jueves, 17 de julio de 2025

Aquí tenemos el testimonio directo de alguien que conoce en primera línea lo que es el racismo en vivo y en directo: Nuestro hermano Juan de Dios Ramírez Heredia. Un romaní, un gitano maravilloso, como lo son todos y todas la familias de su misma cultura de marca humana registrada, que he tenido la suerte y el privilegio de conocer y tratar durante años en los barrios valencianos de Fuensanta, El Cabanyal, o La Coma, de Burjassot. Un pueblo generoso, abierto, compasivo, solidario y, básicamente, nómada a la fuerza. Tuve el honor y el regalo magnífico de ser su alfabetizadora para adult@s en un aula que nos prestaba semanalmente el Colegio de Jesús y María en La Fuensanta, tres veces por semana y a partir de las seis de la tarde...y así, también, de ser su alumna en el aprendizaje vital que nos unió como familias hermanas, durante años. Farina y Toñi, Rafa y Bellí, Leonor, José Luis, Ramón, Juanita, Elvira, la abuela María, el abuelo Vicente, las chiquillas y chiquillos de toditas las edades. Ellos y ellas podrían haber dado clases particulares de humanidad, de cariño , de sentido común y de buen humor hasta en medio de lo peor. Verdaderos ejemplos de las Bienaventuranzas en primera persona del singular como del plural; el humilde y sabio lenguaje del corazón era su idioma habitual y seguro que lo sigue siendo, porque donde brilla la Luz verdadera nunca hay sitio para las tinieblas, pero sí lo hay para un Socialismo de verdad. Gracias, Juan de Dios Ramírez Heredia, y gracias Nueva Tribuna por publicar estas crónicas del Evangelio Infinito, pase lo que pase...😍😍👍👍👍🙌🙌🙌🙏🙏🙏!!!!! .


VIOLENCIA RACISTA

Lo que está ocurriendo en Torre Pacheco es una vergüenza

Lo que empieza con insultos y mentiras en redes sociales termina con agresiones físicas, amenazas y familias aterrorizadas. Torre Pacheco hoy es el espejo de lo que pasa cuando se tolera y blanquea el racismo.

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Y digo que es una vergüenza por no decir algo más fuerte y ofensivo para los malditos racistas que están llenando las calles de este precioso y próspero pueblo murciano del odio y la violencia de la que son maestros.

Me he decidido a efectuar este comentario a la vista de que los altercados no cesan y las fuerzas de orden público, al menos hasta el domingo pasado, estaban actuando con manos de algodón.

Cada día, viendo los noticieros de las diferentes cadenas de TV, oigo a los comentaristas decir: “ya hay un detenido”. Y yo me digo: ¿uno solo?, cuando son muchísimos los desalmados que están causando destrozos y daños en los vehículos y en las propiedades de los ciudadanos pachequeros.

El racismo tiene una difícil cura

Efectivamente. Y bien lo sabemos los gitanos que hemos padecido –y seguimos padeciendo– las consecuencias de quienes piensan y dicen que todos los gitanos somos seres despreciables que rechazamos la convivencia en paz con los ciudadanos “gachés” (no gitanos) con quienes convivimos desde hace siglos.

Los sucesos de Torre Pacheco merecen un análisis detenido muy fácil de realizar. Un miserable agresor –me da igual que sea magrebí o español– ha lesionado gravemente a un anciano de 70 años. Y la respuesta ha sido culpar a todos los ciudadanos extranjeros que viven y trabajan desde hace decenas de años en los campos de Torre Pacheco. La Asociación Marroquí para la Integración de los Inmigrantes ha recordado que en los últimos días, decenas de vecinos de origen marroquí están siendo acosados, amenazados e incluso agredidos en plena calle, mientras sus familias viven encerradas en sus casas por miedo”.

Tengo entendido, en el momento en que escribo estas líneas, que el agresor ha sido detenido cuando intentaba cruzar la frontera para huir a Francia. ¡Basta ya de manifestaciones y violencia! Este es el momento de la Justicia. Justicia para lograr la pacificación de los ciudadanos de Torre Pacheco. Justicia para que los marroquíes que trabajan de sol a sol en los fértiles campos murcianos no se vean señalados como cómplices o culpables de los delincuentes. Porque, al final, siempre pasa lo mismo: cuando algún gitano o gitana es autor de algún delito, los culpables somos todos los gitanos. La sociedad mayoritaria debe saber que solo el autor, o los autores, del delito es quien debe pagar su mala acción, no el conjunto de sus hermanos o conciudadanos del mismo origen cultural.

Y una vez más, los medios de comunicación tenemos la llave

La policía debe ser contundente. Ellos son los que tienen las armas, los escudos, las porras y los grilletes. A los racistas ni agua, sean del color que sean y de la cultura de la que provengan. De lo contrario lo que está sucediendo en Torre Pacheco, mañana puede suceder en cualquier lugar de España donde la variedad cultural debe ser entendida como un aspecto enriquecedor de nuestra común condición de europeos y españoles.

Desde la Asociación Marroquí han llegado a una alarmante conclusión: “este clima de terror no surge de la nada: es el resultado directo de años de normalización de discursos de odio, bulos y mensajes políticos irresponsables que han señalado a toda una comunidad como delincuente por su origen o religión”.

Lo que empieza con insultos y mentiras en redes sociales termina con agresiones físicas, amenazas y familias aterrorizadas. Torre Pacheco hoy es el espejo de lo que pasa cuando se tolera y blanquea el racismo.

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