Gracias, hermano Pedro Miguel Lamet, por este soneto que celebra la luz del Amor Infinito traducido al lenguaje cotidiano, donde la vida encuentra su sentido verdadero igual que la mirada de un niño que despierta y descubre las huellas de las cosas sin que nadie le explique los porqués, pues el alma es "la seño" que lleva de la mano a los bebés humanos, enseñando a mirar , para que puedan Ver, igual que hace Jesús en cada despertar de las conciencias.Tan sólo como niñ@s renacid@s cada divino instante, se logra descubrir la luz del SER, sin enredos ni esfuerzos añadidos, fundida, simplemente en el Nosotr@s infinito que no tiene derecho ni revés, sólo la luz que abraza y resucita sin explicarnos cómos ni porqués...Igual que hace el ocaso con el amanecer...

 

Pentecostés

PENTECOSTÉS

¿Quién habita en la luz de una mirada
que de pronto te mira sin malicia
y con temblor te arrulla y te acaricia
sin pedir algo a cambio, emocionada?

¿Quién se oculta de noche en la callada
despedida del sol y en la primicia
de un misterio secreto que te auspicia
el soplo que te libra de la nada?

¿Quién alienta en la flor y esa sonrisa
de aquel niño, una música, el poema
donde brota un secreto de alegría?

¡Es el fuego de amor, vive en la brisa
que me aquieta, consuela, alivia y quema,
el Espíritu que inunda el alma mía!

Pedro Miguel Lamet