lunes, 20 de marzo de 2023

Gracias, Javier Aroca, Desde el Sur y eldiario.es. En efecto, qué mal tiene que estar el derechismo ppatriotero para recurrir a un pobre abuelico en las condiciones de Tamames, o sea, más perdido y desmemoriado que la dignidad y la vergüenza de "los de siempre". Esperemos que las bases sociales conserven la serenidad y no pasen de todo en las urnas después de este espectáculo incalificable, ya que la verdadera democracia responsable del bien común, depende tanto de lo que votamos como de lo que no se quiere votar para castigar las irresponsabilidades y abusos de poder de representantes espurios carentes de conciencia y capaces de cualquier disparate con tal de no soltar lo que consideran el chollo de sus vidas: un cargo político vitalicio a poder ser, como la dictadura de su fundador, para vivir del cuento en plan sanguijuelas y luego tirar de puertas giratorias a la hora de abandonar el ppoderío. Es lo que tiene suponer que la muerte de un dictador puede ser el fin de una dictadura y una Transición, sólo un mero trámite funcionarial de papeleo interminable, a la española, vamos, sin que nada cambie de verdad y todo siga igual, en plan "vuelva usted mañana", como en tiempos de Larra y "El pobrecito hablador"... La historia de los pueblos siempre es la misma, si los pobladores nunca salen del mismo pozo negro de sus antepasados, al que consideran su herencia y patrimonio, como las Fallas o los Sanfermines o el maridaje entre política, irresponsabilidad y corrupción, un trío inagotable en las Hisppanias incapaces de evolucionar atascadas entre Altamira, La Valltorta, Atapuerca y La Dama de Elche...iAns!!!

 

La previa

El presidente de Vox, Santiago Abascal, con Ramón Tamames, un día después de que elDiario.es desvelara el discurso

El artículo 64 de la Constitución republicana de 1931 dice que el Congreso podrá acordar un voto de censura contra el Gobierno. Por si fuera insuficiente, el artículo 82 del mismo texto constitucional contempla la destitución del presidente de la República, el jefe de Estado. Papel que hoy juega el rey, sin similar mecanismo destitutorio. Ninguno de los dos mecanismos constitucionales utilizó la extrema derecha falangista y monárquica en aquellos entonces, simplemente dieron un golpe de Estado militar que dio origen a una guerra civil y a la muerte de muchos españoles y de la democracia.

Pasados más de ochenta años y pareciéndoles que desde entonces no ha habido mejor gobierno en España que el que detentaba Francisco Franco, al que no era posible destituir ni censurar a su gobierno, la extrema derecha falangista y nazi —son palabras de una de sus miembros más destacada—, ha decidido acogerse al mecanismo constitucional y democrático para censurar al Gobierno y encabezar otro con el candidato Ramón Tamames.

Creo que estamos de suerte. La Constitución actual prevé la moción de censura, aunque la derecha haya tachado de ilícito su resultado cuando le tocó sucumbir a este mandamiento democrático. La moción es constructiva. Ése es el espíritu y ése será el mejor aprendizaje de su fracaso porque difícilmente se puede considerar constructiva una moción para destruir los valores democráticos. La grandeza de nuestra democracia va a permitir, sin embargo, que sea instructiva, de ahí, insisto en que asistir a ella es un privilegio. 

Una moción de censura, además, diría por poderes. La derecha anticonstitucional no ha encontrado ni tiene candidato. Eso no tiene precio, pero no debería provocar desprecio ni, mucho menos, aprecio ni debilidad.

El Gobierno, su presidente, no debería perder el tiempo en defender su gestión. Es igual, no es trascendente, no se trata de eso en esta performance ultraderechista. Es sabido que la gestión del Gobierno de coalición progresista no les gusta, añoran la gestión de los gobiernos franquistas. Es lo suyo, aunque aquel su presidente vitalicio, Franco, nunca se sometió a unas elecciones, ni se le podía censurar ni se metía en política. Su caudillo añorado y sus valores que dicen defender, como el honor, siempre estuvieron maltrechos, no solo traicionó su juramento militar, traicionó a sus compañeros de armas y a la Constitución a la que había jurado lealtad. Por lo tanto, señor presidente, mejor hacer caso a Mark Twain, ya sabe: “nunca discuta con un imbécil, lo llevará a su terreno…”.

Defienda simplemente y ni más ni menos que la democracia. Convierta la moción en instructiva, explique cómo se defiende y quién no lo hace, quiénes respetan las normas, quién tiene paciencia democrática y respeta su turno, que no lo da un celador, una máquina expendedora o la prensa ultrasinfónica sino el pueblo en elecciones libres. No sería bueno despreciar esta ocasión.

Tampoco es tiempo de aprecio -abstenerse lo es- sino de defender con firmeza las convicciones democráticas de la derecha. Núñez Feijóo no estará presente, tiene suerte, no tendrá que huir como su censurado M.Rajoy que encontró refugio entre los vapores espirituosos del vecindario. Su cobardía lo llevó a no soportar que lo censurasen, la actitud de Feijóo, aún ausente, tiene que ser la contraria, la valentía ante la extrema derecha. 

En realidad, a pesar de lo dicho en los mentideros de la Corte, a pesar del cabreo y la incomodidad de los comunicadores extremoduros, la moción no es contra ellos, o solo mobiliariamente, va contra la democracia. En la anterior moción de censura escribí que Pablo Casado “hernandezmancheaba”. No tardó en ser realidad. Ahora Feijóo está “casadeando” y no se lo puede permitir. Sea fuerte.

Quien saldrá peor  parada de esta moción será la derecha, mientras más extrema más, quienes más incómodos los medios- algunos dirán hasta que nunca tuvieron que ver con el auge de la extrema derecha neofranquista- , quienes más en ridículo las empresas demoscópicas. ¿Van a publicar un sondeo de los suyos? Un día triste también para ese lugar en la calle de Alcalá donde se refugió en censurado Rajoy- es una metáfora-, mal día para los cobardes, mal día para que te guarden el sitio con un bolso.

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