martes, 17 de marzo de 2020

La voz de Iñaki | 17/03/20 | ¿Ortodoxia, qué ortodoxia?

 

I have a dream..: escuchar la voz de Iñaki una mañana comentando una noticia como ésta: "Ayer se proclamó por fin la tercera república Española. Tras la crisis del coronavirus unida al escándalo mayúsculo de la corona bacteriana y sus ya inocultables situaciones insostenibles desde el plano social, económico, moral, institucional, y hasta penal, los españoles por mayoría absoluta han exigido al estado democrático la proclamación de la República para reorganizar el propio estado y reformar la constitución lo antes posible. Por primera vez en la historia, el golpe de estado se ha dado solo. Una leche monumental. Nadie lo ha golpeado, se ha caído por su cuenta. Lo mejor del caso es que no ha pasado nada, ni tanques, ni tiros, ni escopetas, sin enfrentamientos. Un buen rollo increíble, y por primera vez desde 1978, todos y todas han coincidido en la misma determinación, tras la situación de emergencia sanitaria y estatal con la cloaca ya entronizada como lo más normal.  Simplemente ha bastado la resolución de Tribunal Supremo tras la denuncia multitudinaria de los pueblos de España, que han soportado durante cuarenta y dos años las irregularidades y  los abusos constantes de un régimen ya sin lugar en el siglo XXI. En pocos días una inesperada e infinita recogida de firmas ha hecho posible la denuncia de toda la ciudadanía, que ha dado lugar al proceso y a la sentencia judicial correspondiente. Es imposible que un régimen caducado, obsoleto, bunkerizado y "protegido" solo por los fascismos neoconservadores, o sea, minoritario, pretenda ser una democracia. Eso convierte a la fragilidad en la gestora del estado, que solo se sostiene a golpe de alertas máximas por virus o 155 destarifados que se cargan el propio estado que pretenden salvaguardar.

La presión social y de las instituciones ha conseguido que el pastón de la casa real se devuelva al estado por vía judicial, que los reyes se marchen de la Zarzuela, pero libremente a donde quieran, no se les condena al exilio ni a  nada, solo se les exige ser normales y decentes, reinsertarse socialmente, salir del cuento chino y tomar tierra en el aeropuerto de la realidad, tener un trabajo, un piso normal o una casita de pueblo si les mola la España vacía. Pero vivir de gorra y acumulando barbaridades en plan corrupción normalizada por el trono, ya no será posible nunca más y sobre todo desde las más altas instituciones del estado, que sin ejemplaridad, transparencia y ética no merecen la menor consideración. Y ni acatamiento por parte de la sociedad, y mucho menos ser la cabeza visible del estado que despluman sin el menor recato, da lo mismo participando activamente que consintiendo y luego renunciando cuando la cosa se pone negrísima. 

En fin, que sin comerlo ni beberlo ha sido la propia dinastía borbónica la que ha conseguido que por fin, España haya logrado ser una República madura, reflexionada, pacífica e inteligente colectiva capaz de organizarse en las peores circunstancias. Tendremos problemas, no cabe duda, pero si hemos podido con una epidemia de diseño y una corona de momias hereditarias, en el mismo menú, está claro que estamos como sociedad, mucho mejor de lo que nos han venido contando, desde que Los Reyes Católicos nos convirtieron, a elegir,  en títeres patriotas a su servicio, o en churrascos de la Inquisición. Creo que a día de hoy no se podría dar una noticia más esperanzada y llena de futuro que esta implosión de vida a estrenar por un pueblo y un estado que se descubren nuevos y otros, con un pasado que ya no tiene hueco en el presente y que sería un peso muerto para cualquier futuro. Creía que nunca vería algo así, y preparaba mi legado para cuando ya no esté, pero visto lo visto, prefiero construir otro paisaje, mojarme vivamente y cooperar en este tiempo nuevo y apasionante, mientras sí, todavía estoy. También yo me merezco un mundo nuevo que no huela a esa mezcla de queso de Cabrales, ropa sucia y naftalina caducada, que es a lo que atufa este sótano sin ventilar que llamamos estado, por llamarlo de alguna manera sin especificar estado de qué, eso que ya lo valore cada cual, libremente. Mis compatriotas me han enseñado en estos días increíbles que más valen cien pájaros volando libres que uno en mano, modosito, que no dice ni pío, metido en una jaula, que por muy de oro que sea, no deja de ser jaula, altar, trono, sillón, qué más da el nombre, si lo que importa es el alma que mueve las palabras para dar sentido a las mismas palabras y a la realidad que definen. Esta es mi noticia de hoy, y  egun on, maiteas!"

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