5 de diciembre, 'dia del voluntario...' frente a los populismos
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El pasado jueves 5 de diciembre era el día del voluntariado que es una celebración coordinada por el programa de los Voluntarios de las Naciones Unidas (VNU).
Según la página de la ONU este día “se celebra anualmente el 5 de diciembre para reconocer y promover la incansable labor, no solo de los Voluntarios de las Naciones Unidas, sino de los voluntarios de todo el mundo.”
Hace unas semanas pudimos comprobar la cantidad de gente que está dispuesta a convertirse en voluntarios y voluntarias en nuestro país, y la terrible desgracia de la DANA de Valencia nos permitió poder ver en directo las marchas de miles de persona desde esta ciudad y desde todos los rincones de nuestro país hacia los pueblos más afectados, llevando productos de limpieza, agua, provisiones y sobre todo sus ganas de ayudar a los que habían perdido todo.
Hablo de aquellos y aquellas que fueron a aportar su granito sin esperar recibir nada a cambio y no toda esa gente que móvil de última generación en mano buscaban rellenar sus ratos como “influencers” mostrándose con una pala en mano y mucho barro en sus pantalones para luchar por conseguir 15 nuevos seguidores.
En una época en que políticamente estamos derivando hacia los populismos de ultra derecha, es difícil encontrar fácilmente a esa población altruista y generosa, capaz de ofrecer su propio tiempo libre
El trabajo voluntario se asocia tradicionalmente con valores como la solidaridad, la empatía y el compromiso con el bienestar colectivo. Sin embargo, diferentes ideologías pueden influir en cómo se percibe o se realiza el voluntariado.
En la mayoría de los casos, los voluntarios y voluntarias buscan ayudar a comunidades vulnerables sin importar fronteras, raza, religión, género u otros factores y por supuesto se alejan de lo que muchos de los nuevos partidos que están surgiendo por toda Europa promueven…partidos de ultraderecha obviamente, que abanderan posturas excluyentes y con gran falta de empatía.
Es gracioso ver cómo en Valencia se presentaron algunos grupúsculos de jóvenes reaccionarios vendiendo una idea de voluntariado que solo se regían por su oportunismo y la búsqueda de réditos políticos. Los movimientos de ultraderecha pueden rechazar o reinterpretar el voluntariado dependiendo de si se alinea con sus prioridades ideológicas, como la preservación cultural, el nacionalismo o la oposición a la inmigración.
Algunos movimientos ultraderechistas promueven el voluntariado dentro de su país para fortalecer la "unidad nacional" o "preservar la identidad cultural" y en España tenemos la desgracia de tener varios de estos grupos a los que además y también por desgracia se les ha proporcionado una atención mediática que a muchas otras organizaciones de voluntariado jamás se le ha ofrecido.
En el caso de la desgracia de Valencia llegaron para dejar clara su desconfianza hacia el Estado y venían a “salvar” lo que el gobierno de Pedro Sanchez y Mazon habían “dejado caer”.
Estos grupos vienen a vender su idea de voluntariado como alternativa a programas estatales que según ellos son ineficaces y para tratar de ocupar el espacio que le pertenece a los gobiernos en su control de aspectos sociales.
Para todos estos “voluntarios” con carnet de partido, si el voluntariado beneficia a inmigrantes, refugiados o minorías lo perciben como una amenaza a la "pureza cultural" o como una "imposición" de valores progresistas.
Cabe resaltar que las corrientes ultraderechistas valoran más el esfuerzo individual que el trabajo colectivo, viendo el voluntariado como una actividad que fomenta la dependencia o la "debilidad" y además en sus programas políticos no se avergüenzan de intentar recabar votos a través de cargarse todo lo que mantiene el estado del bienestar, incluidas aquellas instituciones que están para proteger y cuidar de la población.
La ultraderecha a menudo critica el voluntariado internacional, especialmente si involucra ayuda humanitaria para refugiados o comunidades migrantes, ya que esto puede contradecir su visión de fronteras estrictas y protección nacional. Sin embargo, muchos voluntarios que trabajan dentro de su propio país (por ejemplo, en desastres naturales) pueden ser bien vistos, siempre y cuando sus acciones refuercen narrativas nacionalistas.
Para muchas personas y organizaciones, el trabajo voluntario se convierte en un acto de resistencia frente a las ideologías excluyentes de la ultraderecha y de hecho muchas y muchos se involucran en ONGs que promueven la inclusión y los derechos humanos dando una respuesta directa a discursos de odio, sumándose proyectos que buscan ayudar a comunidades vulnerables o migrantes desafiando las políticas restrictivas que la ultraderecha podría apoyar.
El voluntariado y la ultraderecha representan enfoques muy diferentes sobre cómo entender y atender las necesidades sociales
El voluntariado y la ultraderecha representan enfoques muy diferentes sobre cómo entender y atender las necesidades sociales. Mientras el primero tiende a priorizar la cooperación, la inclusión y la ayuda desinteresada, la ultraderecha puede promover acciones que fortalezcan divisiones o que sean exclusivas para ciertos grupos. Esto no significa que no existan iniciativas de voluntariado impulsadas por sectores ultraderechistas, pero suelen tener objetivos y valores limitados a sus propios ideales.
Las sociedades más avanzadas suelen tener un sector voluntario más desarrollado y más gente se suma a los proyectos encabezados por las ONGs locales o nacionales. El retroceso actual y los populismos llevan a nuestra sociedad a posiciones que no queremos ni podemos permitirnos y estamos dirigiéndonos hacia una sociedad más empática, más egoísta y nos arriesgamos a dejar de lado a los sectores más vulnerables de nuestra población y a aquellos en situaciones precarias.
La ONU nos recuerda que “los desafíos actuales a los que nos enfrentamos, como el cambio climático, los conflictos y las injusticias sociales, pueden resultar abrumadores. Sin embargo, en momentos difíciles es cuando el espíritu del voluntariado brilla más que nunca. En todos los rincones del mundo, los voluntarios suelen ser los primeros en responder. Afrontan los retos con valentía, dedicación y desinterés.”
En resumen, el voluntariado es un motor esencial para el desarrollo de sociedades más justas, resilientes y sostenibles. Como en el caso de Valencia además de resolver problemas inmediatos, crean una base sólida para el progreso a largo plazo.
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