sábado, 5 de julio de 2025

Atahualpa Yupanqui - Viento, viento

  

Por si hay dudas acerca de la conexión entre materia y energía, quiero compartir lo que estoy experimentando ahora mismo. Esta tarde miraba al cielo y a la tierra mientras el calor se desparramaba sin compasión  sobre todo y sobre tod@s. Soplaba el viento a ráfagas alternas entre el calor asfixiante y algún intento de frescura. Los aires acondicionados soplaban su fuego insoportable sobre las calles, los muros, los suelos de las azoteas, el asfalto, los tejados, las fachadas. No sé por qué me venía sin parar a la mente esta canción del compositor argentino Atahualpa Yupanqui y la empecé a tararear, como una oración musical, cargada por el peso de una realidad climática demoledora..."viento, viento, traeme aguacero, viento, viento, traeme canción..."

 

Viento, viento 

Viento, viento,
tráeme aguacero.
Viento, viento,
tráeme canción.
Triste está la tierra,
que cultivo yo.
¡ Cómo quema el fuego,
de mi corazón!.
El indio marcha pensando así,
entre las quebradas.

El indio marcha pensando así,
entre las quebradas.

El Guazamayo suspira, ¡ ay ¡,
desde sus entrañas.

El Guazamayo suspira, ¡ ay ¡,
desde sus entrañas.

Mis cuatro corderos,
mis siete vacunos,
¡ ay ¡ ¿ dónde iremos a parar!
Mi llamitas güenas,
mi vertiente clara,
¡ ay ¡ ¿ dónde iremos a parar ?
La sed traicionera nos quiere matar.
La sed traicionera nos quiere matar.

Viento, viento,
rejunta las nubes,
viento, viento,
que los cerros lloren.
Escucha los ruegos,
del pobre pastor.
Viento de los valles,
dame tu frescor.

Mi chacrita y mi cebada, ¡ ay ¡,
se mueren sin agua.

Mi chacrita y mi cebada, ¡ ay ¡,
se mueren sin agua.

El pajonal de las cumbres, ¡ ay ¡,
se muere sin agua.
El pajonal de las cumbres, ¡ ay ¡,
se muere sin agua.

Mis cuatro corderos,
mis siete vacunos,
¡ ay ¡ ¿ dónde iremos a parar ¿.
Mi llamitas güenas,
mi vertiente clara,
¡ ay ¡ ¿ dónde iremos a parar?
La sed traicionera nos quiere matar.

La sed traicionera nos quiere matar.

Viento, viento,
rejunta las nubes,
viento, viento,
que los cielos lloren.
Escucha los ruegos,
del pobre pastor.
Viento de los valles,
dame tu fresco
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Y mientras  cantaba, el cielo azul se ha ido llenando con soplos de nubes grises, que en unos minutos han cubierto a toda velocidad el panorama celeste,  truenos y chispazos de rayos en cadena se han apoderado del paisaje mientras  la lluvia ha brotado de repente mezclada con el arrebato de las ventoleras. La temperatura ha bajado de repente y un fresquito delicioso ha llenado la terraza que era un horno,  con el nuevo aire, las gotas de agua, el espacio de las ventanas abiertas, la calle, las hojas y ramas de los árboles y ha hecho que las palomas se refugien en el suelo, junto a los contenedores de basura, en los rincones de las azoteas y de las puertas, bajo las tejas de los áticos y bajo los coches aparcados en la calle...
 
Nada está desconectado, todo fluye y se comunica en el TODO, más allá del tiempo y del espacio, desde la Supraconsciencia. La música y la poesía son la oración que no falla. No importa quien las escriba y las componga. Lo que cuenta es la creación que modifica lo mejor y lo peor que nace del ser humano, entre el "yo" y el Nosotr@s. La misma energía que puede hacer milagros, puede también hacer destrozos. Por eso es fundamental el contenido espiritual responsable, ético y sensible  de nuestras almas y consciencias iluminando y guiando las emociones y los pensamientos hasta convertirlos sanamente y con toda naturalidad sin "magias" ni tonterías, en sentimientos modificadores de la negatividad, de la tristeza, del agobio, del cansancio, de la rabia, del enfado, de la violencia y del orgullo egocéntrico. Instintos destructivos y basuras reciclables que debemos convertir en abono para el cultivo de la nueva tierra con la ayuda inseparable del nuevo cielo. 
Si una canción nacida del alma y la conciencia puede hacer estos milagros, como Jesús hacía mientras anduvo por aquí, no dudemos de que esa energía sigue en activo y forma parte de nuestra esencia individual y colectiva; no lo olvidemos nunca. Recordemos la participación en el milagro de los panes y los peces, de l@s herman@s que ofrecieron lo poquito que tenían para que el milagro se hiciese realidad material, multiplicándose por sí mismo. 
 
La música, la poesía y el milagro nacid@s del alma y de la consciencia, son la puerta abierta del cielo en la tierra. No importan tiempos ni espacios cuando la luz y el abrazo del Amor Infinito son la nueva realidad  que decide los cómos, los dóndes y los cuándos, los porqués y los paraqués. 

¡Buenas noches, querida familia universal! Y en el refugio del sueño y del silencio  de la madrugada,  descansad en el lecho acogedor del Amor Infinito que nos cuida y nos acompaña SIEMPRE, en el canto y la danza inagotable de la eterna creación, nuestra Casa Común y verdadera.

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