viernes, 14 de abril de 2023

La Misión- Tema Principal

  


La misión es amar 

sin más oficio que dejarle al amor la dirección 

en la orquesta mutante de la vida.

La misión es camino sin fronteras

pleno descubrimiento de un presente

capaz de superar tiempos y espacios,

circunstancias penosas o agradables,

muerte y vida acoplada a los relatos,

rutinas y obsesiones, manías 

y costumbres heredadas

que dan seguridad insostenible, 

que cuando la verdad muestra su rostro

y se hace realidad el desvarío,

son tan sólo antesala de la nada. 


Por eso la misión solo es amor

capaz de transformar la oscuridad en luz

que no se apaga nunca, una vez descubierta

y puesta en marcha. Es el canto infinito

que no cesa y alimenta el silencio

en sus regalos. Es el verbo hecho carne y partitura

caminando en canción improvisada

de la que somos notas y compases,

una composición que no tiene fronteras 

ni conoce rupturas, ni sabe qué es el odio. 

Ni el miedo, ni el prejuicio.

En su seno no caben las semillas 

de violencia y venganza,

las convierte en compost cuando aparecen

y aumentan la cosecha de mañana.  


La misión del amor 

no consiste en conquistar adeptos

para ninguna causa  o para un credo,

sino en abrir las puertas 

que tienen prisionera la conciencia 

y secuestrada el alma 

en la cueva platónica del nunca

y sus petrificadas telarañas. 


Amor es lo que queda siempre entero

en el fondo infinito  del Nosotr@s

cuando todo parece que se agota,

la misión es la eterna singladura,

el nuevo plan de vuelo que nos lleva

en cada amanecer, a nuestra casa,

a la fraternidad y a la sorpresa

de encontrarnos un padre y una madre

en lo más hondo,

una eterna familia  entusiasmada 

con los brazos abiertos

que celebran felices la llegada,

en ese balneario acogedor

que nos cura, nos sana y nos descansa...

 

Amor es el tesoro inagotable,

alquimista que todo lo transforma 

y su misión cumplida a cada instante

es el cariño eterno que respira

pasando de la noche a la mañana,

del sueño al despertar y del ocaso al alba. 


Hay quien le llama "dios"

pero no se parece a lo que cuentan 

las viejas tradiciones religiosas; sólo Buda

y Jesús de Nazaret -con unos cuantos siglos

de distancia- han acertado

al diseñar con las mejores obras el plano de la Casa

y la revolución inevitable que supone

descubrir entre todos tanta gracia

sin ruido ni barullo, sin altares ni templos,

sin dinero, sin poderes ni castas, solo amando

como nos ama el sol que nos alumbra

y la lluvia nos lava y nos descansa,

como la misma tierra nos sostiene y alimenta

aunque la machaquemos sin cuidarla.

 

La misión es amor como también lo es 

la música que emite la flauta de Gabriel

en medio de la selva 

lleno de confianza y sin temor a lo desconocido,

dejándose guiar por esa luz 

que vive en la conciencia de un suspiro

donde la integración de lo infinito 

en permanente cambio o panta rei, -que llamamos "milagro"

porque es imprevisible en lo más negro-,

tiene su campamento de invierno, de verano 

y de entretiempo.


    Símbolos de Luz

 


 

 




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