jueves, 24 de septiembre de 2020

La voz de Iñaki Gabilondo | 24/09/2020 | Lo que no son bajadas de pantal...

   

Que una oposición machista y adicta al trauma per  se, atascada en la modernidad de las cavernas 'legales' del siglo XIX y adicta al hacha de sílex como paradigma político llame "bajada de pantalones" en su habitual vocabulario de astrakán al estilo La venganza de Don Mendo a gobernar con inteligencia política calibrando los momentos más adecuados para cada gestión con los menores riesgos posibles que podrían hacer más daño aun a la  ciudadanía, creo que es algo totalmente adecuado a la calaña de esa oposición perpetua a todo lo que no es ella misma. O sea, etimológicamente, idiota. Recordemos el significado auténtico del término idióthes. Nada que ver con el improperio ni la descalificación. Sólo es un término calificativamente neutro e inofensivo. Cuando no hay argumentos el resoplar, patear,  cocear y gruñir es la única reacción "normal", a años luz de cualquier rasgo de inteligencia. Dime cómo razonas y lo expresas en palabras y acciones coherentes y benéficas para todos te diré si puedes o no gobernar algo.  De momento la oposición no ha salido del establo de sus tripas y su billetera y ahí está, como un obelisco del Pleistoceno negando política y socialmente a Servet, a Galileo, a Newton, a Einstein y a Tesla y adicta totalmente a Torquemada. El Gobierno hace bien dejándolos a un lado y no perdiendo más tiempo en mamarrachadas constantes. Lo urgente es que España deje de ser la excepción eterna de la inteligencia civil, social, política, legal, económica y cultural para que pueda integrarse de una vez en una Europa que le lleva en todos los aspectos, un par de siglos de adelanto en lo fundamental, no es ya posible resistir en el siglo XXI siendo el Guerrero del antifaz en un reducto templario. 

En cuanto al hecho de que el Rey no haya acudido a Catalunya como Jefe del Estado para inaugurar el festejo del Poder Judicial, me parece una medida  inteligente y prudente en un momento tan difícil y donde todos sabemos de sobra lo que significaría otra visita real: una provocación y sacada de quicio de la ciudadanía catalana, en tiempo de celebración de la diada, que está sufriendo doblemente el problema doble, por un lado la presión independentista y por otro  estar integrada constitucionalmente en un estado central desastroso que no le ha permitido la expresión legítima de su voluntad soberana en las urnas, precisamente porque la soberanía la tiene un estado ¡presidido por un soberano! no elegido por el pueblo sino diseñado y colocado por un dictador y aceptado por un cínico y manipulador chantaje del establishment españolazo por encima de todo, hasta de la propia democracia que tanto vocifera. España es un oximoron. Catalunya mayoritariamente es república natural. En cualquier pueblecito del Pirineo, del Montsant,  de la Vall del Segre o del Ampurdan, se puede encontrar en el balcón del ayuntamiento la bandera y el cartel de República de Siurana, de Organyá, de Ponts, de Prades, de Mollerusa...No se odia a la monarquía, simplemente se la echa de más. Se abomina del el monarcado pero personalmente se compadece al mismo tiempo al monarkonte, que también es una víctima de la misma tela de araña de disolución secularmente procastinada en la que ha nacido y ha sido programado para no saber hacer otra cosa que "soberanear" por todas partes.  No es un delito considerar la monarquía una antigualla innecesaria, un despilfarro inútil y un parasitismo dinástico que se carga desde su base la propia igualdad imprescindible para que exista la democracia. Sólo eso. 

Si el Gobierno ha recomendado al Rey que se abstenga de viajar a Catalunya en esta ocasión, porque hay razones sociales y políticas más que suficientes para ello, ha acertado de pleno al no reaccionar en plan porcojonista ppepero y voxcero, que sería psicoemocionalmente como aplicar otro mini 155, y porque además de comprender que no está el horno para semejantes bollos, así, además, se ha hecho evidente un requisito básico con la demostración práctica y teórica, como siempre, de que el Jefe del Estado en una democracia es obediente al mandato popular, al poder representante  del Legislativo y el Ejecutivo, y que Felipe Borbón no es un señor feudal "asumiendo los plenos poderes" pase lo que pase y con dos pares de lo de siempre,porque así lo dictan leyes del medievo puestas al día en siglo XIX y renovadas hasta en letra pequeña para que no se pierda detalle y tradición/transitoria en el siglo XXI. 

Creo que, lejos de una aparente "bajada de pantalones" ante Catalunya, el Gobierno ha acertado plenamente con esa medida y el Rey ha demostrado al aceptarla que está a la altura de la situación mucho más que cualquier otro de sus antepasados en el cisco dinástico, y que si se lo propone puede incluso estar y funcionar a la altura de los monarcas europeos compatibles con la democracia de sus estados, porque se sienten más ciudadanos al servicio de la comunidad que señores de la ppatria con derecho de eterna pernada. Quién sabe si en esa altura moral, el mismo Jefe del Estado no querría además ser legitimado en las urnas pro un referendum constituyente de verdad que le concediese la legitimidad que no tiene a día de hoy ni tendrá mientras el pueblo no le elija en las urnas , sin presiones ni chantajes, sin juegos de salón y miedos sin fundamento a estas alturas de la historia.

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