudadanía, que precisamente por su condición de felpudo histórico se confunde y se deprime, porque nada cambia, como si la gobernase el mismísimo Gattopardo de Lampedusa.

Posiblemente sea una suerte que de repente nos haya salido un Errejón por el camino en plena deriva, como una mutación en positivo del marrón del poder-podemos, cuando lo que necesitamos es construir como servicio mutuo y cooperativo. No imponer. No enfrentar. No hostigar. No hegemonizar, sino compartir responsabilidades. Un proyecto posible, comuniatrio, federalista, municipal y básico que cambie la sustancia de un estado viejo y tan precario que solo puede resistir con la policía y el 155, necesitamos  que ese estado se base en la escucha y en el diálogo más que en las ofertas mercantiles de una politica miserable del toma y daca, más en la madurez sensata aun latente y por ello posible, que en la rabieta, los cromos y las canicas palpables. 
Está clarísimo que dos no fracasan si uno no quiere. Y desde luego no son dos, somos millones quienes no deseamos el fracaso de la convivencia, de la libertad, la igualdad, la hermandad y la empatía social. Sólo necesitamos portavocías, no tanta representación de pacotilla, que, además de salirnos carísima de mantener,  para colmo solo representa intereses y negocios de partido, no el interés del bien común cívico y colectivo, y por ello, ético. No es otra la finalidad de la política. No estamos aquí para quedarnos colgadas de la formas, ni de las herramientas ni de los puentes, ni de las ideologías ni religiones, ni dogmas, ni empresas millonarias,ni de egos enfermos de sí mismos,  sino para abrir caminos de evolución y establecer una nueva posibilidad plural y respetuosa con la vida del Planeta, pacífica y decidida, generosa y transparente como la democracia real. Si Errejón está por esa labor y lo demuestra con generosidad y altura de miras, su propuesta será un gran alivio para todas y todos, la alternativa imprescindible que ofrezca la posibilidad de votar la decencia dialogable, la escucha igualitaria y la comprensión, que no es complicidad sino la capacidad de iluminarse mutuamente sin deslumbrar ni cegar, desde la humildad y el equilibrio, dejando de una vez el poder y control sobre los otros  al margen del entendimiento. No hay otra forma de ser transversales, que la de ser tan equilibrados como responsables y dispuestos a que todo se pueda aclarar, debatir, respetar y corregir, no como castigo ni venganza ni rencores patológicos, sino como sana cooperación imprescindible y ya obligatoria a estas alturas de la civilización, ya solo sostenible desde el amor, con todo lo que eso significa en todos los aspectos sociales, económicos, climáticos, políticos y sobre todo humanos.

Sería magnífico que la propuesta de Errejón se coordinase con el resto de izquierda disponible fuera de la línea de Podemos, y que ese amplio horizonte se coordinase, no como hegemonía unívoca bajo el cetro de un caudillo y sus secuaces, -que sería repetir el modelo de hace un siglo, que provocó nada menos que dos guerras mundiales, más la guerra civil española, más el terror stalinsita, y los 40 años de dictadura caudillil franquista-, sino como una nueva pluralidad cooperativa sin perder las particularidades que son la riqueza de la pluralidad y el futuro sostenible en Europa y en el mundo. Es decir, que IU, Equo, Iquierda Abierta, Anticapiatalistas, Compromis, En Comú, Mareas, más esta formación nueva, podrían formar sobre la huellas del viejo bipartidismo basado en le confrontación y en la valoración del conflicto como sistema, la verdadera muralla de la canción de Nicolás Guillén que musicó Quilapayún, y cuajar como una vía ejemplar nueva que no va contra nadie sino a favor de lo mejor de todos.

Si va en esa línea, Errejón será el verdadero milagro, sobre todo para los votantes de la urna vacía, que cada día son y serán más.

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