ENTREVISTA CON ALBERTO GARZÓN
"El pacto de PSOE con C's condicionó todo: sólo Unidos Podemos puede frenar un gobierno de derechas"
El líder de IU da por seguro el
'sorpasso' a los socialistas y apunta al PP como enemigo: "Hay
posibilidades de ser primera fuerza". Acusa a quienes le afean que va a
diluir IU en Podemos de "crear fantasmas para meter miedo" y los
califica de "hijos del régimen del 78"
Alberto Garzón en un momento de la entrevista.- PÚBLICO
@JairoExtreMADRID.-
Hace cuatro meses consiguió casi un millón de votos y dos escaños. El
golpe fue importante. Se quedó sin grupo parlamentario por decisiones de
los entonces rivales y hoy aliados, su organización tuvo que afrontar
un ERE, su deuda con los bancos aumentó y una nueva fuerza política
ocupó el lugar que le correspondía al discurso y programa de su
organización. Parecía, una vez más, el final de Izquierda Unida, pero
Alberto Garzón
(Logroño, 1985) ha conseguido su objetivo inicial: presentare a las
elecciones en coalición con Podemos y otras fuerzas. Podría decirse que
su plan le ha salido bien porque el plan principal ─un gobierno
alternativo al del PP─ salió disparatadamente mal.
En el Congreso de los Diputados, justo después de otra entrevista, recibe a
Público para
explicar las contradicciones de este pacto, para defenderse de las
acusaciones de liquidador de IU que le lanzan sus rivales en la próxima
Asamblea Federal y para apuntar a quien dice que es su rival político:
el PP. "
El sorpasso no es el objetivo, salimos a ganar las elecciones", afirma.
¿Se veía hace cuatro meses brindado con Iglesias tras cerrar el acuerdo?
Era impensable. Veníamos de unas elecciones en las
que se había intentado la confluencia y no fue posible. En estos meses
han cambiado las condiciones, este tiempo lo ha hecho posible. El deseo
estaba, pero no se veía posible.
¿Qué ha cambiado para que hoy sí?
Las condiciones políticas, con independencia de lo
que haya sucedido en las dos organizaciones. El PSOE tomó una decisión
concreta, levantarse de una mesa que era el germen de un gobierno
progresista, de resistencia, de cambio. Se fue a pactar con Ciudadanos,
dejando ahí a Compromís, a las mareas, a Podemos y a IU. Eso lo
condicionó todo. Íbamos empujados a elecciones anticipadas en las que,
previsiblemente, PP y Ciudadanos gobernarían con mayoría holgada, y sólo
una alianza, Unidos Podemos, podía cambiar eso.
¿Es el PSOE el responsable último, el culpable de esta coalición?
La decisión política del PSOE de prescindir de un
gobierno de transformación y resistencia fue el hito clave, propició las
condiciones favorables de esta coalición. El PSOE era la pieza clave
para conformar cualquier Gobierno distinto al del PP, pero se fue con
Ciudadanos y marcó el terreno de lo posible y, de cara a hipotéticas
elecciones anticipadas, se vislumbró la posibilidad de esa coalición.
"En Podemos ha ganado un alma que ha decidido viajar al centro, que detesta a la izquierda". Son palabras suyas de diciembre. ¿Ha cambiado esto en Podemos?
Ha habido cambios evidentes. También en IU. Tiene que
ver con lo ocurrido en este tiempo. Antes del 20-D no había una foto
del escenario electoral, sólo encuestas. Las tácticas de cada partido
eran diferentes de las que llegaron a partir del 21-D. Quedó claro que
este país daba un apoyo enorme al PP, con mayoría absoluta en escaños
del bipartidismo. Que los cambios no eran suficientes para iniciar un
proceso de transformación. Eso hizo que los partidos hayamos modificados
tácticas y estratégicas. Este acuerdo se hace pensando en este contexto
cambiante. No en las declaraciones que hicimos uno sobre el otro en el
pasado, sino pensando en la ley mordaza, la Lomce, en el
desempleo, la precariedad, la emigración. En cómo resolver los problemas
reales de la gente. La colaboración fue la opción que vimos todos.
¿Esta colaboración irá más allá de las elecciones?
"Hay una alternativa política y económica que se hace con colaboración de partidos"
No es un acuerdo meramente instrumental o de
matrimonio de conveniencia. Es una posibilidad ilusionante de construir
algo que tenga sentido propio en su conjunto. La sociedad quiere
transformar las políticas y necesita un instrumento que lo haga. Ese
instrumento puede nacer de la colaboración de muchas fuerzas políticas.
Por eso es un acuerdo que piensa en común, no sólo para vadear la ley
electoral, que lo hace también, sino para mandar un mensaje unitario:
hay una alternativa política y económica que se hace con colaboración
para revertir las que nos han traído a este desastre. Y vamos a una
campaña con actos conjuntos con Ada Colau, Mònica Oltra, Pablo iglesias,
yo…
¿Y después de las elecciones?
Lo que venga después dependerá mucho del resultado.
Es precipitado hacer cualquier valoración o hipótesis. Si sale bien,
será un claro mensaje que ayude a la consolidación de una estrategia a
medio plazo de seguir colaborando. Como el mensaje de las confluencias
en Zaragoza, Barcelona, Madrid… No fueron sencillas, pero una vez que
tuvieron éxito se consolidaron porque dejaron claro que era el camino
correcto.
Al final ha parecido un pacto entre cúpulas ¿Eclipsan los liderazgos de Iglesias y Garzón la opinión de la gente?
"El acuerdo es bueno para
IU y Podemos, pero aún
más para la ciudadanía"
El acuerdo es bueno para ambas organizaciones y
todavía mejor para la ciudadanía. Pensamos en términos de país y no en
términos corporativistas. Tiene cosas que nos gustan mucho y otras que
nos gustan menos. Y tiene costes. Para mí, hubiera sido más cómodo ir en
solitario y, seguro que para Pablo también. Evita gestionar
contradicciones y pelearte con quien te llama traidor. Pero eso no
serviría para el país. Por eso esta apuesta. Por eso estoy agradecido a
Iglesias: ha tenido una enorme responsabilidad política. Eso lo reconoce
la ciudadanía.
¿Habría sido posible este clima político sin la figura de Pablo Iglesias?
"Esto tiene que convertirse
en algo más, porque
todavía no es suficiente"
Pese a las diferencias, el fenómeno de Podemos ha
expresado un estado de la situación impensable sin su figura. Es el
responsable de que algo llamado Podemos más las confluencias haya tenido
cinco millones de votos. Eso abrió un proceso esperanzador. Nosotros
tuvimos un millón de votos, fue heroico, pero se trata de no quedarnos
en esta foto. Este hito necesario tiene que seguir hacia el futuro. Por
eso este acuerdo es la siguiente fase. Esto tiene que convertirse en
algo más, porque todavía no es suficiente.
¿Hay que renunciar a parte del ideario propio para construir ese "algo más" del que habla?
Hablando de políticas concretas hay más
facilidades para construir ese algo más. Cuando hablamos de debates
escolásticos y etiquetas conceptuales como izquierda, derecha, abajo
arriba es cuando encontramos más dificultades. Nos enrocamos demasiado
en estas cuestiones. En 2011 yo hice mi campaña por IU hablando de
"arriba-abajo" y no de "izquierda-derecha". Si mi clase social no
entiende mi discurso, el problema es mío. Muchas críticas y problemas
entre Podemos e IU han tenido que ver con el discurso. Pero no tienen
fundamento. Cuando la gente de Podemos y nosotros hablamos de lo
concreto siempre estamos de acuerdo. Durante los últimos meses hemos
visto muchos debates escolásticos sobre cómo nos definimos. Lo que
quiero es que sepamos colaborar para transformar. El discurso es ahora
lo de menos.
Alberto Garzón durante la entrevista en el Congreso.- PÚBLICO
¿Cuánta responsabilidad ha tenido Anguita en este acuerdo?
Julio ha estado ayudando mucho en la formación de
la coalición. Ha sido imprescindible. Desde el primer momento en el que
surge Podemos hemos estado en continua comunicación. No salió para el
20-D pero sí ahora y tiene un mérito enorme, no sólo de Anguita, también
de Monereo, de Centella y, sobre todo, de la militancia, implicada
desde los municipios. Todo esto es el proyecto colectivo. Anguita apoya
esta coalición aparezca o no en las listas.
Sus dos rivales en la XI Asamblea de IU critican este pacto y le acusan de liquidar IU. ¿No queda disminuida su organización?
"Mis rivales en IU tratan de generar miedo para canalizar el voto de militantes descontentos"
Por primera vez en la historia de IU, en la
Asamblea, será la militancia quien elija directamente a la dirección,
sin pasar por delegados. Competimos tres candidaturas. Pero al mismo
tiempo estamos en un debate que tiene que ser sano y tiene que hablar de
política. Las otras candidaturas han intentado crear fantasmas sobre el
acuerdo con Podemos para meter miedo y canalizar un voto de
descontento. Pero ese no es el problema. No hablamos más que de
colaboración entre organizaciones que se respetan. La militancia ha
votado abrumadoramente a favor del acuerdo, por lo que esos mensajes
son, cuanto menos, minoritarios. Lo que no se pone de relieve son las
verdaderas diferencias entre candidaturas.
¿Y cuáles son?
No tienen que ver sobre si eres más o menos de
Podemos o sobre si quieres diluir IU. No es entre traidores y
esencialistas o patriotas. Tiene que ver con la política. Nuestra
candidatura apuesta por la ruptura democrática. Impugnamos el
capitalismo y apostamos por una sociedad socialista. Pero también
impugnamos el sistema político, el régimen del 78. Y esto no lo hacen
las otras candidaturas porque se sienten, de alguna forma, hijas de este
sistema del 78 y no creen que sea posible la ruptura democrática ahora,
aunque les parezca bien. Por eso acaban postulando una moderación
ideológica que, en la práctica, se convierte en ser muy subalterno del
PSOE, porque tu propósito se simplifica a ser quien facilita gobiernos
de izquierdas. Nosotros creemos que el sistema del 78 está agotado y que
hay que crear algo nuevo, ir a un proceso constituyente y la inmensa
mayoría de la militancia está de nuestro lado.
¿Desde dónde llegaría antes ese proceso constituyente? ¿A nivel
estatal o desde las periferias del Estado, como Catalunya, donde ya han
comenzado?
"El proceso constituyente vendrá desde abajo, no desde un territorio concreto"
Catalunya está siendo la punta de lanza de la
descomposición del sistema de partidos tradicional. La antigua CDC ha
mutado en función de las circunstancia. Eso también ocurre en el Estado.
El bipartidismo tenía el 90% de votos y hoy está en el 50% y
debilitándose más aún. Esa es la clave. Hay más de un millón y medio de
hogares con todos los miembros en paro, precariedad, miseria,
desahucios... Es el caldo de cultivo de una ruptura, pero aún no sabemos
hacia qué. Puede ser canalizada por el fascismo como en el norte de
Europa o, como postulamos nosotros, en favor de más democracia, más
solidaridad, más fraternidad. El proceso constituyente vendrá desde
abajo, no desde un territorio, sino de los castigados por el capitalismo
y la crisis.
¿Cree que ya está unido todo lo que podía unirse para estas elecciones?
Depende del mapa que tenga cada uno. Falta mucha
gente por sumar, no partidos, sino ciudadanía. Esta coalición no está
hecha para sumar los votos de Podemos e IU del 20-D. El objetivo es
construir un instrumento político de atracción, con un programa y un
proyecto que atraiga también a quienes pensaban abstenerse, a quienes
votaron al PSOE y ahora están descontentos. Generar entusiasmo e
ilusión. Las encuestas no nos da aún la victoria y nosotros nos
presentamos para ganar, no para superar al PSOE. Eso requiere que seamos
hábiles y audaces.
Dan por seguro el 'sorpasso' al PSOE. Si ocurre, ¿cómo lograría el apoyo socialista a un gobierno de Pablo Iglesias?
Nuestro objetivo es ganar las elecciones. Si sólo se da el sorpasso tenemos
que ser consecuentes con nuestro proyecto. No va a haber mayorías
absolutas y se requerirá negociación y diálogo y tender la mano a
organizaciones aliadas. La base social del PSOE probablemente prefiera
un gobierno de eje social, de transformación, de izquierdas, como el
que postulamos nosotros; antes que uno de gran coalición de PP, PSOE,
Ciudadanos y la oligarquía española. Tenemos que ofrecer al PSOE un
espacio de alianza y el PSOE tendrá que decidir. Su base social es así,
pero la cúpula es más propensa a lo que dice Felipe González: pactar la
gran coalición.
¿Cómo ve a Pedro Sánchez y al PSOE a día de hoy?
"Lo que quería Susana
Díaz es que Pedro
Sánchez se inmolara"
Con grandes contradicciones que resolver. Sánchez y
la dirección me daban la sensación de que querían, al menos, explorar
la opción de la mesa a cuatro, pero la correlación de fuerzas interna
del PSOE y especialmente el Comité Federal marcaron los límites, la
camisa de fuerza que pusieron a Sánchez. El objetivo era impedir un
acuerdo con la mesa a cuatro, que estuviera Podemos. La excusa fue el
derecho a decidir, pero era clara la decisión política de la gente del
régimen para que no hubiera alternativa a Rajoy que pasara por unos
determinados principios de ruptura democrática. El ejemplo era Susana
Díaz cuando dijo que no quería pactar ni Podemos ni con el PP ni
elecciones anticipadas. Lo que pedía en realidad era que Sánchez se
inmolara. No había más opciones. Pedro Sánchez caminó al encuentro con
Ciudadanos y trató de aprobar mediante la presión una investidura con
pocos visos de salir adelante.
Alberto Garzón durante la entrevista./ PÚBLICO
¿Qué posibilidades ve de ser primera fuerza?
No sé cuántas, pero existen. El análisis no debe
ser sólo electoral. Hay que hablar de problemas de la ciudadanía. Unidos
Podemos es primera fuerza entre los votantes menores de 35 años, eso
expresa un cambio generacional. También hay mucho votante del PP o del
PSOE que, viendo mermadas sus condiciones de vida, opta por cambiar de
posición. Eso pasa en momentos como estos, de crisis. El entorno es
volátil y no será una cuestión de corto plazo. Si explicamos que hay una
alternativa de progreso a esa gente víctima de la crisis, el potencial
es descomunal.
¿Cómo haría frente, desde el Gobierno, a los poderes económicos? ¿Cómo evitar que pase lo que en Grecia?
Hay que aceptar que habría una oposición brutal
del régimen, pero de un régimen en crisis. La última crisis ha sido la
de gobernabilidad. No han sido capaces de articular una gran coalición y
las élites están temerosas. Tenemos la capacidad y el deber moral de
ganar el país y enfrentarnos a las grandes fortunas, pero la política se
basa en la correlación de fuerzas. Francia y Alemania han podido
incumplir los objetivos de déficit cuando han querido porque son
Alemania y Francia. Grecia pierde y es masacrada por el capital
financiero alemán porque representa el 1,6% del PIB de la zona Euro, es
muy pequeño. Nosotros somos el 12% del PIB de la UE y podemos ser un
faro para otros países. Tenemos margen importante para poner en marcha
un proceso de transformación social.
Desde que se anunció la coalición se ha revivido el miedo a comunismo y el término de "la pinza" al PSOE ¿Cómo se defiende?
Cuando ves al PSOE, al PP o a Ciudadanos hablar
del peligro del comunismo están haciendo una política del miedo en lugar
de hablar en positivo. Lo mismo hacen con Venezuela. Evitan el debate
político. Es inútil porque ya no estamos en los 90 y la gente ya tiene
miedo. No hace falta que se lo inculquen. Pero no miedo a los
comunistas, sino miedo a quedarse sin empleo, a que su hijo se tenga que
marchar del país, a no llegar a fin de mes… Miedo a cuestiones
materiales que dependen de quien aplica estas políticas. Nosotros no
traemos miedo, sino esperanza basada en políticas concretas: parar
desahucios, planes de empleo, acabar con la desigualdad y otras
propuestas.
¿Sigue pensando que nacionalizar las empresas estratégicas es factible?
Igual de impensable parecía nacionalizar el
sistema financiero, pero la derecha lo hizo, en parte. Se ha rescatado a
los bancos responsables de la crisis. Hicieron posible lo que parecía
improbable. Y esto debe servir de aprendizaje. Necesitamos un sector
público en sectores como la vivienda, el sistema financiero o la
energía. Es evidente. Una empresa pública de alquiler, una constructora
pública con objetivos sociales y políticos, una energética que garantice
suministros básicos a la ciudadanía. Pero la voluntad política sólo
nace en momentos inevitables, para evitar pérdidas.
¿Le gustaría ser ministro algún día?
No tengo ambiciones de ese tipo, personales. Las
tengo políticas y por eso asumo responsabilidades. Es precipitado hablar
de cargos públicos. Es importante, pero secundario a lo que es el
programa político. A la gente no le interesa tanto.
Yo diría que a la gente sí le interesa saber si Alberto Garzón será ministro de Economía o si será otra persona
Depende de si ese Ministerio estará dentro de un
gobierno del PSOE, de Unidos Podemos o en otras circunstancias
históricas. Primero veamos el contexto y luego, la capacidad de
desplegar un programa. Ser ministro por ser ministro es puro fetichismo.