lunes, 27 de marzo de 2023

Gracias, Isaac Rosa, por este necesario aldabonazo a las conciencias en la parra.Es demencial e inhumano que esto esté pasando en un país europeo, en una democracia y en el siglo XXI. ¿Tanto cuesta llevar a la Cañada Real para evitar el apagón, unos generadores como los que el Estado está enviando a Ucrania y que, además, esa barbaridad se utilice como presión para desalojar la zona de pobres y así explotarla como negocio rentabilísimo para inversores ricos? ¿Democracia o dictadura dasalmada del ppastón?


Por fin una “buena noticia” para la Cañada Real

Varias personas de la Cañada Real encienden farolillos artesanales el pasado diciembre.

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Por fin, tras dos años y medio sin suministro eléctrico y tres-inviernos-tres en condiciones penosas, las vecinas y vecinos de la Cañada Real en Madrid tienen una buena noticia: una hora extra de luz cada tarde. Tal como lo oyen: desde hoy, el sol se pondrá en su barrio a las 20.30h en vez de a las 19.30h, gracias a que cambiamos al horario de verano. Una horita entera de luz cada día. De luz natural, claro, qué se pensaban. La parte mala es que por la mañana amanecerá una hora más tarde, sí, pero no se puede tener todo. A cambio, cada día durará un minuto más de aquí a junio: cuando llegue el solsticio de verano habrán ganado otra hora y cuarto. Y esperen, que no acaban ahí las buenas noticias (o mejor dicho: las “buenas noticias”): el invierno quedó atrás, se acabaron los problemas de calefacción. Disfruten la primavera, que como el verano venga tórrido tampoco podrán enchufar ni el ventilador.

No, no hago broma con el tema. Sinceramente, cuando esta semana escuché en las noticias eso tan viejo de “a las dos serán las tres…”, me acordé de todas esas familias, del triste consuelo que les supondrá que la noche tarde una hora más en venir, sabiendo lo que la luz solar supone, no solo a efectos domésticos y de salud, sino también para el estado de ánimo tras más de 900 días apagados. Si nosotros nos venimos arriba con salir hoy del curro y que aún sea de día, imaginen lo que significa para esas personas, sobre todo los niños y adolescentes.

En efecto, las únicas “buenas noticias” para la Cañada Real vienen por el lado astronómico, ya que por el lado gubernamental no hay novedades: todas las administraciones siguen desentendiéndose de esos 4.000 vecinos, 1.800 niños entre ellos. Da igual que lo pidan el Defensor del Pueblo, el Comité de Derechos Sociales del Consejo de Europa, organizaciones de derechos humanos y la continua movilización vecinal. Ni caso. Siguen sin luz, en la confianza de que se harten y se acaben largando, pues ese es el objetivo del maltrato institucional: que despejen una zona de alto valor urbanístico.

Unos y otros se pasan la pelota, incumplen sus obligaciones y el plazo que les dio el Consejo de Europa para restablecer el suministro de forma “inmediata”, y siempre terminan alegando dificultades técnicas, como hizo la Comunidad de Madrid esta semana pasada, requerida por Mas Madrid: “técnicamente imposible”. No es que no quieran, es que no se puede, es muy difícil, imposible, vaya.

No sé si tan imposible como restablecer la luz en Ucrania tras cada bombardeo: España ha enviado medio centenar de generadores eléctricos al país invadido, donados por empresas y por el propio ejército español, además de 163 equipos de alta tensión para reparar subestaciones eléctricas. Todo ello transportado varios miles de kilómetros a un país en guerra, que es algo mucho más fácil que lograr que Naturgy devuelva la luz a un barrio a catorce kilómetros de la Puerta del Sol. No digo que haya que dejar de ayudar al pueblo ucraniano, nada de eso, lo aplaudo. Solo señalo la evidente falta de voluntad política de quienes se esconden tras dificultades “técnicas”.

Qué vergüenza. Astronómica, esta sí.

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