sábado, 25 de marzo de 2023

¿Está Podemos a la altura de las circunstancias en un tiempo tan difícil y políticamente revuelto cómo éste?

 

Me lo estoy preguntando desde hace tiempo, casi desde que el podemismo accedió al gobierno de coalición. No estamos para juegos de poder ni para peleas entre amiguitos en el recreo del cole. Nos estamos jugando la democracia y la misma vida material, la salud psicoemocional, la convivencia ya imprescindible entre distintas culturas, territorios, hábitos, etnias y lenguas. Y no sólo en España, sino en todo el Planeta. 

Una parte de la especie humana, en vista de la que hay liada, ha decidido y está intentado un cambio de raíces, de orientación y de valores porque comprende las causas del desastre y necesita urgentemente elaborar otra forma de vida y de fundamentos que hagan posible la vida diaria y su nueva caja de herramientas para poder gestionarla. Y no se trata solo de la economía y de la ecología ni del metaverso ni de Silicon Valley y la locura desatada de unas redes sociales cada vez más descerebradas y peligrosas para la misma especie que las ha inventado, se trata de experimentar  y de reconocer una conciencia colectiva e individual despierta o ausente. 

Ausente ha estado la conciencia de nuestra especia hasta ahora, mileno tras milenio. Sólo unos pocos seres humanos más despiertos que el resto, generación tras generación y cada uno por su lado, se han ido encargando a lo largo de la historia de descubrir lo más importante: la verdadera inteligencia, que no solo se dedica a encontrar maravillas científicas y tecnológicas, sino sobre todo a desarrollar el modo más completo y más sano de utilizar lo que se va descubriendo para integrarlo en el horizonte compartido del bien común. Por eso, precisamente, los más inteligentes y con más capacidad de visión integradora nunca se han hecho millonarios con sus inventos, al contrario, casi siempre han sido los más especuladores y filibusteros, en plan sanguijuela, quienes se han ido beneficiando de los descubrimientos y mejoras de los más inteligentes, que por esa misma razón no se han dedicado a explotar como negocio sus conocimientos sino a enseñar, a curar, a educar, a orientar, a dar ideas buenas con su propio ejemplo,  y que casi siempre han acabado convertidas en negocios y especulación sin más intereses que acumular dinero, glamour, estatus social y poder. 

Un ejemplo: Jesús de Nazaret. No fundó ninguna escuela, el  ejemplo vivo de su enseñanza era su propia vida sin ataduras ni comidas de tarro. No escribió ningún evangelio ni epístola dando lecciones. Ni se dedicó a vivir de sus discursos ni montó una academia, porque su escuela era la calle, era el campo, la orilla del Jordán, las barcas de los pescadores, el lago de Genezaret, o la casa de cualquiera que le invitase a entrar para que les mostrase cómo se sanan enfermedades, cómo se multiplican panes y peces, o se convierte el agua en vino  o se resucita a quienes no están muertos sino dormidos...con una disponibilidad total para ayudar sin pedir jamás nada a cambio. Pocas veces estuvo en las sinagogas. No fundó nada. 

Pero, mira por donde, miles de negociantes aun siguen viviendo de manipular y vender sus palabras, son muchísimas las librerías y bibliotecas que a lo largo de dos milenios se han hecho de oro, como montones de arquitectos, escultores y pintores se han forrado construyendo templos, monasterios al servicio del fariseísmo Escorial o Valle de los Caídos fashion, catedrales y retablos o coleccionando copias extraordinarias de los Evangelios y de la Biblia.  Algo tan lejos de Jesús y del Evangelio como la Tierra de la galaxia GN-z11, la más lejana descubierta hasta ahora, a más de 13.000 millones de años luz. Y así estamos, of course!

Pues lo mismo se ha ido haciendo en la humanidad con todo lo que podría ayudarla a crecer, a desarrollarse y a renacer de sus propias cenizas como el Ave Fénix, en vez de ir destrozando lo que encuentra para sacar beneficios siempre con fecha de caducidad y dejando un agujero insaciable de bulimia infinita, para satisfacer una ambición y unas pulsiones que sólo son el eco del vacío, de un potencial infinito  e inalcanzable que no se desarrolla precisamente porque la energía que necesita ese desarrollo se desperdicia en satisfacer con pan para hoy, lo que mañana será de nuevo un hambre infinita que no acaba nunca, a la que se entretiene con "las ilusiones" y los autoengaños, que en cuanto se consiguen se quedan en nada. Todo consiste en devorar, y acumular para seguir devorando, de conquistar para seguir abducidos por realidades de quita y pon, que mientras se desean, nos tienen entretenidos pero que  en cuanto se logran se devalúan, "desilusionan" y se olvidan, así la especie se aburre, porque el vacío que la caracteriza solo produce bulimia, pero ni nutre ni alimenta ni sacia  de verdad, no ayuda a crecer ni a evolucionar en sano y limpio, es como un  puesto de chuches o un bareto donde picar y tomarse unas cañas, gominolas, sin comer nada nutritivo, incapaz de alimentar  de verdad y para colmo fomentando el consumo de productos nada recomendables como los azúcares artificiales, el alcohol y las grasas de la peor calidad. Lógicamente en ese plan tan obtuso como cegato no se entiende que esta vida tenga necesariamente que ser limitada en tiempos y en espacios, precisamente por el plan en que se asume y se consume. Es insostenible. Tanto biológica como energéticamente. 

¿Cómo es posible que estas circunstancias no se relacionen directamente con el aumento exponencial de los suicidios entre la gente más joven? ¿Cómo es posible que tanta ciencia no haya sido aún capaz de relacionar la pésima calidad de vida desintegradora con el vacío y la desesperanza que ese mismo vacío de sentido y de conciencia causa en el inconsciente colectivo de un modo contagioso, precisamente por la vorágine de una conexión constante mediante las pantallas e internet, que asfixian el alma, nos autosecuestran  y nos convierten en zombis totales, con el agravante de que ese estado ya es "lo normal" y no la patología masificada que es en realidad? 

El abismo es una nube en la que, sin darnos cuenta a tiempo,  se diluye la vida que somos y no conocemos ni asumiremos si no detectamos lo que hay y decidimos salir cuanto antes del pozo negro que produce esa misma nube. Y de ese infierno particular y compartido solo se sale mediante el descubrimiento de la conciencia, desde dos puntos prácticos fundamentales que nos pueden hacen frenar, mirar y ver desde ángulos más acertados y sanos. Dos claves que nos llegaron a través de la conciencia incipiente de nuestra evolución, no entendida como herramienta sino como la parte más despierta e inteligente de nuestro ser. Como el puente sobre las aguas turbulentas que cantaban Simon y Garfunkel, y que podemos construir y compartir para salir de un estado tan confuso, precario, engañoso y destructivo, que para colmo es obra de nuestra propia confusión. No se trata de buscar culpables. No los hay. Son errores sin aclarar, problemas sin comprender como tales e incluso, muy frecuentemente considerados hallazgos "maravillosos" y muy rentables, pero material y energéticamente letales en realidad, en el peor de los sentidos. 

Se trata de despertar e ir solucionando averías en el sistema que unifica materia y energía, cuerpo, mente, alma y espíritu, para que la comprensión, la luz y el bien común se contemplen como se contemplan el metabolismo y las vitaminas, el analfabetismo y la alfabetización, el conocimiento y la ignorancia, que no es desconocer información sino desconocer a tod@s como a sí mism@. Ya Sócrates, hace veinticuatro siglos, más o menos, nos dio esta imprescindible clave: conócete a ti mismo. Descartes, 21 siglos más tarde nos explicó cómo conocerse a sí mismos con este descubrimiento: cogito ergo sum: pienso, luego soy. El verbo sum significa ser , no solo existir o estar, los objetos existen y están, pero no son. ¿por qué?, porque ser implica conciencia. Y solo los seres humanos que despiertan de las inercias primarias de origen animal pueden llegar a desarrollar ese plano ontológico. Y a continuación ya en el siglo XVIII, la conclusión la aportó Kant con la definición del Imperativo Categórico: obra de tal modo que tu conducta pueda transformarse en ley universal.  

Es decir que sin un despertar y un conocimiento  de sí mismos no es posible que se desarrollen conductas éticas. ¿Qué puedes desarrollar con lucidez si no estás conectad@ a la fuente de energía que aporta la luz? La conciencia. Ética y Conciencia son inseparables. Fue Aristóteles quien atribuyó el contenido inteligente del sentimiento responsable al comportamiento automático de la costumbre, que en griego ya era llamada ética, sin ningún sentido cualitativo, como mera costumbre ritual.  A partir de Aristóteles sólo desde la conciencia se puede desarrollar la ética. Sólo con el tiempo ya hemos ido descubriendo que solo desde desde la conciencia/ética es posible una política, una economía, una cultura y una sociedad y unas relaciones interpersonales normales y sanas. Pues la ética significa desarrollar una conducta a la altura de la conciencia y del pensamiento inteligente, lo que no significa ser un Premio Nobel ni un genio, sino sencillamente estar educados en un ambiente que ya ha  dejado de funcionar en mente y emociones como los asnos, los bueyes, los lobos o las panteras. Una situación que si no se remedia, en la especie humana da lugar a la anomalía,  a la patología y a la delincuencia. No tiene otra explicación la violencia contra los más débiles que cada día sigue a toda vela en la sociedad española. Como la obstinación de ciertas políticas más de rebuzno que de palabras, que solo admiten sus intereses, ideologías y monsergas del pasado más demoledor sin que el presente y el futuro del bien común, el progreso evolutivo, la cooperación, la suma, el cuidado del Planeta, la igualdad y la justicia, del respeto a los derechos y la exigencia de deberes (pura ética/conciencia) marquen las pautas de la sociedad y la gestión de sus procesos.

En esa noria de  feria, en esa montaña rusa enloquecida, anda este mundo subiendo y bajando sin parar. Pues si se para se pierde aún más. Así que mejor destrozarse antes que detenerse y descubrir otras posibilidades mucho mejores, plenas y felices, pero menos disparatadas, como lo es tratar de controlar y poseer todo lo que existe desde una animalidad incapaz de ver más allá de los instintos, las emociones y los deseos más voraces, tratando de apoderarse de la inteligencia, del alma y la conciencia usándolas como tarjetas de crédito o como un programa de ordenador. Evidentemente, es un disparate, un absurdo, que se ha ido convirtiendo en sistema "normal" de novida, o sea, solo de desgaste y autodestrucción, por más que se pretenda vivir de maravilla en semejante plan. ¿Tienen sentido el estrés y la depresión, la violencia, la "lucha" y la constante alteración nerviosa de piques, rivalidades, obsesiones, miedos o ridiculeces "para quedar bien", "para seducir", para vender constantemente la cabra de la apariencia? Todo ese complejo de basuras se concentra en la política, en las empresas, en los negocios, en las profesiones, en las relaciones mucho más propias de chimpancés y orangutanes entrenados para parecer humanos, que de humanos de verdad. Es decir, que seguramente sería más inteligente y equilibrado ser simios normales que humanos simiescos a medio hacer. 

Por todas estas razones, pasa lo que pasa. No se madura y cuando alguien lo va consiguiendo, una mayoría brutal no se lo cree y lo mira todo con desconfianza. De modo que si un papa Francisco o una Yolanda Díaz, un Alberto Garzón, una Greta Thumberg, un Julio Anguita o un alcalde de Marinaleda lo van consiguiendo a base de esfuerzo, de inteligencia  y de cariño terapéutico por todos y todas, enseguida saltan las alarmas del personal apalancado en la costumbre for ever como les sucede a los buitres en El libro de la selva, mientras Mowgly se intenta liberar, primero de la serpiente y luego del tigre. O sea, primero de los que les combaten y después de los cegatos que les apoyan pero sin saber para qué. O sea, el caso de Podemos en el Gobierno de coalición.  

O Podemos imita a su fundador Pablo Iglesias, se despierta, reacciona, responsablemente deja la gobernanza y se dedica a otra cosa, como la enseñanza o lo que sea, aunque siga hablando de lo que mejor le parezca, pero fuera del trabajo que sirve a la ciudadanía y no a sus ideas particulares, o la nueva sociedad española que intenta salir del marrón y sumar en vez de reventar el proyecto de tod@s, las va a pasar moradas de verdad y no solo de color. Podemos está mucho más verde que morado, y no un verde ecológico sino de inmadurez. Morada está la sociedad que ya necesita oxígeno en vez de tanto anhídrido retórico. El cambio que necesitamos no precisa más ideologías sino conciencias capaces de convertir en vida las teorías y los conflictos en cooperación.

 

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