¿Quién es Feijóo?: intentemos responder a su propia pregunta para clarificar su daguerrotipo como político
Necesitamos tu ayuda para seguir informando
Colabora con Nuevatribuna
Feijóo nos dice que no es Pedro Sánchez y que nunca será como el. En esto lleva toda la razón. El secretario general del PSOE jamás dirá que no es presidente del gobierno porque no quiere, como si Feijóo hubiera podido serlo. A Feijóo le bastaría con ganar una moción de censura que no se atreve a interponer porque nos las tiene todas consigo. ¿Es acaso un prócer de la patria? Francamente sus actuaciones en Europa no parecen avalar ese título. Reclama la intervención y el apoyo europeos a cada paso, pero luego se nos enfurruña como un chiquitín cuando no secundan sus excéntricas pretensiones.
Puede que tenga morriña de haber dejado Galicia, donde allí arrollaba en las urnas y navegaba con cierto narcotraficante cuyas actividades ignoraba porque no había Google en aquellos tiempos. Cuando le aseguraron que saldría presidente del Partido Popular por aclamación, se animó a dar el paso, porque así no había manera de perder. Por eso no se animó a cruzar ese Rubicón antes. Lo hizo cuando Ayuso consiguió defenestrar a Pablo Casado por meterse con las comisiones de su hermano. En aquel momento pensaban vender una sede salpicada por la corrupción, pero Feijóo hizo borrón y cuenta nueva con el rosario de sentencias judiciales por diversos abusos que pesan sobre su partido.
Para que Abascal no le haga sombra ha decidido abandonar un hipotético centro derecha y abraza todos los extremismos imaginables
Es un auténtico experto en dar explicaciones peregrinas y contradictorias, demostrando que carece de cualquier convicción estable y solo pretende sacar tajada de las coyunturas, emulando con escaso éxito el estilo ayusista. Sus puestas en escena como demagogo populista carecen del vigor que Miguel Ángel Rodríguez sabe insuflar a la presidente madrileña. Las picias de MAR suelen salir bien y siempre tira p’alante, logrando que nadie recuerde los delitos confesos del novio de Ayuso, ese ciudadano particular al que se defiende como si no lo fuera, e implicando al Fiscal General de Estado. Incluso ha logrado que dimita Juan Lobato. Una jugarreta totalmente rentable.
Pero al pobre Feijóo nada le sale bien. Presume del poder autonómico que presuntamente lidera y, sin embargo, defiende la penosa gestión de alguien tan mendaz como Carlos Mazón, para lo cual decide atacar a todas las instancias imaginables y desacreditar a quien ya es Vicepresidenta de la Comisión europea. Su deslealtad institucional es impresionante. No concibe hacer oposición al gobierno apoyándolo en las grandes cuestiones de Estado y crisis de todo tipo, allegando muestras de lo que sería un modelo alternativo. Simplemente pide que Sánchez dimita por un sinfín de variopintas razones, aunque ahora prefiere que se quede para presenciar sus derrota en las urnas. Desde que se ha quitado las gafas, tiene una visión política de las cosas particularmente borrosa.
Alberto Núñez Feijóo no parece dar la talla como estadista europeo, pese a que se considera un prócer de la patria y los vientos políticos mundiales vienen soplando a su favor
No hay forma de tomar en serio sus declaraciones, porque va contradiciéndolas él mismo y no sabe uno a qué carta quedarse. Para que Abascal no le haga sombra ha decidido abandonar un hipotético centro derecha y abraza todos los extremismos imaginables. Mantiene como portavoz parlamentario a quien exhibió riéndose fotos con víctimas de una organización terrorista, instrumentalizando el terrorismo para desgastar al gobierno. Solo accedió a pactar el relevo del Poder judicial cuando no tuvo más remedio. ¿Alguien se lo imagina firmando el pacto antiterrorista que suscribió Zapatero con Aznar como líder de la oposición? ¿Cómo hubiese gestionado la pandemia? ¿Valencia es un ejemplo de lo que su partido podría hacer desde La Moncloa? Debería haber tomado buena nota del clamoroso silencio que Ayuso ha guardado a este último respecto.
En definitiva, Alberto Núñez Feijóo no parece dar la talla como estadista europeo, pese a que se considera un prócer de la patria y los vientos políticos mundiales vienen soplando a su favor. Su viraje hacia la extrema derecha encuentra gente que ocupa ya ese lado del tablero político. Cuando cultiva la demagogia populista no sabe hacerlo como Ayuso y tampoco se beneficia de su obsesión por emular a la genuina lideresa del partido. Está claro que, si no es presidente del gobierno, es porque no le da la gana y se diría que ni siquiera tiene ganas de serlo. Menudo personaje. Seguro que tiene cualidades personales muy apreciables que no sabe transferir a su condición de político en primera línea.
::::::::::::::::::::::::::::::::::::::
A veces el verso acierta bastante más más que la prosa
para definir el mundo y recolocar las cosas...
vamos a ello familia!
ODA AL PPODER
Hay quienes en vez de Ser prefieren tan sólo estar,
figurar y parecer, sin nada más que aportar
en un mundo del revés que les encanta atrapar
de la cabeza a los pies.
Y cuando consiguen algo
nunca saben lo que hacer con el botín atrapado
que no sea colocarlo entre negocios y bancos
que sólo les den dinero y vacaciones en barcos
que los lleven por el mundo de la mano de los narcos,
a disfrutar vacaciones por los mares y océanos
de pifias y corrupciones, que son el único modo
de moverse por el mundo que semejantes objetos
conocen completamente
en tradiciones basadas sólo en la mediocridad
de las andanzas pasadas gobernadas por el miedo,
la ambición y el pedestal.
En realidad nada son, aunque acumulen ppoder
para mejor destrozar todo lo que va llegando
a sus garras insaciables, fingiendo lo que no hay
y que nunca podrá haber si siguen en ese plan,
en la ruleta constante de una mentira total,
en el casino flotante de su tara demencial
pero contante, sonante y metida hasta las trancas
en el mejunje estatal. Hasta lograr que la gente
vote sus candidaturas como si todas sus trolas
no fuesen la realidad que les dejará en la calle,
sin trabajo, sin escuelas, sin casa ni sanidad, sin justicia,
sin pensiones, sin decencia, sin ayudas,
sin futuro, sin cultura ni conciencia,
sin vida ni dignidad.
Todos a la puta calle
si no se tiene dinero ni se engaña al personal
para quedarse con todo lo que se pueda afanar
y volverse del revés para ser igual que ellos
antes de acabar fatal, sin recursos ni dinero
que es lo que manda en el mundo
cuando no hay humanidad ni luz en los interiores
que alumbre la realidad
sin que se paguen impuestos tan sólo por respirar
p'a que se forren los ricos que ya no encuentran lugar
para invertir tanta pasta y por eso se dedican
a crear necesidades que aumenten el capital
aunque el mundo se reviente con tanta traca fatal.
Es lo que suele pasar en el efecto pprecario
de badajo sin camppana y camppanas sin badajos,
que más allá del intento de vender los camppanazos
de imposible ejecución,
la realidad sin fronteras se desparrama en el suelo,
en el cielo y en la tierra, en las lluvias torrenciales,
en barrancos inundados por falta de precaución
y responsabilidad
o en incendios forestales, o imposibles lodazales,
todo en un terrible exceso de soberbia en bancarrota
y estupidez infinita, de inundación y desiertos,
que por mucho que se mienta, se finja y se disimule,
acaba por expandirse y desfilar por las calles,
gracias a jueces corruptos y asesores delincuentes
que unidos en la basura
son esa cuenta corriente que de la pobreza ajena
hace negocios crecientes en este triste planeta
que nos nutre y nos sostiene
sin campanas y ni badajos que avisen de lo que viene,
mientras mazones podridos se convierten en feijooses
y perpétuas viceversas,
donde negocios repletos
de millonarios vacíos se meriendan a los pobres
que sin saber lo que hacen les dan su voto valdío
con la ilusión invertida para que este mundo cambie
antes de hundirse en el lío de infiernos a troche y moche
con disfraz de paraísos vendidos al por mayor
entre miseria y derroche.
No perdamos la conciencia ni nos dejemos comprar
por tan torpe bancarrota convertida en vendaval
inventado por los bulos,
que no tiene otro futuro
que el más demente final en manos de tanto "listo"
que no ve tres en un burro ni distingue el bien el mal
ni lo justo de lo injusto,
ni un presente convertido en triste repetición
de un pasado sin futuro.
Así que, miremos dentro mientras salimos por fuera
a reformar el contexto, a cambiar el panorama
sin rencores ni violencia, con una nueva mirada
compartida en el Nosotr@s sin la esclavitud del ego,
a sembrar el alimento y recoger la cosecha
de nuevas entendederas
donde el alma y la conciencia
son la brújula y el mapa de la vida verdadera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario