jueves, 19 de marzo de 2020

La voz de Iñaki Gabilondo | 19/03/2020 | Lecciones preideológicas


     

Bravo, Iñaki, el encierro te/nos está sentando de lujo. Da la sensación de que lo estábamos necesitando. Todas y todos. Por fortuna, en casi todas las ocasiones las cosas a primera vista no son lo que parecen, porque su valor es objetivo en un 40% como máximo, el otro 60% como mínimo, lo aporta nuestra mirada y nuestra comprensión, cómo asumimos y gestionamos lo que nos sale al paso. Lo de estos días lo está dejando niquelao. 
Es muy acertada tu indicación sobre la existencia de unos valores preideológicos. Valores indispensables, básicos, inmanentes y transcendentes en sí mismos, que no solo comprenden la supervivencia, sino que la explican sobre todo con hechos desde un plano no mensurable pero indispensable para que algo válido, justo, humano y por ello entrañable, se pueda poner en pie. La argamasa de toda construcción. La harina del pan. La leche del queso, la miel del panal y el panal para la miel. El océano y cada gota de agua son una realidad indiscutible. Y se define y revela constantemente en el fluir de la misma vida si no estamos abducidos por espejismos, mantras, fórmulas inamovibles hasta que se caen a cachitos ante evidencias impepinables, y falsas seguridades, que en un momento se nos convierten en pompa de jabón, en burbuja "bienestante funcional" sin fundamento real. Y eso sucede por muchas causas, pero sobre todo por el sistema del ideologismo que ha venido a rellenar en la humanidad el hueco que aún no ocupaba la conciencia. La ideología como la religión, es un estado interino, en el que apoyarse cuando dentro de nosotros aun no ha nacido nada consistente en el terreno ontológico. Cuando un bebé empieza a levantarse del gateo, necesita un taca-taca para aprender a andar sin caerse constantemente. Como un accidentado grave necesita una silla de ruedas para moverse, hasta que recupera su nueva motricidad. O no. 
El drama del ideologismo es tratar de convertirlo en sistema inamovible, en estado y en régimen intocable y "sagrado".  Como si fuese el núcleo del Planeta, el cielo o la tierra, per se. De ese modo, la ideología, sus normas "infalibles" y sus parámetros, se convierten en la falsa piedra filosofal que "ilumina", empastra e impide nuestra propia evolución, y al mismo tiempo todo lo que se opone a ella se convierte en nuestro peor enemigo, porque nos muestra esas zonas desconocidas  y por ello inseguras, de nosotros mismos que no imaginamos que existan, pero sin las que nuestra sociedad está condenada al tormento interminable de Sísifo. Hasta ahora  y desde el comienzo de nuestra civilización hemos vivido de entronizar normas, personajes, leyes y acontecimientos, ideas, dogmas y mandatos que se nos mostraron como intocables, por los más espabilados y poderosos de cada momento histórico, pero la evolución es implacable, y acaba de poner encima de la mesa el camino que aun no habíamos descubierto juntos, solo en plan disperso y a veces "raro", demasiado filosófico o poético, fuera de tiesto, poco apetecible y hasta estrafalario, en un mundo tan orwelliano que ya estaba convirtiéndose en programa de tv, como el Big Brother y dentro de nada sería una fotocopia de los alfas, betas y gammas en el "mundofelicismo" de Huxley.  

El corona-virus  ha venido a decir basta, que ya es hora de parar  y de rectificar la trayectoria antes de despeñarnos por la curva cerrada de la ceguera. Es posible que sea el resultado de nuestras actividades, o de nuestras estupideces, pero lo indiscutible es su oportunidad para tumbar el sistema de la barbarie maquillada de maravilla comodísima y tecnológica, mientras se dejan al margen a millones de seres humanos sin tierra que pisar, sin techo que los acoja, sin trabajo, sin salud, sin educación ni enseñanza...sin justicia y sin AMOR. Que no es penita, ni limosna, ni blandenguería, ni zarnadajas. El Amor no solo no es un arrumaco co-gestionado a dúo, en familia o en grupito de amigotes. El amor es el primer Derecho y Deber de los seres humanos. Son hechos concretísimos. Son iniciativas con un tiempo y un espacio, con seres vivos incluídos y semovientes. Son acciones concretas organizadas y repartidas. El Amor es inteligencia colectiva, nunca una monserga sectaria. O incluye a todos y todas o no es amor, es una majadería ,muy dañina, porque niega y ocupa con su mentira el lugar que debe ocupar nuestra conciencia, desde lo inmanente del yo, a lo trascendente del Nosotros, en paso evolutivo que ahora estamos obligados a dar, si es que se quiere sobrevivir. 
Deberemos quitarnos de encima las armaduras, las panoplias, los yelmos, las banderas, los estandartes, las venerables gilipolleces, como el "orgullo" de patriotas tontorrones, y las costras de la costumbre, porque a la hora da la verdad, te salvó el emigrante que te hizo la compra y te atendió como si fueses de su familia, solo porque es tu vecina, o tu médico o tu asistenta, o el reponedor en el super o el 'pakis' que no ha cerrado la frutería y hasta te lleva la fruta a casa para que no salgas ni vayas a pillarte el virus, aunque él se lo pueda pillar al darte la bolsa porque a lo mejor resulta que estás infectado y no lo sabes, pero ni aun así te abandonan los tuyos: tus hermanos y hermanas de especie. Ahí la ideología ni se ve, ni se nota. Sobra. ¿Por qué? Porque ha llegado la conciencia, para quedarse. Está rellenando de golpe y en aluvión todos los huecos vacíos que se tapaban con las ideas liberales, capitalistas, marxistas, leninistas, nazis, fascistas, falangistas, malamente cristianas, falsamente nazarenas y pentecostales, que una vez instaladas en el inconsciente colectivo como "seguridades" del ego 'espiritual' lo único que hacían era la guerra entre sí, que si yo estoy salvada y tú condenada, que yo soy perfecta y tú impuro y malísimo...¡Tomayá corte de mangas teológico! El pueblo no era ningún "pueblo de Dios", la mejor noticia profética que se está cumpliendo de pe a pa, es que dios es el Pueblo cuando se descubre a sí mismo como Amor inteligente y eficaz, tan sano y nuevo a cada instante,tan resucitador incluso sobre el flahs tan temido de la muerte,  que él mismo es el mejor milagro, sin que haya necesidad de ninguna fe.  Dicen que la fe es creer en lo que no se ve. Pero esto se VE. Y se TOCA. 
Depués de tal epifanía a lo bestia, nada será lo mismo en este mundo. O salimos del bucle del engaño que nos está haciendo papilla con la máscara de "ciencia de élite", banca de atraco y política saltimbanqui con ínfulas, y aprendemos a disfrutar la frescura de la nueva conciencia y su fraternidad en carne viva, creadora de nuevas realidades desde la humildad sabia de lo cotidiano, o esto se acaba, como se han acabado civilizaciones enteras como los mayas, como los  nabateos, como la Atlántida, como Creta. como Troya, como Babilonia o Egipto, como los imperios en general acaban pereciendo podridos por sus propios males...No por ningún castigo divino. El peor castigo es ser esencia material y energética de Dios y no saberlo. O sea, quedarse en idolillos y estampitas de usar y tirar. 

Lo más apasionante es que esto es solo y nada menos, que el comienzo de un libro en blanco y el punto final de un pésimo libelo garabateado y lleno de borrones sin cuentas nuevas, todas viejas, en paraísos hundidos en la basura, donde se están deshaciendo lo mismo zarzuelas que galapagares, caballos de cartón que títulos sin carrera, expectativas de trinkar y mandar, que reyes en bolas y flautistas de Hamelin. No han hecho falta los ángeles del Apocalipsis, la misma humanidad perdida se las apañará la mar de bien para encontrarse y edificar eso que vino a anunciar el 15M, que tan pocos comprendieron y que tantos consideraron solo una justa indignación. Quienes lo vivieron de verdad, saben de qué va esto porque lo llevan dentro y lo reconocen. Son los pioneros de la conciencia. Los servidores y "técnicos" de la luz, que lejos de ser un privilegio para "elegidos" es un verdadero contagio de conciencias a disposición de quien quiera acogerlo y saborearlo desde el corazón y una nueva mente renacida, que están creando la nueva humanidad imprescindible.
Esto no es una alucinación, es lo que el mundo ha esperado desde siempre. ¡Ya era hora!

No hay comentarios: