jueves, 19 de marzo de 2020

Aterrizaje forzoso


No ricemos el rizo, compañeros,
que en este revoltijo no caben las promesas,
así que no esperéis ningún Pinocho
al que defenestrar mentira en ristre,
ni tampoco un Geppetto
que lo mueva. 

Para mentira ya tenemos el cupo
bien completo
con leer cada día un ramo de episodios
de rítmica influencer y traspuesta,
se comprende muy bien vuestra mirada
que solo reconoce madrigueras oscuras,
en las que refugiar la artillería
del pozo a la caverna
donde la vida acaba derrotada
convertida en un juego de tienieblas

Han sido muchos siglos de dominio,
de imperios y de guerras,
de miedos y neurosis, de amenazas cumplidas
y de vivir en sueños medio a tientas
esperando que el cielo de repente
nos tendiese la escala
a base de plegarias y de siesta

De ritos y de magias recurrentes,
que librasen del mal los intereses
con la fe demencial de una receta,
de un conjuro, de un mantra,
de un negocio, de un sexo transferible
hacia la nada,
de una imagen, aunque fuese mentira
mientras guapa y rentable se ofreciera

Así creció Pinocho convencido
de que no era un muñeco, sino un niño.
Cuando llegó la vida hasta su puerta
se descubrió su cuerpo inanimado
de clavos y madera,su carencia de alma,
y el serrín  sin sustancia de su idea,
el hada no existía ni jamás existió,
solo la realidad a tocateja
que ya no era sospecha, era evidencia.
Un cuento nada más. Eso fue todo.

Y entonces, la ruleta del tiempo
cumplió su ritual de obsolescencia.
"Ahora vengo y lo hago todo nuevo"
dijo el ángel delante de la puerta,
y así giró la rueda que  cambia cada día el Universo
haciendo de la vida una sorpresa.

Ya no hay juegos de cutre adivinanza
ni promesas absurdas e imposibles,
los plazos se acabaron por sí mismos
se agotaron de golpe y sin recambio
a la entrada del FMI o del Banco Mundial
Y un virus que se ha ido de las manos
y rebota, mecánico y obseso
como sus inventores,
e invierte la estrategia del proceso

Solo queda la luz como recurso
o la noche sin fin de la ceguera
ahora toca eligir como al principio,
entre la libertad o las culebras,
ahora hay que decidir aquí y ahora,
porque se han acabado las promesas.




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