viernes, 6 de septiembre de 2019

Gracias, Guillermo Basauri, médico homeópata, por estas pistas imprescindibles para transitar la vuelta a la normalidad cotidiana, sobre todo, pensando en los niños y niñas, en su salud y su equilibrio. Hablando de homeopatía se entiende la gente, ¡Cómo no, si #HomeopatíaSuma!





5 usos de la Homeopatía en la vuelta al cole

Última modificación: 05-09-2019 


Llega septiembre y la vuelta al cole. Por cierto, para mí también; hoy es mi primer día de trabajo tras las vacaciones.
La vuelta al cole es una realidad periódica e ineludible para nuestros niños y adolescentes pero no siempre es fácil para todos o, al menos, no todos lo viven de la misma manera.
El comienzo del curso escolar también coincide con el cambio de estación. Se acaba el verano y comienza el otoño, se va la época cálida y seca y comienza la fría y húmeda. Se van los días largos y llenos de luz y para dejar paso a las noches que irrumpen a media tarde.
Con el cole comienzan también las extraescolares y comienza el ritmo frenético de actividad sin fin, para los niños y, como no, para los padres y abuelos que deben volver a adaptar su vida a esa cascada de traslados y recogidas.
No vamos a dramatizar, no es más que lo de todos los años, el ciclo de nuestras vidas. Pero sí que es cierto, y esto lo sabemos muy bien los que miramos la vida con los ojos de la Homeopatía, que las cosas no significan lo mismo ni se viven de la misma manera por todas las personas, sean pequeños o adultos. Así que lo que para algunos puede ser tan solo una transición más para otros puede acarrear trastornos importantes a diferentes niveles.
En este post quiero acercaros a 5 situaciones en donde la homeopatía puede ser de gran ayuda a la hora de afrontar este momento, recurrente pero nuevo cada vez, de la vuelta al cole con sus retos, emocionales para algunos y más orgánicos para otros. 

Los procesos infecciosos. 

La vuelta al cole lleva consigo dos factores de riesgo que se solapan y apoyan para hacer que la “paz infecciosa” que viven la mayoría de los niños durante el verano se venga abajo y comiencen a padecer todo tipo de cuadros infecciosos, unos con mayor intensidad y frecuencia que otros, a distintos niveles:
  • El cambio de estación y el aumento del frío y la humedad, como ya comentábamos antes.
  • El hacinamiento que supone la vuelta a las aulas de los niños. Esta cosa que dicen los padres y los profesores de que los niños “se lo pegan todo entre ellos”. Pues eso.
Otitis, amigdalitis, catarros y bronquiolitis, las crisis de asma, las gastroenteritis, las enfermedades eruptivas de la infancia, los cuadros gripales… vamos, toda esa batería de infecciones, casi todas víricas, con las que de alguna manera tendremos que lidiar durante el curso escolar. Y digo de alguna manera porque en algunos casos serán de aparición puntual, incluso excepcional, pero que en otros harán sufrir un auténtico calvario durante gran parte del curso a niños y cuidadores.
Aquí los medicamentos homeopáticos tienen un papel muy importante en un doble sentido:
  • En los cuadros agudos son una opción de tratamiento muy eficaz y segura. Además, en la mayoría de las ocasiones en donde el causante es un virus, en cuyo caso el antibiótico no está indicado por no tener ninguna utilidad, los medicamentos homeopáticos pueden ser una manera de estimular las defensas del niño para que sea capaz de resolver el cuadro infeccioso con mayor rapidez y con un tiempo de convalecencia también menor.
Y no hay que olvidar que los medicamentos homeopáticos los podremos combinar con cualquier otro medicamento siempre que lo consideremos oportuno. Pero pensad que siempre que podamos tratar un cuadro agudo con homeopatía estaremos ahorrando al niño posibles efectos secundarios de otros medicamentos menos seguros y estaremos además estimulando su sistema de defensas.
  • En los niños que sufren infecciones de repetición es, si cabe, más interesante todavía el uso de los medicamentos homeopáticos al actuar mejorando la capacidad de adaptación del niño a esta nueva situación escolar y estacional.
En mi experiencia, lo que observamos es como, en un porcentaje muy importante de estos pacientes, somos capaces de disminuir el número y la intensidad de los cuadros agudos de una manera muy significativa. Y esto conlleva menor absentismo escolar y menor carga de uso de otros medicamentos potencialmente más peligrosos.
Aquí, aquí, aquí y aquí podéis ampliar información sobre el uso de la homeopatía en el tratamiento de algunos de estos cuadros infecciosos.
Las ventajas del uso de la homeopatía, siempre las mismas: medicamentos seguros que actúan mejorando las defensas del niño y compatibles con otros medicamentos cuando sean necesarios.

Los problemas de adaptación. 

Para la mayoría de los niños y adolescentes la vuelta al cole no supone más que un pequeño disgusto, incluso algunos lo pueden llegar a vivir con alegría. Pero en otros casos, la separación de los padres en los más pequeños, el tener que afrontar de nuevo la rutina y el trabajo escolar o las relaciones difíciles entre compañeros pueden suponer para muchos alumnos un problema difícil de superar.
En la mayoría de los casos todo esto se traducirá en problemas emocionales y comportamentales, pero en otros podrá llegar a afectar a la esfera física, sobre todo en los más pequeños. Problemas digestivos, dolores de cabeza, insomnio y pesadillas, cuadros infecciosos de repetición o problemas con la regla son algunas de las maneras en las que nuestro organismo expresa físicamente nuestros conflictos emocionales. Son lo que denominamos trastornos psicosomáticos, muy frecuentes en los niños por ser mucho más primarios que los adultos (bueno, en teoría) y tener menos herramientas emocionales para resolver sus conflictos a ese nivel sin que “desembarquen” en el cuerpo físico.
El apoyo, la comprensión, la capacidad de acompañar a estos niños en esos momentos por parte de padres y educadores son, sin duda, los pilares fundamentales para resolver estas situaciones pero, sin duda también, los medicamentos homeopáticos, bien indicados por parte de un médico experto, pueden sernos de gran ayuda.
PULSATILLA en los niños excesivamente apegados a la figura materna, GELSEMIUM en los niños a los que el miedo les paraliza, LYCOPODIUM para los inseguros pero autoritarios y algo despóticos, STAPHYSAGRIA para los niños acosados, NUX VOMICA para los desbordados por la actividad, los “pequeños ejecutivos”, SILÍCEA para los niños frágiles, tímidos y enfermizos, CALCAREA PHOSPHORICA o NATRUM MURIATICUM para los que se quejan de la cabeza o de las tripas cuando les cuesta afrontar una situación emocional.
Son solo algunos ejemplos para ilustrar cómo la homeopatía puede también ayudarnos en esos momentos en donde la vida nos desborda, mejorando nuestra capacidad de adaptación y nuestros recursos emocionales. Y de esos momentos los tenemos todos, los adultos y los pequeños.

La ansiedad y el miedo a los exámenes. 

Vivimos un sistema educativo en el que los méritos y progresos del alumno se plasman a través de pruebas de examen.
A mí no me gusta nada este sistema y ya lo dejé bien claro en este post. Una educación sin deberes, sin exámenes, en la que se enseñe de otra manera no solo es posible sino que ya existe, pero es cierto que no es de lo que la mayoría de nuestros niños goza.
Así que los exámenes están ahí y hay que afrontarlos…y superarlos. Y es normal ponerse nervioso ante estas pruebas pero cuando la ansiedad es tanta que repercute en el resultado del examen hay que intentar buscar soluciones.
Trabajar la confianza en uno mismo, enseñar que una persona es mucho más que unas calificaciones, hacerle sentir al niño que siempre le querremos y apoyaremos independientemente de los resultados, son cosas que no pueden faltar si queremos que estos niños más frágiles “sobrevivan” a nuestro modelo educativo. 
Medicamentos homeopáticos como GELSEMIUM en los niños más miedosos, hasta el punto de paralizarse y quedarse en blanco en los exámenes, ARGENTUM NITRICUM en los más agitados y precipitados ante la ansiedad del examen, ACONITUM para los que entran en pánico o PULSATILLA para los que solo quieren quedarse en casa “con mamá”, pueden ayudar a madurar y a construir un mundo interior más sólido y confortable para muchos de esos niños y adolescentes y poder afrontar y superar así sus pruebas y exámenes desde un lugar más sereno y eficaz.

El TDAH. 

“Hace muy poco tiempo, antes del verano, me quedé impactado en una clase sobre los trastornos del comportamiento en la infancia escuchando hablar sobre el TDAH a un neuropediatra experto, precisamente, en esos temas. Me impactó su compromiso, su valor y su humildad. Antes de esto ya me habían impresionado su currículum y sus conocimientos sobre la materia.
Lo que dijo fue que, en su criterio (y en el de otros muchos expertos), el TDAH no es una enfermedad mental ni un trastorno del neurodesarrollo sino una forma de ser. Eso sí, una forma de ser que hace muy difícil al niño adaptarse al sistema educativo tal y como se le presenta. Y que, como el sistema no iba a cambiar, había que escoger entre dejar desadaptado a ese niño durante toda su educación o ayudarlo, en su criterio también, con psicofármacos. Según él, los “efectos secundarios” de la desadaptación al sistema serían mucho mayores que los de medicar al niño.”
Así comenzaba un post que escribía hace ya tres años sobre este tema. Conclusión según este neuropediatra experto en problemas del comportamiento: drogamos a nuestros niños para que superen un mal modelo educativo. Brillante.
En ese mismo post aludo a un artículo publicado por la OCU y titulado “La OCU advierte de los riesgos del abuso de los psicofármacos en el tratamiento del TDAH.” En este artículo se llega a la conclusión de que en el tema del TDAH hay malos diagnósticos, mucha medicación y escaso abordaje psicoeducativo que es, esto último lo que debiera primar en el abordaje de estos niños.
De hecho, también señalo en este post que “[…] según las Guías de Práctica Clínica para el TDAH del Instituto Nacional de Salud y Excelencia Clínica (NICE) de Reino Unido  entre sus recomendaciones basadas en la evidencia científica, se aconseja la intervención psicosocial frente a la farmacológica, como tratamiento de primera línea en niños y adolescentes. No obstante, los datos que se desprenden de la encuesta muestran que sólo en el 32% de los casos se han implementado otros métodos terapéuticos diferentes (al farmacológico): el 24% un tratamiento psicológico, el 25% psicopedagógico y en el 19% se ha seguido un entrenamiento para padres”.
Insisto en que somos muchos, demasiados, los que pensamos que esto del TDAH es un asunto que se está enfocando muy equivocadamente y que mientras que no entendamos y asumamos que el problema no son nuestros niños sino el sistema educativo, rígido, obtuso y obsoleto, todo esto tendrá muy mal pronóstico. Y si hemos de ayudar a estos niños con dificultades de adaptación, que tenemos que hacerlo, optemos por las vías no farmacológicas de forma preferente.
La homeopatía puede ser un recurso que sume a todo el apoyo educativo y familiar que podamos dar a estos niños su capacidad de estimular los procesos madurativos y de modular los estados emocionales. Si vamos a optar por un tratamiento médico que ayude en el TDAH procuremos elegir como primera opción medicamentos homeopáticos, seguros y que actúan potenciando las propias capacidades del niño.

El cansancio y la falta de rendimiento escolar.

Los médicos formados en homeopatía hemos aprendido a entender y valorar que la capacidad de adaptarse al esfuerzo de las personas es diferente. Hay personas que constitucionalmente tienen una gran resistencia al esfuerzo y al estrés y otras en cambio enseguida lo acusan y, digamos, se desinflan.
Yo creo que los niños de hoy en día están excesivamente expuestos a estímulos intelectuales y visuales y mucho menos de lo conveniente a estímulos físicos. Activan mucho su mente pero poco su cuerpo. Demasiadas pantallas y poca calle. Y no digamos naturaleza, ya casi todos somos seres urbanos muy desconectados del campo y de la naturaleza.
Creo que estamos criando a una generación de niños hiperestimulados, con demasiadas obligaciones y exigencia académica y poco tiempo de juego creativo, libre, natural. Es mi sensación, quizás porque yo me crié en un pueblo.
Así que, en este contexto de hiperexigencia en el que crecen nuestros niños, resulta normal que algunos de ellos, no tan adaptados al esfuerzo intelectual como otros, acusen esta sobrecarga y se quejen de que están cansados.
Este cansancio puede afectar al rendimiento escolar y al estado general del niño. Cambios en el carácter, alteraciones del sueño, del apetito, pocas ganas de hacer cosas, dificultad para atender a sus responsabilidades y sus estudios, tendencia a estar “tirado”, dolores de cabeza…son algunas de las manifestaciones que pueden aparecer en estos niños sobresaturados.
Medicamentos homeopáticos como NUX VOMICA, KALIUM PHOSPHORICUM, ACIDUM PHOSPHORICUM, SELENIUM, GRAPHITES, BARYTA CARBONICA, entre otros, pueden ayudar en gran manera a mejorar su capacidad de adaptación al esfuerzo a todos estos niños y adolescentes fatigados.
En resumen, yo diría que este mundo en el que tienen que criarse y crecer nuestros niños no es el mejor que podríamos haber hecho para ellos. Tiene grandes excesos y grandes carencias pero es en el que, de momento, tienen que vivir y tienen que poder ser lo más felices posible. Y esa es nuestra responsabilidad, criar niños felices que sean capaces de transformar este mundo en ese lugar que nosotros no hemos sabido construir.
No digo que la homeopatía vaya a hacer niños felices, digo que la homeopatía ayuda a potenciar los recursos naturales de la persona, a nivel físico, mental y emocional, y que lo hace sin sobrecargar de tóxicos ni efectos no deseados al organismo. Y todo esto es especialmente importante si hablamos de nuestros niños y adolescentes, seres en pleno desarrollo físico, mental y emocional.
#HomeopatíaSuma

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