Cada día que amanece la humanidad se estremece
con el efecto pantalla,
las noticias enloquecen en el loco mercadillo
de su incansable barranco lleno de lodo y miseria
ya convertida en negocio, en oficios y en carreras
de mera especulación con todo lo que se encuentra.
No queda espacio ni tiempo para poder discernir,
de pensar para elegir en algo más que la pasta,
el éxito y el caché, ¿el futuro...? es el parné,
¿el amor? otra locura convertida en paripé,
¿la compasión? utopía, que es inútil alcanzar,
igual que las cosas buenas que no producen ganancias,
ideas para convertir en series y en artículos de prensa
o en espasmos tertulianos
donde las mentiras crecen cual hierbas contaminadas
y tóxicas a rabiar,
ocultas en los disfraces de una DANA desbordada
por tantas calamidades bailando a ritmo de salsa,
de espejismo en espejismo, sin comprender que las DANAS
son sólo el PEB -el producto exterior bruto-
de lo que vamos haciendo, porque de interior no hay nada.
¿Son la lucha y la pelea, la rabia y la frustración,
las venganzas y los odios,
los asesinos en serie de la humana condición,
la guerra y sus bombardeos, auténtico terrorismo
sin alma ni compasión por activa y por pasiva,
las soluciones precisas para acabar con el muermo
que le destroza la vida a la gente y al Planeta
y a toditas sus especies?
Analicemos despacio el camino y el proceso
del caos y su manicomio. Y qué posibles remedios
se pueden desarrollar para acabar de una vez
con semejante desastre.
Una buena alternativa puede ser la homeopatía
del alma y de la conciencia, y convertir en vacuna
social e individual,
los efectos de ese virus que mata a la humanidad
con el miedo, con el odio, la miseria y la violencia
en formato mogollón y destrozos sin parar.
De modo que la infección inoculada en gotitas
suavemente y con la luz que emana fraternidad
en vez de los jeringazos que inyecta la información
del conflicto sin parar, nos ayude a producir
una vacuna global, que nace en cada organismo
atacado sin parar,
como defensa y talante para convertir el virus
al que llamamos "el mal",
en la mejor medicina que producen las defensas
sin que sea necesario matar a los adversarios
que en realidad son herman@s en la misma sociedad
que es nuestra Casa Común,
y donde la inteligencia del amor y la verdad
es la mejor resistencia de la propia humanidad.
La violencia y sus ataques ya carecen de sentido
en un camino evidente, basado en la evolución,
que no puede soportar el exterminio animal
en un mundo donde ya la conciencia y sus funciones
han abierto los senderos de una vida diferente
y por eso, hay que cambiar la agresiva medicina
tan primitiva y rupestre -entre santos y demonios-
del ataque, la violencia,el castigo y la venganza
por la terapia serena que además es la vacuna
de una nueva condición, que no tiene que matar
para sanar sus carencias, sino aprovechar el lance
de la propia enfermedad y el propio conocimiento
de la experiencia vital, donde el perdón es salud
que es también aprendizaje,
para que aumenten y crezcan el progreso y sus defensas,
la curación infalible que nos regala el presente
del alma y de la conciencia y como nuevo bagaje
que dé lugar al futuro de una salud integral,
donde ya no es el ataque
lo que nos puede salvar, cuando ya hemos aprendido
que sólo el amor consciente tiene la capacidad
de convertir los problemas en éticas soluciones
para generar salud donde había enfermedad
y hasta convertir en bien lo que antes sólo era el mal.
Ésa es la liberación que podemos convertir
en un Nuevo Orden Mundial,
que ahora mismo es tan urgente
como el propio respirar.
Despertemos y veremos y también disfrutaremos
esa nueva Realidad!
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